El Barcelona volvió a lo clásico. Volvieron a golear a un Real Madrid valiente, que perdonó, lo pagó y que, tras fallar un penalti en el tramo final, con 2-0 y que las hubiera metido de lleno en el partido, se dejaron llevar. A partir de ahí, llegó una nueva goleada culé. Ewa Pajor, en una muestra de efectividad tremenda, encarriló un partido a ida y vuelta, en el que pudo pasar de todo, pero en el que acabó pasando lo de casi siempre. Schertenleib y Aitana redondearon en el descuento la victoria culé, que vale prácticamente una Liga.
El conjunto culé se venga de esta forma de lo sucedido el pasado año. Las madridistas ganaron su primer triunfo en la historia de los enfrentamientos entre ambos equipos, pero no pudieron repetir. El resultado que no muestra para nada lo visto sobre el césped durante buena parte del partido, pero las blancas se vinieron abajo después de que Cata parase un penalti a Weir. Supieron entonces que no había opción de rascar nada positivo y las azulgranas lo aprovecharon para deleitarse una vez más.
Se quedaba fuera de la alineación Aitana Bonmatí por unas molestias en el Barcelona, entrando en su lugar Vicky López. Por lo demás, once de gala de Pere Romeu, que recuperaba para la causa a Ewa Pajor. Y menos mal. Por su parte, el Real Madrid sorprendía con Keukelaar de inicio y por la izquierda, Weir por la derecha y Feller en punta, con Linda Caicedo muy liberada en el enganche.
Con las expectativas altísimas llegaban las madridistas, a las que no tardó Alexia en avisarlas. Medio minuto tardó en mandar el balón a la madera, en lo que recordó inmediatamente a las goleadas habituales. Pero respondió el Madrid con un gol de Weir que, sin embargo, no subió al marcador por fuera de juego. En un intercambio de golpes, Pajor marcaba pero lo hacía en un fuera de juego ajustadísimo y Feller mandaba también al palo un pase de la muerte.
Se mantenía, por tanto, el empate a cero en el marcador, hasta que, de nuevo, apareció la polaca. Pajor no desaprovechaba un balón con toda la intención de Pina. Punteaba y a celebrar. Un cuarto de hora había durado la locura, hasta que el Barcelona tomaba el mando y se ponía por delante. A partir de ahí, pudo resolverlo la delantera culé, que marcó de nuevo aprovechando un rechace de su propio cuerpo. Pero ese rechace venía de su brazo y, aunque iba a apoyarlo en el césped, una mano inmediata a gol es mano, por tanto, no valió.
Sí que valdría el de después. Pajor quería más y volvió a aparecer en una jugada casi igual a la del primero, pero desde el costado contrario. No acertó a despejar Yasmim, le quedó a Graham, que la puso tensa y la polaca metía el pecho para mandarla a guardar. Esta vez sí, se establecía el 2-0, a la media hora.
A partir de ahí, el conjunto blanco se fue desatando. Antes, Keukelaar había dejado sola a Linda ante Cata, pero la guardameta evitó el empate. Intentaron recortar distancias ante una buena defensa que se lo negó, pese a que oportunidades tuvieron para ello, como una de Weir, que la picó ante la salida de Cata y, cuando parecía que iba para adentro, apareció providencial Paredes para despejar.
El Barça vuelve a golear
Pese al marcador, el Real Madrid había cuajado una buena primera parte, terminando además mejor que el Barcelona. Comenzó la segunda y lo hizo con las blancas dominando más. Consiguieron alejar al Barcelona de su área, pero no ponían apenas en aprietos a Cata Coll. Buscando darle un vuelco al choque, Quesada introdujo a Redondo, Athenea y Shei en el terreno de juego. Una revolución ofensiva en toda regla aunque manteniendo el dibujo.
😱 ¡PARÓ EL PENALTI CATA COLL!
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— Liga F (@LigaF_oficial) November 15, 2025
Lo consiguió, con una Athenea que provocó un penalti. Cata saltó a por un balón, se le escapó, cayó al césped y arrolló a la cántabra. Lo tuvo que revisar la árbitra por petición madridista, pero Caroline Weir lo tiró a media altura y la portera lo detuvo. Se le escapaban las opciones a un conjunto blanco que tiraba la toalla con el 3-0 de Schertenleib y al que se le iban a hacer muy largos los 11′ de añadido. Aitana ponía el cuarto, que subía al marcador tras comprobar que no había fuera de juego.