El Real Madrid no levanta cabeza en la Euroliga. El equipo blanco llegaba a su quinto encuentro en la máxima competición continental con tres derrotas y un triunfo gris –frente a un mermado Khimki– y el Barcelona, rival de tronío y máxima competencia histórica, demostró que la crisis europea del equipo blanco es una realidad, con un encuentro en el que fueron mejores desde el principio ante que los pupilos de Pablo Laso, quienes no dieron con la tecla, llegaron tarde al partido y sólo pudieron maquillar un resultado (79-72) que al descanso amagaba con convertirse en una paliza.
Se esperaba una buena imagen más allá del resultado por parte del Real Madrid, pero la respuesta de los jugadores a Pablo Laso no fue ni mucho menos la esperada. Una primera mitad pésima en todos los aspectos le costó el partido al conjunto blanco, superado de cabo a rabo por un Barcelona mucho más conectado y extramotivado al destapar las debilidades del eterno rival. Ni siquiera necesitaban los culés a su estrella, un Nikola Mirotic que añade picante y calidad a cada Clásico, pero de cuya ausencia el principal beneficiado fue, curiosamente, su equipo.
Sin prácticamente brotes verdes en el Real Madrid, la segunda parte se presentó con 21 abajo en el marcador y con la necesidad de sacar el amor propio, para cuanto menos evitar la paliza que se asomaba si o aparecía urgentemente un cambio de contexto. La salida de los clásicos extranjeros del equipo, Trey Thompkins y Jeff Taylor, recuperó cierta determinación en el Real Madrid, donde Campazzo comenzaba a despertar del letargo en el que lleva inmerso varias semanas.
El resultado fue una reducción de la desventaja, incluso por debajo de los diez, pero Higgins, Abrines y compañía se encargaban de colocar la paciencia necesaria en el choque para no entrar en crisis. Al Madrid no le salía nada, con Deck en el banquillo tras una lesión desafortunada en su tobillo, mientras Abalde y Taylor se turnaban como falsos ala-pívots en un entramado novedoso y desesperado de Laso, virtuoso en la pizarra por urgencia.
Reacción sin premio
El Madrid, no obstante, es un equipo campeón, dominador del baloncesto español y portentoso en Europa, y luchó hasta el último minuto por combatir en busca de una remontada que habría sido histórica. Con Campazzo, Thompkins y Llull como estiletes, los blancos se colocaron a cinco en los últimos minutos, pero un canterano culé, Sergi Martínez, iba a culminar su partidazo –7 puntos y 8 rebotes– con la canasta que confirmaba la victoria del Barça y convertía la preocupación que sobrevolaba en el ambiente del Real Madrid en realidad.