En la quinta entrega de 'Colgar las alas'

Casillas narra su guerra con Mourinho: «Asumí que yo era el topo»

En la quinta entrega del documental 'Colgar las Alas', sobre Iker Casillas, el guardameta habla sobre la etapa de José Mourinho en el banquillo del Santiago Bernabéu: la máxima tensión en los Clásicos y los momentos difíciles con el entrenador portugués

Mourinho, sobre su relación con Casillas: "No diría amor-odio, diría amor, con momentos negativos"

casillas mourinho
Casillas y Mourinho durante una rueda de prensa en su etapa en el Real Madrid.

En la quinta entrega del documental ‘Colgar las Alas’, de Movistar, Iker Casillas se centra en la etapa de José Mourinho en el banquillo del Real Madrid. El guardameta habla sobre su relación con el entrenador de Setúbal, de las tensiones que había en los Clásicos, etc. «Asumí que yo era el topo», relata el ex portero y ex capitán del Real Madrid, que reconoce arrepentirse de no haberse defendido ante tales acusaciones.

Iker Casillas repasa algunos de los momentos más difíciles a nivel personal que pasó en el Real Madrid en el quinto capítulo de ‘Colgar las Alas’, el documental que Movistar ha hecho en torno a la vida y carrera del guardameta.  El portero madrileño se centra en la etapa en la que José Mourinho estuvo al frente del banquillo del Santiago Bernabéu, en un momento en el que se rebosó el límite de tensión en los Clásicos y que coincidió también con la suplencia de Iker en algunos encuentros, además de ser acusado de ser el topo del vestuario. 

“¿Qué tengo que hacer, defenderme de algo que no es? Me tocó a mí algo que no hice… Me callé más y asumí que yo era el topo y el que hablaba con la prensa. Me callé mucho más de lo que tenía que haber dicho», cuenta Iker Casillas. Una acusación que le llegaba incluso de parte de la afición. El portero relata un episodio que vivió con unos aficionados, que le increparon. «Yo iba en mi coche tranquilamente, y me empezaron a decir «La culpa es tuya, es tuya…». Era por todo lo que se había hablado. Como no decía nada, se enrevesó todo y fui víctima de mi silencio», valora Casillas.

Tensión en los Clásicos

Iker Casillas recuerda cómo se vivían entonces los Clásicos, con un alto componente de tensión añadida a lo que ya de por sí era enfrentarse al eterno rival. «Era una batalla por intentar ser mejor que el otro. Tenso. Fue demasiado tenso. Un poco de todo, no político, pero hasta un punto. No estábamos preparados para vivir los partidos así. Sentíamos que no llegábamos a estar a su altura. Tocó vivir la Champions del 2006, la de 2009, 2012, el 2-6, el Sextete que hizo mucho daño… Menos mal que Mou con el Inter les eliminó en semis de 2010. Lo sentimos hasta como un alivio», comenta el de Móstoles.

La tensión fue aún mayor en la Copa de 2011, como recuerda el guardameta. «Hubo una agresividad mayor. A veces la veo y digo qué agresividad. Cuando veíamos cada falta y los jugadores del Barça rodeaban al árbitro, dijimos vamos a hacer lo mismo. No podíamos ser cortés con ellos. Aquella final fue importante por aquella tradición del Barcelona», relata Casillas.

En esta entrega, Iker también habla de cómo empezó la crispación con Mourinho. «Hay una huelga en agosto de 2011. Yo como capitán hablo con mis compañeros y decidimos que no vamos a jugar y que no se disputará esa primera jornada. Nos dijimos dos cosas que nos tomamos mal los dos, pero ahí se quedó. Luego llegó la Supercopa. La imagen que dimos fue lamentable. Podía haber batallas, luchas, partirte el alma… Pero otras cosas… Eso yo lo veía en otros equipos más chabacanos, que tienen que hacer otro tipo de tretas, pero no para nosotros», añade Casillas con el momento del dedo de Mourinho al ojo de Vilanova en la mente.

Ante eso, Iker Casillas asumió el rol que consideraba que debía dada su poisición. «Yo como capitán del Madrid y la selección tenía que medir porque esto no era una guerra. Pero ahí nosotros ya teníamos un cierto distanciamiento».

Altibajos con Mourinho

Casillas reconoce que la relación con Mourinho pasó por momentos malos y buenos. «Hay un partido con el Levante, en el que nos distanciamos a varios puntos del Barcelona. Y ahí empezamos dejar de hablar. Un día en un cuarto solos él me empezó a decir que si podía hacer todo de cara a la galería para la gente. Yo le dije que tampoco me parece coherente que un profesional le metiese el dedo en el ojo a otro entrenador», comenta Iker.

Después se sentaron a hablar y la relación mejoró. Incluso, durante la Eurocopa 2012 hubo cierta complicidad entre ambos. «Ahí fenomenal. Incluso hubo mensajes de broma de quiero que gane Portugal… Fue el momento más completo. Ese de sentirte por encima del resto, pero a años luz. Estaba completamente seguro de que la íbamos a ganar».

Pero volvió a torcerse en la temporada 12/13, donde llegó la primera suplencia de Iker Casillas, después su lesión en la mano, etc. «Nuestro desgaste fue el tercer año. Hasta el segundo era relación amor-odio. Me comentó que no me veía centrado, no me veía bien… Y yo pensé que podía ser verdad. Tenía otras cosas que también me preocupaban», confiesa el guardameta.

Sin embargo, con el paso de los años y en un momento importante, después del infarto que sufrió el portero, Mourinho le mostró su cariño y apoyo. «Se puso en contacto conmigo, me deseó lo mejor. Son los detalles con los que tengo que quedarme. La gente le ha sacado más punta que nosotros», concluía el guardameta.

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