Pablo Fernández, ganador de cinco Guinness: “El fracaso es lo que me ha hecho llegar hasta aquí”
Pablo Fernández es fundador de Clicars, empresa líder en Europa en la venta de coches de segunda mano
A parte de cinco Guinness World Récords, el madrileño tiene más de 10 récords mundiales como ser la primera persona en unir a nado El Salvador y Nicaragua
Pablo Fernández lo ha vuelto a hacer. El madrileño, fundador de Clicars, ha logrado su quinto Récord Guinness después de nadar durante 36 horas y 19 segundos en una piscina a contracorriente. Un espacio que fue creado por él mismo y que se encuentra dentro de su empresa situada en el barrio madrileño de Villaverde.
A sus 42 años, ostenta más de 10 récords mundiales en natación, como el de haber sido la única persona en unir a nado El Salvador y Nicaragua, haber nadado sin protecciones con tiburones en Sudáfrica, cruzar el río Congo situado en Angola o ser también la primera persona en unir Senegal y Gambia, entre otros.
Empresario, emprendedor, inversor y nadador de élite puede presumir de ser el único español que aparezca en la próxima publicación del prestigioso Libro Guinness de los Récords. En febrero de este mismo año batió este nuevo récord y es ahora cuando la Asociación Mundial de Natación quién lo ha hecho oficial.
Inspirado en Rafa Nadal y Michael Phelps, Pablo reconoce haber estado “cerca de morir” cuando le picaron medusas venenosas en Sudáfrica. Todos sus retos tienen un fin solidario con el objetivo de concienciar a las nuevas generaciones y hacerles crecer con los valores del esfuerzo y el sacrificio.
PREGUNTA: ¿Cómo esta sabiendo que va a volver a salir, por quinta vez, en el Libro Guinness de los Récords? ¿Qué supone para usted ser el único español en aparecer en este prestigioso libro?
RESPUESTA: La verdad que mucha ilusión, es un reconocimiento de mucho trabajo, no solo mío, sino de muchísimos deportistas españoles en el mundo de la natación en aguas abiertas y eso, es un gran reconocimiento para el deporte español.
P: 36 horas y 19 segundos nadando a contracorriente en una piscina que usted mismo has creado en su empresa, Clicars, qué locura ¿no?
R: Sí, 36 horas es una locura, pero todo empieza poco a poco. Yo empecé con la natación de niño y apenas podía hacer una hora y, a día de hoy puedo hacer 36. Esto es lo maravilloso de este deporte que te retas a ti mismo y sigues creciendo y la verdad que es de récord. Un récord que ya hice de 25 horas, pero me lo llegaron a batir el campeón de los 10.000 en Pekín 2008 donde hizo 32 horas y media y me entró un poco ese gusanillo de volver a intentarlo y tras mucho tiempo de preparación lo conseguí batir en febrero con esas 36 horas seguidas en una piscina a contracorriente que, como dices, está aquí en mi empresa y es una piscina que el mayor reto que tiene es el psicológico de estar tanto tiempo sin moverte, en el mismo sitio, parado, día y noche sin parar.
P: Cuéntanos un poco como se inició en esto de la natación
R: Mi padre era futbolista, era portero y a los siete años se me daba muy bien también el fútbol, pero el médico me recomendó parar por un problema en las rodillas y durante esos meses me hicieron ir a natación y ahí descubrí que mi mayor talento era la natación por mi flotabilidad, por mi capacidad de resistencia y a partir de ahí empecé en el mundo de la larga distancia tanto nadando, como ciclismo, como triatlón, pero vi que lo que se me daba bien realmente eran las aguas abiertas y las largas distancias.
P: Con este último ya son 5 Guinness World Récord: nado más largo en el océano y la distancia más larga en 24 horas, los 100km a nado más rápidos en aguas abiertas, 25 horas nadando y los cinco kilómetros a nado más rápidos con grilletes en los pies, ¿le llaman loco?
R: Bueno, sí. Mi familia me dice que cuándo voy a dejar de hacerlas, pero creo que la locura es quedarse parado y no hacer nada. La vida está para seguir tus sueños y tus motivaciones y a mí me hace mucha ilusión prepararme todos estos retos y disfruto más en esa preparación que en el día D, donde puede funcionar o no y para mí es esa preparación y esa ilusión que le pongo en todo y en el momento en el que no tenga ilusión no tendrá sentido trabajar tanto.
P: ¿Qué le dice su familia y sus amigos? ¿Están a favor de que se juegue la vida en cada uno de estos retos?
R: En este de las 36 horas, mi madre que es enfermera me hizo poner un médico en la parte final para que me midiera las constantes vitales y me hizo firmar un documento de que si el médico decide que salga de la piscina pues salgo. Siempre llevo un especialista por todo lo que pueda pasar. Es más peligroso cuando estas en aguas abiertas porque estas en medio del mar y ahí si pasa cualquier cosa, como un ataque de un tiburón o que aparezcan medusas venenosas cuando estás un poco más lejos de la costa. Siempre se corren riesgos, pero en la vida si no tienes riesgo igual que montar una empresa o lanzar un proyecto, no tendrás éxito.
