CHAMPIONS LEAGUE: ATLÉTICO 2-1 REAL MADRID

Sí, sí, sí, a Cardiff va el Madrid

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Los jugadores del Real Madrid celebran el 2-1. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Sí, sí, sí, a Cardiff va el Madrid. No sin sufrir, dicho sea de paso. Porque sufrieron y de lo lindo los de Zidane en el primer cuarto de hora en el que encajaron dos goles ante el vendaval rojiblanco. Pero entonces emergió un soberbio Isco, que regateó hachazos, emboscadas, codos y rivales y empezó a gobernar el derbi. El Real Madrid se echó a sus pies, el Atlético atrás y el derbi viró. El sueño de la remontada lo terminó de quebrar Benzema con una jugada de genio que recordó a Butragueño redivivo. Karim bailó un chotis en la línea de fondo y asistió a Isco para poner el 1-2 y enterrar todas las esperanzas rojiblancas.

Había llegado el día. Y la hora. Eran las 20.45 en todos los relojes. Después de una semana de campañas, remontadas, postureos, humildades, tuits y eslóganes baratos, la pelota (por fin) echaba a rodar. Ni litros de sangre, ni la vida, ni la muerte. Fútbol. Nada más. Y nada menos. Real Madrid y Atlético dirimían quién de los dos vecinos haría las maletas para Cardiff y quién se quedaría (jodido) viendo la final de la Champions por la tele.

Los onces, de un vistazo, se antojaban bastante similares a los del Bernabéu en ambos equipos. Pero tenían trampa. Simeone cambiaba a Giménez por Lucas y a Fernando Torres por Gameiro. Podía adivinarse un cambio de sistema paraa jugar con tres centrales –Giménez, Godín, Savic–, Filipe y Carrasco de laterales largos, Gabi para equilibrar, Saúl y Koke por dentro, con El Niño y Griezmann arriba. Habría que esperar un poco para verlo.

Zidane era como unos padres que llegan a una casa con hijos adolescentes después de un fin de semana fuera: no estaba para sorpresas. Presentaba casi el mismo once titular que en la ida con el cambio de Danilo por el lesionado Carvajal. Ya saben aquella máxima de «si no está roto, no lo arregles». Recito rápido: Keylor; Danilo, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco; Cristiano Ronaldo y Benzema.

El Atlético salió enfurecido. Fernando Torres apenas tardó 26 segundos en marcar territorio con un codazo sobre Sergio Ramos. Y en menos de un minuto Griezmann ya había tirado a puerta. El Real Madrid trataba de tomarle el pulso al partido mientras que los de Simeone atosigaban en la presión y eran directos en su juego. Vamos, que tenían prisa.

El derbi del vértigo

A los tres minutos Çakir no dudó en desenfundar la amarilla para Danilo por una acción de juego peligroso ante Filipe Luis. La cartulina condicionaba al brasileño para el resto del partido. Nacho, calienta. En pleno tsunami rojiblanco Keylor Navas metió una mano salvadora a Koke tras una buena asistencia de Carrasco. Sufría el Real Madrid más que Pablo Iglesias viendo el NO-DO.

Replicó el campeón de Europa en el 6 con un cabezazo de Casemiro que desvió con una majestuosa mano Oblak. Hubo penalti en el salto sobre Sergio Ramos, pero Çakir no tenía el cuerpo para penas máximas. Sí para tarjetas, que también enseñó a Savic. El Real Madrid, superado el arreón inicial del Atlético, empezaba a asentarse sobre la pelota y a asomarse al área rojiblanca.

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Griezmann celebra el 2-0. (Getty)

El derbi era puro vértigo, ida y vuelta, descontrol, pasión, faltas. Molaba. Mazo. El viento a favor (textual) empujaba al Atlético y provocaba que el Real Madrid fuera un manojo de pérdidas de balón. Y los rojiblancos sumaban córner tras córner. Y de tanto córner llegó el gol. Fue en el minuto 11. Koke lo ejecutó, Saúl ganó el arrastre a Varane y el salto a Cristiano Ronaldo para cabecear en el primer palo.

El derbi era la película que habría filmado Simeone. El Atlético desbocado al ataque, el Real Madrid no daba tres pases seguidos y el sufrimiento de Zidane era máximo. Y fue mayor todavía cuando Çakir en el 14 señaló un penalti tan estúpido como clamoroso de Varane sobre Fernando Torres. Lo marcó Griezmann de vaselina después de que Keylor Navas se tirara de rodillas y no supiera despejar el tiro blandito del francés. Por algo el Madrid va a fichar a De Gea.

El Madrid ronda la tragedia

El Real Madrid rondaba la tragedia después de dilapidar en 15 minutos dos tercios de la renta que había tardado 90 en lograr en el Bernabéu. Zidane, estupefacto en el banquillo, no se lo podía creer. Con el 2-0 en contra el Atlético se replegó y el Madrid se puso a tocar, todavía con miedo y desacierto a partes iguales.

