El Madrid vota por el cambio
El Real Madrid vota por el cambio, pero no por el cambio cosmético y residual, sino por el cambio radical. Este equipo necesita una reconstrucción profunda, sanear estructuras con entradas… y salidas. Y los que vengan no tienen que ser actores secundarios, porque el Bernabéu espera fichajes de campanillas. En Vallecas el equipo de Zidane volvió a perpetrar otro partido infame, sin fútbol ni ímpetu, que concluyó con derrota, una más, en un equipo que se ha acostumbrado a perder. El Rayo se sigue aferrando al milagro de la permanencia en Primera.
Mientras España contaba votos para decidir su futuro, Rayo y Real Madrid disputaban un partido intrascendente, con los locales virtualmente descendidos y los visitantes sin nada que jugarse desde hace un mes. Era un partido estorbo, porque el cuerpo le pedía a uno ponerse La Sexta para ver a Ferreras jugar con el pactómetro.
Zidane hacía una enmienda a la totalidad de su once. Esta vez votaba por Courtois de portero en lugar de su preferido Keylor. En defensa el Real Madrid volvía a sus laterales de siempre –Carvajal y Marcelo– con la doble V –Varane y Vallejo– en el eje de la zaga. También había cambios en el centro del campo, que pasaba a ser de cuatro y a que entraban como titulares los defenestrados Llorente y Ceballos acompañados por los indiscutibles Kroos y Modric. Arriba, también novedades: Bale y Mariano, un delantero con nombre de expresidente.
Con ese remozado once arrancaba de rojo el Real Madrid el duelo de Vallecas. La pelota era visitante y la presión alta local. Tanteaban los de Zidane el área rayista, cuya zaga iba más adelantada que Sánchez en las encuestas. De un córner coció el Madrid su primera ocasión, culminada con un buen tiro cruzado de Marcelo que despejó Alberto y un defectuoso cabezazo de Bale.
El partido empezó a ser un intercambio de golpes. La pelota oscilaba de área en área como ese escaño juguetón que baila entre partidos. La ocasión de Mariano en el 8, abortada in extremis por el pie de Ba, la contestó el Rayo con un tiro dentro del área de Embarba, que despejó bien abajo Courtois. El duelo no era un prodigio de estética pero tenía su ritmo, oiga.
Gigante Courtois
Una estúpida pérdida de Modric en el centro del campo propició una contra de tiralíneas del Rayo. La pelota cayó en los pies de Pozo dentro del ára, pero la majestuosa salida de Courtois, que se hizo gigante ante el delantero rayista, evitó el 1-0. El belga estiró pies y brazos como si fuera el Inspector Gadget y sacó la pelota con el pie derecho.
El partido enloqueció en el 20 y el Rayo vio cómo el VAR le concedia un penalti dudoso de Vallejo sobre Javi Guerra. El central del Real Madrid agarró suavemente de la camiseta al rayista, que hizo todo lo demás. El penalti lo marcó Embarba tras engañar a Courtois. En la contra anterior a la intermediación de VAR Bale había fallado el mano a mano ante Alberto.
Mientras el PSOE crecía en los primeros porcentajes de escrutinios y el PP anticipaba un trastazo histórico, el Real Madrid trataba de reponerse del sopapo que había supuesto el 1-0. El partido tenía mucho vértigo, quizá en exceso, y poca pausa. Mariano y Gálvez se las tuvieron tiesas en el área y el VAR amagó con mandar a la calle al delantero madridista. González Fuertes, ese colegiado que se parece a Infantino, calmó los ánimos sin tarjetas.
Ocasiones al limbo
Siguió apretando el Real Madrid pero la falta puntería, su mayor defecto en esta temporada post-Cristiano, penalizó a los de Zidane. Mariano primero marcó en fuera de juego y Ceballos después cabeceó fuera en el área. Dos ocasiones más al limbo. Fueron las últimas antes de que el partido se fuera al descanso con la victoria del Rayo en el luminoso.
Reanudóse el encuentro con la pelota en manos (en pies, quiero decir) de los locales y el Real Madrid en huelga de brazos caídos, roto, desilusionado, hundido como un votante del PP. Sólo las manos de Courtois sostenían a un equipo de Zidane sin ánimo. El meta belga desvió un duro disparo de Bebe en el 55 y evitó el 2-0.
Reaccionó Zidane y metió a Brahim por Ceballos, que se fue cabizbajo y con un globo enorme. Un disparo centradito de falta de Bale, que despejó sin apuros Alberto fue la primera ocasión del Real Madrid en la segunda mitad. Era casi el minuto 69. La irrupción de Brahim en Vallecas agitó algo al equipo de Zidane, que se asomó por el área rayista aunque sin mucho peligro.
Isco por Modric fue el segundo cambio de Zidane. Al Real Madrid le quedaba un cuarto de hora más el alargue para remontar o maquillar al menos el resultado de Vallecas. No surtió efecto. Los blancos lo intentaron sin dejarse tampoco la vida pero como si nada. Perdieron. Ni mordiente, ni ocasiones, ni jugadores desequilibrantes… Sólo algún detallito suelto de Brahim en los minutos finales en un Madrid que en Vallecas también votó por el cambio.
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