P: ¿Qué piensa cuando está inmerso en el agua en mitad del reto? ¿Qué se le pasa por la cabeza?
R: Se te pasan mil cosas. Hay momentos buenos, momentos malos. A mí me funciona mucho la música para estar entretenido y también pensar en la siguiente comida en función de cómo me sienta, que me voy a comer… Normalmente tengo un menú con dos opciones y cada hora voy decidiendo qué como. Y también voy pensando sobre mi vida, que voy a hacer luego… Lo más importante son los momentos bajos, los momentos donde te pica una medusa, te entra una corriente fría, ahí tienes que ser fuerte y pensar en positivo. Yo, por ejemplo, algo que me funciona es la psicología inversa. Entonces cuando voy nadando voy deseando que me pique una medusa y pasa una hora y digo: ‘Joe, pues no me ha picado’ y luego cuando me pica es como: ‘¡bien!’ o que venga más frío porque sino la mente te juega malas pasadas. Entonces tienes que jugar tú contra tu propia mente para ganarla.
P: ¿En qué deportistas españoles se inspira?
R: Por supuesto en Rafa Nadal que, para mí, es el héroe nacional. Por esa capacidad que tiene de ‘da igual lo que hagas, no busques excusas’ y en mi caso es una brazada más, una brazada más, no busques excusas y esa fuerza de voluntad y esa humildad que es excepcional. Y luego en el mundo de la natación donde me muevo es Michael Phelps por la disciplina que tenía. Es el mejor nadador de todos los tiempos, pero nadaba los 365 días del año sin parar estuviera enfermo, fuera festivo, su cumpleaños y esa mentalidad de disciplina es lo que me inspira y ha sido parte de mi éxito como nadador es mantener esa disciplina de todos los días en el agua.
P: Uno de sus otros récords es el de nadar sin protecciones con tiburones en Sudáfrica, ¿cómo es nadar con esos animales?
R: La primera vez que me encontré un tiburón en 2010 me acojoné de miedo porque no sabía muy bien cómo actuar, pero con el tiempo te das cuenta de que son animales que hay que conocerlos ya que son maravillosos y que no son tan peligrosos como creemos. De hecho, solo siete personas mueren al año por ataque de tiburón en el planeta, frente a los 100 millones de tiburones que mueren por la acción humana. Te das cuenta de que lo importante es conocerlos y entenderlos y saber cómo reaccionar. Lo que es más peligroso es cuando es de noche o cuando el agua está turbia y ahí normalmente llevo un dispositivo antitiburones que emiten una señal electromagnética que cuando se acercan les molesta. A veces funciona y a veces no, pero bueno (risas).
P: Todos sus retos tienen un fin solidario. Para este último reto consiguió 40.000 euros para llenar mochilas de niños de material escolar, otros para acabar con el plástico en los océanos, ¿qué es lo que le mueve y cómo nació esta inspiración de ayudar a los demás y al medioambiente?
R: Para mí es muy importante esa motivación que cuando estoy en medio de un reto con frío y estoy pensado qué hago aquí de noche, en medio del océano que me están picando medusas y pasando frío, el saber que estoy haciendo eso por una causa mayor que mí mismo me da esa fuerza adicional. Luego también es una excusa para inspirar no solo con una donación sino también transmitiendo esos valores del esfuerzo, del sacrificio que, aunque me haya ido bien como empresario y pueda hacer una donación económica para los demás, me gusta ir más allá y decir: ‘voy a esforzarme y demostrar, sobre todo, en temas de educación a las nuevas generaciones que da igual dónde hayas nacido, da igual tu punto de partida’. En mi caso, vengo de orígenes humildes en el barrio de Carabanchel y he estudiado en colegio público y universidad pública toda mi vida y con becas, muchas ayudas y mucho esfuerzo y disciplina se puede llegar lejos y eso es lo que intento transmitir. En este último reto de las 36 horas donamos más de dos mil becas de material escolar a niños de Vallecas, de Villaverde y de Carabanchel y cuando estaba repartiendo el material, sí, estás ayudando a las familias que es un gasto importante con el coste de inflación y la energía que lo necesitan, pero para mí era más la cara de los chicos que decían: ‘Este tío viene de origen humilde como nosotros y ha estado cruzando el océano, nadando 36 horas, con tiburones…’ y decirles que con trabajo pueden cumplir sus sueños. A mí esa inspiración es lo que me gusta hacer para que todo el mundo saque lo mejor de sí mismo.
P: ¿Cómo compagina la labor de empresario con la de nadador?
R: Durmiendo poco porque según mi reloj duermo unas cuatro horas y media. Todos los días me despierto a las 5:30 de la mañana, hago meditación y me vengo a Clicars donde tengo la piscina, nado tres horas y después hago mi día de trabajo como emprendedor, como inversor y por la tarde hago gimnasia donde tengo un dietista y un médico. Requiere mucha disciplina y al final tienes que organizarte. Lo que sí veo es que el ser mejor nadador me hace ser mejor empresario y viceversa. Cuando me meto en la piscina me sirve para desconectar y también muchas de las mejores ideas me han surgido ahí a las seis o a las siete de la mañana pensando.
