El nombre de la bodega, 12Pb, es un misterio. Y hay que decir, que su fundador y presidente, el empresario cordobés Eugenio Sánchez-Ramade que es bodeguero, como él mismo dice, «por amor al vino», no ‘ayuda’ a resolverlo. Fundó la empresa en el año 2012 y en el 2014 vio la luz su primer vino 12 Pb, un tinto cien por cien hecho en Córdoba, con uva Syrah gracias a una apuesta «con un amigo». 12 Pb es una bodega gourmet cordobesa que se distingue porque no quiere «vender sus vinos en grandes superficies, ni en supermercados». En COOL entrevistamos a Eugenio Sánchez-Ramade.
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Vino tinto 12 Pb, el principio de la historia
El vino 12 Pb es un sueño hecho realidad. Es un vino tinto crianza elaborado, envejecido y embotellado únicamente en Córdoba con un alto nivel de calidad. Desde sus inicios, la bodega 12 Pb pensó en la producción al modo francés, en barrica nueva de roble francés y americano y uva exclusivamente Syrah, limitada y pequeña, pero muy cuidada. La primera cosecha fue la de 2014 y a continuación fueron llegando el resto de añadas hasta la actualidad que se están comercializando, en los mejores restaurantes de Córdoba y en Voraz de Madrid, las cosechas de 2016, 2017 y 2018 y 19.
Eugenio Sánchez-Ramade
Es un empresario integral que tiene tierras con viñas y tiene tierras con olivos en propiedad, pero no es un bodeguero al uso. No tiene bodega propiamente dicha y persigue una calidad excelente en todos sus productos; pero aclara que «él, con sus vinos, no está en un mercado competitivo». Eugenio Sánchez-Ramade es un empresario que se siente especialmente orgulloso de sus vinos.
Hechos siempre con empeño y dedicación en su tierra natal, Córdoba . Vinos que acaba de presentar en Madrid en el restaurante Voraz, donde forman parte de la selecta carta.
«En el año 1979 empecé vendiendo vinos españoles en Inglaterra, con 23 años. Desde entonces, viene mi amor al vino y hasta hoy. Con el tiempo me ha encantado siempre el mundo del vino y todo lo que lo rodea. Fui hace años accionista de una gran bodega de La Rioja y después del 2008, decidí por fin arrancar con este proyecto propio».
-Pregunta: Es bodeguero por amor al vino, sin duda. Y comenzó con una ‘locura’ de idea.
–Respuesta: Sí, decidí hacer un vino tinto cien por cien de Córdoba, donde había muy pocos y estaban poco cuidados. Y yo quise hacer algo con buena tecnología y buena nariz. La primera cosecha vio la luz en 2012 de 12 Pb.
–Y así creció el proyecto de crear una bodega.
-Ese abanico de vinos se fue ampliando y en un momento determinado me surge la posibilidad de suministrar al Palacio de Congresos de Córdoba en exclusiva y así, crecí con más vinos: un fino, un amontillado, un oloroso, un Pedro Ximénez… Siempre basándonos en una cosa: la calidad extrema.
–Sin presión, y sin tener en mente a la competencia. Son todos vinos gourmet.
– Es que no son vinos de cabecera de supermercado, donde no lo vas a encontrar nunca. Buscamos la calidad, tenemos una producción limitada, con precios que no entramos en competencia. Soy un bodeguero atípico, no soy bodeguero realmente; lo que soy es un productor de vino que tiene viñas y olivos. Pero no tengo estructura propia, todo lo hago con acuerdos con otras bodegas, eso sí, con nuestras barricas propias y bajo nuestra supervisión.
–Digamos que la bodega 12 Pb tiene ‘externalizada’ la producción del vino de alguna manera porque la excelencia es su bandera.
-Sí, y así además, puedo tomar decisiones rápidas porque no tengo stock de vino. Preparo campañas con previsión en función de cada tipo de vino. Hay botas madre en olorosos de algunos vinos de 25 años de antigüedad.
-¿Cómo es esa anécdota de que usted empezó en esto del vino por una apuesta con un amigo?.
-Todo surgió al querer crear un vino tinto cien por cien en Cordoba, y lo hablé con un enólogo amigo, de origen sudafricano, que me retó con una apuesta… Hay dos factores que marcan en la vida: la intuición y la suerte, que no es suerte, es trabajo continuo… Si el proyecto no me sale, lo rompo. Si un proyecto no funciona, lo matas.
–Y así fue…
-El vino salió, encantó, y tuvo gran acogida en Córdoda. A la restauración cordobesa le agradezco mucho la gran acogida que tuvo el tinto 12 Pb. Yo soy de los que voy a Ronda y pido vino de Ronda, y en Toro pido Toro… y en Madrid también pido vino de Madrid, ¡que hacen vinos buenísimos por la zona de Chinchón, por cierto!.
Un misterio
El nombre de la bodega, 12 Pb , es un misterio que su fundador no quiere revelar… «Vamos a guardarlo en ese misterio. (Sonríe) Es algo que tiene que ver con un gran conflicto con la banca, y ahí lo dejamos…».
«Hay dos tipos de vino, dice, el que te gusta y el que no te gusta». Así, su vino, el de 12 PB que acaba de presentar en Madrid, es sin duda el que Eugenio Sánchez -Ramade quiere hacer, según su propio paladar.
«A mí me gusta y si al cliente le gusta, repetirá. Es un vino muy personal sí; porque yo he recorrido prácticamente todos los viñedos de Francia, Italia y Sudáfrica, California, viendo cómo lo hacen y qué hacen y eso me ha dado ideas y experiencia».
Aceites y vinagres gourmet
«También elaboro aceites y vinagres muy top. Pero son productos mucho más complicados que el vino, sobre todo el aceite que hay una oferta desmesurada. En España el aceite se está empezando a valorar ahora, antes era un producto de cocina...», comenta Eugenio durante la entrevista. El aceite está muy enfocado a la tienda gourmet del Palacio de Congresos de Córdoba. Elaboran también vinagres ecológicos y tradicionales 12Pb.
Un menú Voraz
En Madrid se consagra 12 Pb con su puesta de largo en Voraz. Los mejores vinos de 12Pb aterrizan en la carta del restaurante Voraz que ha elaborado un menú ad hoc para la ocasión. Un menú disponible durante un mes, a partir de la Semana Santa.
Un menú especial que consiste en Paella de Pato, puerro, alcachofas y ajetes acompañada de Vino Tinto 12 Pb y un ceviche mixto acompañado por Vino Fino 12 Pb. Un planazo gastronómico para el mes de abril.
Sobre el futuro, grandes planes. «Voy a seguir buscando algo que aportar a nuestros clientes, otras gamas de productos, por ejemplo jamones y queso de calidad muy alta», explica Eugenio, con su mente inquieta puesta en nunca quedarse «anquilosado».
