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El Sánchez Pizjuán se cebó con Vitolo. El extremo canario vivió la primera de las dos visitas que tendrá que hacer esta temporada al estadio del Sevilla, que no guarda buen recuerdo su salida del club este verano, cuando prefirió dar un paso adelante en su carrera fichando por el Atlético de Madrid previo paso por el club de su corazón y de su tierra: la Unión Deportiva Las Palmas.
Pitada monumental la que se llevó Vitolo cuando su nombre sonó por megafonía. El Sánchez Pizjuán mostró su desprecio por el extremo internacional, que regresaba al estadio hispalense, pero esta vez defendiendo los colores de Las Palmas.
Cada vez que tocaba el balón se escuchaba música de viento en las gradas de Nervión. La tensión existía desde que decidía abandonar el Sevilla, pero hace días todo se intensificó. A su llegada a la ciudad hispalense recibió gritos e insultos por parte de algunos seguidores del Sevilla. “Pesetero”, fue uno de los muchos improperios que tuvo que soportar, simplemente, por querer dar un paso adelante en su carrera deportiva.
A la salida del hotel, justo antes de partir hacia el Sánchez Pizjuán recibió otro aviso del ambiente hostil que le esperaría en el feudo sevillista. “Vitolo, traidor”, esto aparecía pintado en el autobús de la Unión Deportiva Las Palmas.
Autobús de Las Palmas con la pintada de «Vitolo, traidor». (Twitter)
Ya en el estadio, Vitolo fue pitado en cada balón que tocó. Desde la grada se escucharon varios cánticos contra él desde un sector de la afición del Sevilla, tales como “Vitolo, muérete” o “Vitolo, cabrón, fuera de Nervión”.
También se notó la tensión sobre el césped. Las emociones estaban a flor de piel, y muchos de sus ex compañeros mostraron su dureza con el extremo canario. Vitolo recibió varias entradas, las que le causaron acabar renqueante y con molestias al término de los primeros 45 minutos.
Vitolo fue sustituido por Momo en el minuto 58. El extremo que jugará en el Atlético de Madrid a partir de enero, seguía con molestias, por lo que tuvo que abandonar el terreno de juego después de haber dispuesto de dos ocasiones y haber sido víctima de cuatro faltas.
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