Ricardo de Burgos Bengoetxea vuelve a cruzarse en el camino del Real Madrid. El árbitro vasco será el encargado de pitar el partido de los madridistas en el Carlos Tartiere, donde se enfrentarán al Real Oviedo. El colegiado vuelve a verse con los blancos después de la final de Copa del Rey, donde el conjunto blanco solicitó cambiar los árbitros después de la rueda de prensa previa al partido, en la que éste rompió a llorar al decir que a su hijo le decían en el colegio que su padre era un ladrón, mientras que González Fuertes, que iba a estar en el VAR, amenazó al club por los vídeos que emiten en su televisión.
Pese a ello, la actuación de De Burgos en la final de Copa fue buena. El Real Madrid terminó perdiendo en la prórroga, pero en un partido en el que la polémica que hubo, la resolvieron ambos de maravilla. Raphinha se tiró en el área ante Asencio, De Burgos Bengoetxea tragó y pitó penalti, pero desde el VAR le llamaron. Era el último minuto del partido, con el duelo empatado a dos.
Aunque fue después de esa final donde sí que hubo escándalo, por falsear el acta arbitral. Expulsó a Rüdiger, que se volvió loco en el banquillo y llegó a lanzarle –sin alcanzarle– un hielo. Al alemán le cayó una sanción ejemplar. Pero también expulsó a Bellingham por, presuntamente, ir hacia donde estaba el equipo arbitral «en actitud agresiva, teniendo que ser sujetado por sus compañeros», algo que no sucedió.
De hecho, el Comité de Competición fue contundente ante la reclamación del Real Madrid, dejando sin castigo al inglés: «Las imágenes aportadas acreditan una realidad distinta a la relatada en el acta arbitral ya que ni hay proximidad al colegiado, ni se observa una actitud agresiva, ni puede apreciarse que lo sujetaran sus compañeros para evitar una acción agresiva dirigida al árbitro, que es lo que explícitamente indica el acta, en la que no se refleja nada más».
Las polémicas con De Burgos Bengoetxea
Entre las acciones polémicas de Ricardo de Burgos –como quieren que se le conozca ahora– en partidos del Real Madrid, destaca el penalti fantasma de Tchouaméni a Lino en el derbi de la pasada temporada. Estaba en el VAR y llamó al orden a Soto Grado para que acudiera al monitor a revisarlo. El balón pasa de largo, los dos van al cruce y, sin que ninguno toque balón, al apoyar los pies en el suelo se produce un leve contacto. Desde el Comité se ha aclarado que esto son acciones fortuitas que no deben ser sancionadas. Entonces fue penalti.
Además, también hay un penalti que sufrió Brahim en Getafe en la 23-24. El malagueño fue derribado en el área de forma clara, pero ni De Burgos Bengoetxea ni desde el VAR vieron nada, pese a que la falta era más que evidente. También protagonizó una acción surrealista en el Sánchez-Pizjuán, cuando vio una supuesta falta de Rüdiger en la recuperación del Madrid, consideró que no era y, cuando vio que Rodrygo y Bellingham se plantaban solos, la señaló, invalidando el gol que acabaron marcando.
Por si fuera poco, fue el que expulsó a Vinicius en Mestalla hace unos años, en el famoso partido en el que el brasileño fue víctima de episodios de racismo. Le echó por agredir a Hugo Duro, tras verlo en el VAR. Ese día se hizo un uso torticero de la herramienta, puesto que únicamente le pusieron ese momento y no la acción entera, en la que se ve como Mamardashvili tiene sujeto a Vinicius y Hugo Duro también llega a agredirle.