El Real Madrid sacó ante el Inter su manual de resistencia en la Champions, una competición en la que el Madrid nunca muere. O casi nunca. Benzema y Ramos adelantaron rápido a los de Zidane pero Lautaro en la primera parte y Perisic en la segunda igualaron el duelo. Cuando la cosa se puso fea Zidane sacó a Vinicius, que agitó el partido, y a Rodrygo, que selló con su gol tres puntos que pueden valer la supervivencia del equipo blanco en esta Champions.
Por una vez y sin que sirva de precedente Zidane no sorprendió a nadie. El equipo del Real Madrid que televisó ante el Huesca entre descansos y cambios fue el que puso frente al Inter. Zizou, aunque fuera de casualidad, ha encontrado en Lucas Vázquez un lateral derecho de emergencia. También con las recuperaciones de Asensio y Hazard ya tiene mosqueteros para acompañar a Benzema. En el centro del campo Valverde y su vigor son el queso del sandwich mixto que forman Casemiro y Kroos. Modric, por mor de la biología, ya es el jugador número 12 en este equipo.
El Madrid salió dispuesto a pasaportar al Inter por la vía rápida. Hazard se movía entre los tres centrales visitantes con la soltura de Carlos Herrera en la feria. De sus botas nació la primera ocasión para su equipo en el minuto 4 con una buena asistencia a Marco Asensio, cuyo remate lo desvió a córner Handanovic con una espectacular mano cambiada.
Presionaba muy arriba el Real Madrid, tanto que a veces se descolocaba por el ímpetu. Poco antes de los 10 minutos la tuvo el Inter en una contra que pilló mal parado a Sergio Ramos y que derivó con una llegada en avalancha al área de Courtois y con un remate de Barella al travesaño. Le siguió un disparo envenenado de Lautaro que repelió a contrapié el portero del Madrid.
Nadie dijo que ganar al Inter fuera fácil. Zidane lo sabía. Y sus jugadores también. Las dos ocasiones del Inter metieron miedo al Real Madrid, que perdió gas en la presión. Pero entonces apareció Achraf, el infiltrado del equipo blanco en el equipo de Conte, para regalar el primero a los blancos. El lateral, presionado (puede que en falta) por Mendy, asistió sin querer a Benzema que aceleró, tumbó a Handanovic con un regate, se acicaló dentro del área como el ciclista que se estira el maillot antes de cruzar la meta, y marcó con su estilo de delantero bohemio.
Intercambio de golpes
El tanto espoleó al Real Madrid, que se vino arriba. Tanto que en un córner encontró el 2-0. Lo marcó Sergio Ramos, su mejor nueve… y no tiene oferta, oiga. De renovación, digo. El capitán atacó el primer palo, se elevó, se sostuvo en el aire y describió un cabezazo picado que se coló junto el palo izquierdo de Handanovic. Zidane celebraba tener el partido encarrilado en media hora, pero la alegría apenas le duró un minuto. El que tardó Lautaro en aprovechar un desajuste entre Ramos y Varane dentro del área tras una delicatessen de Barella en forma de taconazo imposible. 2-1 y el gozo de Zidane de tener el partido encarrilado en un pozo.
De ahí al descanso ocurrieron pocas cosas. En la reanudación el Real Madrid siguió apretando arriba al Inter, que trataba de atacar en busca del empate. La peor noticia para Zidane fue una entrada por detrás de Brozovic a Hazard, que inmediatamente se echó la mano al tobillo. Era el bueno, pero el central del Inter le había dejado la huella como un mordisco de tiburón.
Zizou puso a calentar a Vinicius y Rodrygo… por si acaso. El Real Madrid, mientras tanto, trataba de resistir las embestidas del Inter que presionaba con más descaro que el doctor Simón hablando de las enfermeras infecciosas. Alcanzamos la hora de partido con el vértigo bajo control pero el marcador en peligro.
Remonta el Inter
Ahí llegaron los cambios previsibles de Zidane: Vinicius y Rodrygo por Hazard y Asensio. Vini es como un chupito de Jaeger Master: te agita desde que te entra en el cuerpo. Generó una ocasión nada más salir que terminó en un disparo de puntera de Lucas Vázquez que se marchó fuera. A la ocasión fallada respondió el Inter con el 2-2. Fue un mal despeje de Ramos, que acabó en los pies del siempre venenoso Arturo Vidal. El pase del chileno llegó a Lautaro, que asistió de cabeza a Perisic, que acabaría batiendo a Courtois con un remate mordido y esquinado.
Partido nuevo y a volver a remar. Pero el duelo pasó a ser claramente del Inter, que perdonó dos ocasiones seguidas. A Zidane le apretaba el nudo de la corbata y metió a Modric por Kroos en el 74. Respondía Conte metiendo al campo a Alexis Sánchez. Y justo cuando las cosas empezaban a ponerse realmente feas apareció la conexión brasileña: Vinicius aceleró, levantó la cabeza y encontró a un compañero, Rodrygo, que controló y fusiló en el área. Al Real Madrid le quedaban diez minutos para aguantar la ventaja.
Benzema perdonaría el 4-2 tras otra notable jugada de Vinicius. El partido se iba agotando y también el tiempo al Inter, que trató de buscar el empate con ahínco hasta el final. No lo logró y el Real Madrid salvó tres puntos vitales para la supervivencia del equipo en la Champions una competición en la que el Madrid nunca muere. O casi nunca.