Curiosidades
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Adiós al papel higiénico: los científicos confirman que su sustituto ya está aquí y es mucho mejor

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En tiempos donde cada céntimo cuenta y muchas personas buscan maneras ingeniosas de reducir sus gastos diarios, surgen ideas que, a primera vista, podrían parecer impensables. La crisis económica, la preocupación por el medioambiente y un creciente interés por estilos de vida más sostenibles han empujado a algunas personas a replantearse el uso de productos considerados hasta ahora indispensables. Por increíble que parezca, hay quienes están renunciando por completo al uso de papel higiénico, adoptando un sustituto que aseguran es más saludable, económico y ecológico.

Un reciente estudio científico ha puesto el foco sobre este producto tan habitual en los hogares de todo el mundo. Lo que parecía una simple rutina diaria (usar papel tras ir al baño) podría tener consecuencias no sólo para la salud, sino también para el planeta. Las evidencias apuntan a que el papel higiénico moderno contiene químicos perjudiciales, lo que ha encendido las alarmas en la comunidad científica y ha dado pie a buscar otras opciones.

El sustituto del papel higiénico

La historia del papel higiénico no es tan antigua como podríamos pensar. Aunque ahora lo consideramos un básico en cualquier hogar, su invención es relativamente reciente en términos históricos.

Por ejemplo, en el Imperio Romano se utilizaba el «tersorium», un palo con una esponja húmeda en uno de sus extremos que varias personas compartían tras limpiarlo con vinagre o salmuera. En la Grecia clásica se usaban pequeños trozos de cerámica llamados «pessoi». No fue hasta el siglo XIV cuando en China se comenzó a utilizar papel específicamente diseñado para la higiene personal, aunque su uso no se popularizó a nivel global hasta muchos siglos después.

El estudio más alarmante

La preocupación actual por el papel higiénico se centra en los componentes químicos presentes en su fabricación. Investigadores de la Universidad de Florida han revelado en un estudio publicado en la revista Environmental Science & Technology Letters que este producto contiene sustancias químicas conocidas como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas). Estos compuestos se utilizan por sus propiedades impermeables y resistentes, pero diversos estudios han demostrado que pueden ser perjudiciales tanto para el medioambiente como para la salud.

Los PFAS se han relacionado con problemas hormonales, efectos en el sistema inmunológico, ciertos tipos de cáncer y complicaciones en el desarrollo infantil. Si bien estos químicos están presentes en muchos productos de uso cotidiano, su presencia en el papel higiénico añade un nuevo factor al debate: cada vez que usamos este papel, podríamos estar introduciendo estas sustancias en el sistema de aguas residuales, con el riesgo de que regresen a nosotros a través del agua o alimentos contaminados.

Asimismo, la producción masiva de papel higiénico tiene un fuerte impacto ecológico. Se calcula que, sólo en Estados Unidos, se talan más de 27.000 árboles cada día para fabricar este producto. A esto hay que sumarle el consumo de agua, los productos químicos utilizados en el blanqueado, y el embalaje de plástico que, en la mayoría de los casos, no es reciclable.

Opciones sostenibles

Aunque pueda parecer una idea excéntrica, algunas personas han decidido eliminar por completo el papel higiénico de sus vidas.

Frente a la evidencia científica, surgen varias alternativas al tradicional rollo de papel. Una de las más destacadas es el bidé, ya sea en su versión clásica, como un aparato independiente, o los modernos sistemas integrados en el inodoro. Usar agua en lugar de papel no sólo es más higiénico, sino que también ayuda a reducir la deforestación y el consumo excesivo de recursos naturales.

Otra opción que está ganando adeptos es el uso de papel higiénico de tela o algodón reutilizable. Estos paños se lavan después de cada uso y se almacenan en contenedores especiales hasta su próximo lavado. Muchas personas aseguran que, una vez superada la barrera psicológica, se convierte en una rutina más del hogar, como lavar pañales de tela o toallas.

Además, este sustituto permite eliminar completamente la exposición a los PFAS presentes en el papel higiénico convencional, lo que lo convierte en una solución atractiva tanto desde el punto de vista sanitario como medioambiental. También hay quien combina ambas estrategias: utilizan bidé y secan con paños lavables.

La resistencia al cambio es comprensible: el papel higiénico forma parte de nuestra rutina diaria desde hace décadas, y muchos lo consideran insustituible. Sin embargo, desmitificar los tabúes en torno a la higiene y mostrar ejemplos concretos de éxito puede ayudar a que más personas se animen a explorar estas alternativas.

Cambiar nuestra relación con el papel higiénico no significa renunciar a la comodidad o la higiene. Por el contrario, puede ser una oportunidad para adoptar hábitos más conscientes, saludables y sostenibles. Al final del día, lo que está en juego no es únicamente nuestro bienestar individual, sino también el futuro del planeta. En una era donde cada elección cuenta, incluso lo que usamos en el baño puede convertirse en un acto de responsabilidad.