P: Es la única persona en unir a nado Nicaragua y El Salvador, en cruzar el Río Congo situado en Angola, unir también Senegal y Gambia, ¿qué es lo que le queda por hacer? ¿Cuál es su próximo reto?
R: Hay muchas cosas por hacer, hay muchos lugares por el mundo que quedan por hacer. El frío no me gusta mucho, pero en la Antártida hay varios récords de la mayor distancia nadada. Hay muchos sitios en el planeta que no se han unido todavía y que tengo ahí en el radar. También superar mis límites de distancia y velocidad. Lo bonito de este deporte es que los límites te los pones tú mismo y que lo haces en un entorno de la naturaleza que es maravilloso. Dentro de poco elegiré uno y lo anunciaré, pero lo más importante es que te motive porque tienes que dedicarle tantas horas y tanto sufrimiento que si no te motiva no vas a dedicarle todo lo necesario.
P: Hablamos de cinco Récords Guinness y otros tantos récords mundiales, pero no siempre es ganar, también es fallar, ¿cómo lidia con el fracaso?
R: El fracaso es lo que me ha hecho llegar hasta aquí. Yo llegué a la natación con el fracaso del fútbol tras la lesión de mis rodillas. Monté Clicars con un fracaso de mi primera empresa. Tengo muchos récords en natación, pero tengo también muchos fracasos. El primer intento de la mayor distancia en el océano fracasó por las olas y el mar tuvimos que parar. En el primer intento de los 100 kilómetros más rápido me picaron carabelas portuguesas y acabé temblando y tuve que ir al hospital. Muchas veces me he mareado, me he tenido que salir del agua con frío y eso es lo bonito de cuando te metes al agua eres una cosa muy pequeña. El océano y el planeta es increíble. A veces se gana y a veces se pierde, pero la clave es volverse a levantar y estadísticamente si tú sigues conseguirás éxitos. Lo que decía de Rafa Nadal de esa capacidad de resiliencia y que, aunque haya perdido una bola, un set o un partido y ese ‘bum, bum, bum’ es esa constancia la que te lleva al éxito.
P: Tiene récords tanto en piscina cerrada como en aguas abiertas, ¿qué le gusta más? ¿qué es más difícil? ¿por qué?
R: Me gusta más el mar abierto porque es más divertido. Tienes las olas, las corrientes, animales… me encanta el anochecer, el amanecer cuando estás toda la noche nadando. Es precioso el mar, pero el reto que hice en piscina tiene el reto que no tienes una forma de entretenerte, con lo cual psicológicamente estás mucho más metido en tu rol y en tu papel y mantener esa constancia como en el caso de esta piscina de 36 horas mirando a una corriente que te está echando agua es un reto psicológico y de capacidad de concentración brutal.
P: ¿Qué es lo más difícil en la preparación de un Récord Guinness?
R: Pues mira, cuando el reloj te suena a las 5:15 y el día anterior te has acostado tarde porque tenías una cena o una fiesta o tienes tos, estás malo, te pones excusas y no quieres levantarte, ahí es cuando tienes que pegar un salto, meterte una ducha y tirarte a la piscina. Para mí eso es lo peor, pero son esos días tan duros los que te dan ese depósito de resiliencia que el día que tienes que nadar durante 36 horas o nadar durante 250 kilómetros en el océano, ese depósito de resiliencia te lo dan esos días duros de madrugones.
P: ¿Cómo es Pablo Fernández en los días previos a realizar un Récord Guinness?
R: Ahí es muy importante el descanso y tomo más melatonina para hacer un sueño profundo y que el cuerpo esté descansado. Sigo nadando, pero bajo un poco la carga. En vez de tres horas nado una hora o una hora y media y más ligero. Luego la alimentación también es muy importante durante esos días para llegar con el depósito cargado.
P: ¿Alguna vez ha visto su vida peligrar?
R: Sí, en Sudáfrica hubo un momento cuando me picaron estas medusas venenosas, las carabelas portuguesas, me dijo el médico que tenía peligro de que me diera un ataque cardíaco. Me puse muy nervioso, empecé a temblar y en ese momento perdí casi el conocimiento. Fue ahí cuando me di cuenta de que había que hay que respetar y ver que es un deporte y no tenía sentido arriesgar la vida. Desde entonces firmo un documento al capitán del barco de que en el momento que tengan que sacarme del agua, aunque yo no quiera, me sacan porque la salud es lo más importante. Luego he tenido momentos de hipotermia, momentos de cortes de digestión, de desorientación donde me preguntan y no sé qué responder… Hay momentos duros y lo que tienes que ser capaz es de reconocer cuando te gana el mar o el océano y salir del agua y asumir la derrota y decirle al mar: ‘Ya volveré a vengarme’ (risas).
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