Recapitulemos. En el Madrid, sin noticias de Isco, Kroos ni Modric. Benzema y Cristiano apenas habían tocado la pelota. Marcelo y Danilo eran intrascendente y Varane se había convertido en el delantero más peligroso del Atlético. Los rojiblancos se pusieron a repartir tarascadas como en los mejores tiempos del cholismo. Dominaban los blancos (negros esta vez), pero eran posesiones inocuas, infructuosas, plenas de impotencia.

Çakir empezó a perdonar amarillas al Atlético: Saúl, Koke, Fernando Torres… El tacto de la pelota calmó el miedo del Real Madrid, que empezó a encontrar a Isco. Los rojiblancos se pertrecharon en torno al área de Oblak como las madres de la Plaza de Mayo, pero no repartían precisamente caramelos.

Crecía lentamente el Real Madrid pasada la media hora de derbi, pero había perdido el colchón del Bernabéu y había inyectado una sobredosis de fe al Atlético. Godín repartía a manos llenas. Se llevó una amarilla de las tres que mereció. Y Çakir también se la mostró a Sergio Ramos por protestar. Luego a Gabi, que casi le pegó en su cara y le dijo de todo, pero le perdonó la roja.

Genio Karim

El Atlético estaba excitadísimo y sus jugadores, expoleados por un Simeone hiperventilado, bordeaban el juego sucio. En el Madrid sólo Isco había entendido de qué iba el derbi. Pasaban los minutos y nos asomábamos al descanso. Fue justo entonces, en el 41, cuando Benzema decidió comparecer al derbi. Y lo hizo como Curro Romero.

Karim recibió de espaldas y pegado a una banda. Godín, Savic y Giménez fueron a reventarle y los dribló en una baldosa. Fue un regate propio de Iniesta o Butrgueño. Fue el regate de un genio. Benzema remontó la línea de fondo, asistió a Kroos, cuyo disparo abajo lo rechazó Oblak. Y en el rechace estaba Isco para ganar la partida a todos los defensores rojiblancos y marcar el 2-1 que devolvía al Real Madrid la ventaja del Bernabéu.

El descanso salvó de la expulsión a Carrasco y a Fernando Torres y, de paso, la integridad física de los jugadores. El gol de Isco –bueno, el gol de Benzema si me lo permiten– permitía al Real Madrid sobrevivir a la encerrona del Calderón. Al menos a la mitad de la encerrona, porque quedaba toda la segunda parte por delante.

El Real Madrid salió al segundo tiempo con un tono distinto al del inicio del partido. Espabilaron. Dominó el balón y no se acogotó ante el empuje rojiblanco. Dos faltas, una botada por Cristiano y otra por Griezmann, fueron las dos primeras ocasiones de la reanudación.

Espabila el Madrid

El cronómetro jugaba a favor de los de Zidane y empezaba a incomodar al Atlético, aún hiperventilado, que atacaba con demasiada precipitación. Le faltaba distraer la jugada y le sobraban pases verticales. La figura de Kroos y Modric se agigantó, mientras que Isco seguía disfrutando entre las emboscadas.

Movía el banquillo Simeone. Thomas y Gameiro por Giménez y Fernando Torres en el 55. Ahora era el Atlético el que no daba dos pases seguidos. Cómodo con el balón, el Real Madrid empezaba a llamar a la puerta de Oblak, pero el esloveno, que es un portero monumental, no la abría. Para los de Zidane lo peor parecía haber pasado ya.

Pasaban los minutos como losas para el Atlético. Los rojiblancos estaban fundidos y el Real Madrid empezaba a hacer un rondito en cada posesión. El billete a Cardiff (parecía) en el bolsillo del once veces campeón de Europa. Pero en el 65 tuvieron los de Simeone la ocasión de meterse otra vez en el partido. Lo evitó Keylor con una doble parada a Carrasco y a Gameiro, que falló a bocajarro. La segunda la hizo con la cabeza el portero costarricense.

Sólo un despiste como el anterior, con Casemiro y Marcelo enganchados arriba, podía dejar al Real Madrid sin final, pero la historia del fútbol está llena de despistes. Como el que tuvo el asistente de Çakir al anular un gol legal, legalísimo, a Cristiano Ronaldo. Era al filo del 70 y sólo CR7 protestó la acción. Tenía razón.

Road to Cardiff

Zidane tardaba en mover el banquillo, aunque tenía calentando a Morata, Asensio y Lucas Vázquez. En el 73 tuvo Benzema en su cabeza el 2-2, pero su remate se marchó arriba. Simeone metía a Correa por Koke. Benzema volvió a rondar el 2-2 en una jugada individual en la que se cayó de maduro. Zidane metía a Asensio por Casemiro y a Lucas Vázquez por Karim, el genio agotado.

Isco se gustaba con una actuación memorable. Por el rival, por el escenario y por ser la Champions, su mejor partido desde que está en el Real Madrid. Empujo el Atlético en los últimos diez minutos con la intención de morir de pie. Acogotó al Madrid en su área y dispuso de alguna ocasión, pero ya no le daba tiempo.

Pasaron los minutos, arreció la lluvia para despedir al Calderón y el Real Madrid acabó certificando su pase a la final de la Champions de Cardiff, su tercera en los últimos cuatro años, en la que los blancos intentarán el más difícil todavía: revalidar el título y conquistar la duodécima Copa de Europa.

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