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Ni La Alberca ni Sigüenza: el desconocido pueblo medieval de España que parece sacado de un cuento

Toma nota del desconocido pueblo medieval que parece sacado de un cuento

La Mancha tiene su propio ‘Vaticano’ en miniatura y no vas a ver nada igual

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

En España existe un pueblo medieval de gran belleza que, a pesar de no ser tan conocido como La Alberca o Sigüenza, ofrece un encanto singular que parece extraído de un cuento de hadas. Este tesoro escondido representa solo una muestra de la rica diversidad de destinos por descubrir en nuestro país.

Los pueblos españoles guardan un patrimonio histórico y cultural excepcional que invita a la exploración y al descubrimiento. Cada rincón de estas localidades medievales cuenta historias centenarias a través de su arquitectura, sus calles empedradas y sus tradiciones conservadas a lo largo del tiempo.

Estas joyas arquitectónicas y culturales ofrecen una oportunidad única para desconectar de la rutina y sumergirse en la historia viva de nuestro país. La experiencia de visitar estos pueblos permite no solo disfrutar de su belleza visual, sino también conectar con un pasado que ha sabido preservarse hasta nuestros días, ofreciendo una escapada perfecta para quienes buscan autenticidad y encanto medieval.

Ni Sigüenza ni La Alberca

La Alberca o Sigüenza son dos de los pueblos más conocidos de España, el paisaje que los rodea y las cualidades que nos ofrecen, son, sin duda alguna, dos de las excusas que pueden acabar siendo las que marquen un antes y un después. De la mano de determinados elementos que hasta la fecha nunca hubiéramos tenido en cuenta.

Es momento de empezar a pensar en todo lo que está por llegar y en lo que podemos conseguir en los próximos días. Estas vacaciones soñadas que pueden darnos un pequeño respiro, sobre todo, si tenemos el estrés propio de vivir en una ciudad o estamos sometidos a un trabajo muy exigente, lo que necesitamos es un poco de tranquilidad.

De tal forma que lograremos con pequeños detalles, grandes avances. En especial, cuando nos enfrentamos a una serie de cambios que son fundamentales para acabar obteniendo aquello que deseamos. Un punto de desconexión que acabe siendo el que nos afecte de lleno en estas próximas jornadas.

Te proponemos un plan perfecto para esos días en los que la realidad puede acabar siendo una especie de puerta de entrada a un cuento protagonizado por uno mismo, gracias a este punto de España.

Este es el pueblo medieval de España que parece sacado de un cuento

Un cuento en el que seremos protagonistas es lo que conseguiremos con un viaje al interior que puede cambiarlo todo. Podremos descubrir un pueblo que se ha convertido en todo un referente. Si tienes pensado viajar estos días no lo dudes, te descubrirá un enclave que es un auténtico escenario de un cuento.

Desde la web de Castilla y León nos descubren un poco más este destacado pueblo: «Situada en la Serranía Norte de Guadalajara, Atienza es cruce de rutas importantes de sus lares: la del Cid, la del Románico Rural y la del Quijote. El Castillo, situado en la parte más alta del pueblo, es el monumento más representativo de Atienza. Utilizado por los celtíberos y luego por los árabes que construyeron una fuerte alcazaba, fue reformado por los cristianos tras la Reconquista. Durante la Edad Media cambió de manos numerosas veces entre los siglos IX y XI. Fue ocupado por Alfonso III, por Almanzor y por Sancho García, entre otros, para ser definitivamente tomado por Alfonso I de Aragón, Rey consorte de Castilla por su matrimonio con Urraca I. Es nombrado en El Cantar de Mío Cid, refiriéndose a él como “peña muy fuerte”. Entre las obras religiosas el ábside del Monasterio de San Francisco, de estilo gótico,  lo único que queda tras el saqueo francés. San Bartolomé, levantada en el siglo XIII, tiene sobre su románico las reformas y ampliaciones del siglo XVI. Santa María del Val, San juan del Mercado, la iglesia de la Santísima Trinidad o Santa María del Rey, son otros de los múltiples ejemplos que encontraremos. Una visita muy recomendable es el Museo de la Santísima Trinidad. En su interior se puede contemplar una magnífica exposición de arte religioso. Destacan la capilla de la Inmaculada Concepción, de estilo rococó ; el retablo mayor, decorado con lienzos de Matías de Torres; un curioso catafalco del siglo XVI; y dos espectaculares cristos: el Cristo del Perdón, de Luis Salvador Carmona, y el Cristo de los Cuatro Clavos, tardorrománico. Las obras civiles se nos despliegan en conjuntos arquitectónicos como la Plaza del Trigo, magnífico ejemplo de plaza castellana o la Plaza de España, con su forma triangular y la fuente de los delfines del siglo XVIII. En sus edificios más notables se encuentran los Museos de Atienza, como si faltaran razones la villa nos brinda este último señuelo. La Caballada de Atienza, Fiesta de Interés Turístico Nacional es la fiesta más representativa y se celebra el domingo de Pentecostés. Conmemora un hecho histórico ocurrido hace más de 850 años, en 1162, cuando Alfonso VIII, siendo aún un niño, era rey de Castilla y su tío, Fernando II de León, presionaba política y militarmente aprovechándose de la situación de minoría de edad de Alfonso y hacerse con la corona castellana. Las familias nobiliarias más importantes de la época, la de los Lara y la de los Castro, prestaban su apoyo de manera enfrentada a la causa de Alfonso (los Lara) y a la causa leonesa (los Castro). La primera de ellas condujo al joven rey castellano hasta Atienza y le resguardó tras sus murallas. Las tropas pro-leonesas sometieron entonces a la villa a un asedio, que se prolongó en el tiempo, hasta que la mañana de Pentecostés de 1162, la cofradía de arrieros existente entonces en Atienza ideó una estratagema para solucionar la situación: pidieron permiso para atravesar el asedio simulando realizar una romería a la cercana ermita de la Virgen de la Estrella y aquello sirvió de distracción a las tropas leonesas. Mientras tanto, las caballerías más veloces condujeron al rey niño hasta Ávila. De esta manera Alfonso VIII pudo conservar la corona castellana independiente de la de León».