El Real Madrid se vengó de su verdugo en la última final de Euroliga, Panathinaikos (90-86), en la jornada 4 de la fase regular de la presente edición y demostró que no hay nada como su pabellón, donde sigue invicto, para suplir las carencias de un equipo en desarrollo y que poco a poco va adquiriendo su fuerza. Este jueves residió en el acierto ofensivo y, aunque sea en fases contadas, en echar el candado atrás. Todo ello coincidió con la mejor versión de Walter Tavares en su aro y la inagotable fuente de experiencia de Facundo Campazzo, máximo anotador de los blancos con 19 puntos que rubricó con cinco asistencias y seis rebotes. Kendrick Nunn fue el que más encestó del choque (23).
La fórmula perfecta para salir del bache quizá sea la compuesta por volver a casa y vengarse del, a priori, favorito. Eso es lo que descubrió el Real Madrid esta tarde noche de jueves en el WiZink Center contra el Panathinaikos, ese rival que le derrotó en la final del Uber Arena de Berlín hace casi cinco meses. Los blancos firmaron su arranque más explosivo en lo que va de curso y sentó así las bases de un triunfo muy necesitado a la par que ansiado en lo anímico.
Salió de inicio Chus Mateo con un quinteto idéntico al que tanto rédito le dio frente al Zaragoza, es decir, el de su última victoria esta temporada hace ya 11 días, lo que en baloncesto es un período considerable de días sin ganar. Lo componían Campazzo, Alberto Abalde, Dzanan Musa, Eli John Ndiaye y Tavares. Le dio también rendimiento en un cuarto inmaculado en ataque en el que se salió el base argentino (10 puntos) para el 28-19.
Ergin Ataman, a diferencia de lo que le permitió en la capital de Alemania un tiempo atrás, apostó de lleno por Juancho Hernangómez (16:21 al descanso), que lo jugó prácticamente todo en la primera parte y se lo reconoció con una buena actuación (tres de tres en triples). Notaron los de casa el rato sin Campazzo, que salió para el tramo final de un flojo segundo parcial en anotación que lideró Panathinaikos (43-38).
Partido serio del Real Madrid ante Panathinaikos
Musa acudió al rescate en el inicio de la segunda parte con siete puntos en poco más de dos minutos que dieron aire a los suyos para dejar atrás y olvidar definitivamente ese fatídico tercer cuarto de Berlín. En este sí que fue muy superior el Real Madrid, con sus cinco hombres de inicio la mayor parte del mismo, y volviéndose a escapar hasta los 15 puntos de diferencia, lo que obligaba a Ataman a frenar el recital (64-49).
El Real Madrid agrandó el dolor griego y continuaba su escapatoria hacia la victoria con una máxima de 17 puntos para el 70-58 al final del tercer cuarto gracias a un triple sobre la bocina del renegado Cedi Osman –eligió a Panathinaikos antes que a los blancos este verano–. El espectáculo estaba servido en un último parcial para la alegría blanca, que comenzó exhibiéndose con una de las canastas de la Euroliga, un alley oop que sirvió Campazzo y machacó Mario Hezonja.
No se descuidaron en defensa los de Chus Mateo, que por momentos del partido secaron al campeón de Europa. El Panathinaikos se reenganchó a 5:41 del final (78-71) con un parcial de 0-9 que hacía saltar las alarmas en el WiZink. Tavares, intocable cuando juega sin faltas (29:18 minutos en pista), volvía al ruedo para anotar y salvaguardar una situación cercana a complicarse.
Calmó los nervios Campazzo con un triplazo que le arrimaba a la veintena antes de sentarse y dejar paso a Sergio Llull. Hezonja le reemplazó en la faceta de triplista con un triple más que replicó Juancho con otro para dejar a los de Ataman con vida antes de la enésima revisión arbitral a 1:28 del final (90-81). Dos canastas más acercaron a un Panathinaikos que se quedó sin tiempo ante un Real Madrid que regresó a la senda de la victoria tras dos derrotas seguidas y que salvó una bola de partido.
