Él nunca se quiso marchar, pero las condiciones impidieron que se quedara más tiempo en el club que le enseñó a ganar títulos. Vincent Poirier regresaba este jueves al WiZink Center, el que fue su pabellón durante tres temporadas, pero lo hacía con la camiseta del Anadolu Efes para enfrentarse a su Real Madrid en el partido de la jornada 10 de la Euroliga.
La afición madridista demostró que no se olvida fácilmente de sus ídolos con una tremenda ovación, y es que el francés dejó un recuerdo inmejorable y siempre será concebido en la parroquia blanca como uno de los dos componentes de una de las mejores parejas de pívots de la historia del club. El otro, cómo no, es Walter Tavares, con quien saltó a por la primera posesión en una imagen ya icónica para el madridismo.