Euroliga: Real Madrid 91-86 Barcelona

Llull y Musa recuperan el Clásico para el Madrid

El Real Madrid superó al Barcelona en un partido decidido en la prórroga con actuaciones estelares de Deck, Llull y Musa

Un Clásico en la cima europea

Real Madrid Barcelona
Musa celebra una canasta.

El Clásico vuelve a teñirse de blanco tras dos derrotas consecutivos y el conato de una tercera que estuvo a punto de suceder, de no ser por una reacción meteórica y repleta de coraje del Real Madrid. El conjunto merengue aprovechó el factor cancha y superó al Barcelona (91-86) tras una prórroga a la que se llegó acto seguido de una remontada liderada por Sergio Llull y secundada por el MVP del partido, Gaby Deck. Dzanan Musa, con una personalidad que mueve montañas, hizo suya la prórroga en ataque y defensa y ató un triunfo importantísimo para la clasificación –líder en solitario–, pero sobre todo para la moral del Madrid.

El Madrid, que fue a remolque en la práctica totalidad del encuentro, tuvo la suficiente calidad en sus puntales para pasar de meros arreones al definitivo, el que desató la furia de Sergio Llull, quien pasó de un 0/5 en tiros a anotar los cinco que tuvo en el momento decisivo y que valieron una remontada que valió la prórroga. Higgins se empeñó en empañar el sorpasso merengue, pero finalmente sólo pudo igualar. Una vez ahí, doble situación de pasos de Mirotic y Llull y un tiro fallado por Satoransky que mandaba el encuentro al tiempo extra.

El mejor hasta entonces, echándose a un Madrid mediocre en ataque y algo superior en defensa, fue Gabriel Deck, descomunal en cuanto a intensidad y resolución cara al aro. Sobresaliente encuentro del argentino, al que sólo la superioridad de sus compañeros en el tramo decisivo provocó que compartiera los focos. El Barça, siempre por delante pero no demasiado, estaba cómodo en el encuentro, con las ideas más claras que el Madrid y una labor coral que permitía que fueran anotando Mirotic, Vesely o Satoransky de forma alternativa. Dominio sin brillantez y muchas pérdidas que acabarían costándole caro al conjunto de Jasikevicius.

Con Hanga lesionado, Williams-Goss renqueante y Alocén y Abalde de baja, a Chus Mateo no le quedó otra que encomendarse a los Sergios. El primero puso algo que claridad en la primera mitad, así como en los minutos finales de tercer cuarto, aún con el Barça siendo superior. El segundo, pese al mal momento que atravesaba, demostró que su fe atraviesa montañas y comenzó a encenderse hasta hacer explotar el partido. Llull pasó de mirar a canasta sin confianza a verla como una piscina olímpica.

Todo entraba y así el Madrid, como tantas veces en la última década, fue fraguando su remontada. Triple inverosímil, tiros libres, bandeja marca de la casa… el repertorio de Llull estaba activado en su totalidad, incluyendo un triple que fue anulado por una falta en el bloqueo de Tavares, que sirvió para encender la mecha del público, muy enfadado con los árbitros en el tramo final, que acabaría en prórroga.

Éxtasis en el Clásico

Una vez en el extra, sucesión de héroe por segunda vez en el Real. Pasamos de Deck, el sostén del equipo, a Llull, el implosionador, para finalizar con la exquisitez hecha baloncestista, ejemplificada en un Dzanan Musa que fue todo en la prórroga, traduciendo esto en el júbilo del Palacio y la victoria del Madrid. El bosnio comenzó con un taponazo que levantó al público y suyos fueron ocho puntos consecutivos que, junto a un triple de Hezonja, pusieron una renta de nueve que terminó de rendir al Barcelona.

Dos despistes surrealistas en forma de pérdidas apretaron el luminoso de un partido aparentemente decantado, llevándolo a una lucha de tiros libres en los que a Llull no le tembló el pulso y Mirotic, a la desesperada, acabó confirmando la victoria, liderato en solitario de Euroliga y, sobre todo, la recuperación de la esencia del mejor Madrid, que aparece justo a tiempo.

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