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Adiós a esta bebida alcohólica: te daña el hígado y debes evitarla a toda costa, según expertos

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El consumo de bebidas alcohólicas, que a menudo se asocia con celebraciones y eventos sociales, ha alcanzado niveles preocupantes en España, especialmente entre los más jóvenes. Los jóvenes empiezan a consumir alcohol a los 13 años, y para los 18 años, el 70% ya lo ha hecho, más del 50% en grandes cantidades. El verano y las fiestas incrementan el riesgo de consumo, con diferencias entre sexos en lo que respecta al motivo y la frecuencia. Nuestro país está entre los principales consumidores de alcohol a nivel global, superando la media de la OCDE con 11 litros per cápita, únicamente superada por Letonia y Lituania.

El alcohol tiene efectos nocivos graves en el cuerpo, especialmente en el hígado, que es el principal órgano encargado de metabolizarlo. El 90% del alcohol consumido se procesa en el hígado, donde se transforma en acetaldehído, una sustancia tóxica que contribuye a numerosos problemas de salud. Por lo tanto, el consumo excesivo puede llevar a una serie de problemas de salud, como síndrome de abstinencia, enfermedades hepáticas, cáncer, y problemas cardiovasculares. Las bebidas destiladas, como el vodka, el whisky y el tequila, son especialmente dañinas debido a su alto contenido alcohólico.

Cómo afecta el alcohol al hígado

El alcohol es conocido por sus graves efectos en la salud, especialmente en el hígado, que metaboliza el 90% del alcohol que ingiere el cuerpo. El consumo elevado y prolongado de alcohol puede provocar hepatopatía alcohólica, que se manifiesta en tres síndromes: hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis hepática alcohólica.

Estas condiciones avanzan en gravedad y son difíciles de tratar, con un alto riesgo de complicaciones adicionales como cáncer de hígado. En España, se estima que entre el 40% y el 50% de los casos de cirrosis hepática son causados por el alcohol, y entre el 20% y el 50% de los cánceres de hígado en trasplante hepático se deben al consumo alcohólico.

Además, el alcohol es el séptimo factor de riesgo de mortalidad global y el principal en el grupo de edad de 15 a 49 años, según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). El acetaldehído, un subproducto del metabolismo del alcohol en el hígado, daña las células hepáticas y puede llevar a fibrosis y cáncer. Aunque el consumo moderado de alcohol puede parecer menos dañino, estudios indican que no hay un nivel seguro de consumo; el riesgo aumenta incluso con pequeñas cantidades.

La bebida que debes evitar

El brandy, un destilado de vino envejecido en barricas de roble, es conocido por su alto contenido de alcohol etílico, lo cual puede provocar serios problemas hepáticos. El hígado, encargado de metabolizar el alcohol, debe trabajar intensamente para descomponer el etanol en acetaldehído, una sustancia tóxica que daña las células hepáticas.

Con el tiempo, este esfuerzo constante puede llevar a la acumulación de grasa en el hígado, inflamación y enfermedades graves como hepatitis alcohólica, fibrosis y cirrosis hepática. Estas afecciones no sólo comprometen la función hepática, sino que pueden ser potencialmente mortales si no se tratan adecuadamente.

Además, el brandy puede contener compuestos adicionales nocivos, como metanol, que se producen durante la fermentación y destilación. Estos elementos pueden agravar el daño hepático y provocar otros problemas de salud, como dolores de cabeza y malestar general.

Para reducir los riesgos asociados con el brandy, es crucial adoptar hábitos de consumo responsables. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere limitar el consumo de alcohol para prevenir enfermedades hepáticas y otros problemas de salud.

Para quienes ya tienen problemas hepáticos o están en riesgo, la abstinencia total es la opción más segura. Los consumidores ocasionales deben moderar su ingesta, alternar con bebidas de menor graduación alcohólica y mantener un estilo de vida saludable.

Las bebidas con más alcohol

El Vodka Spirytus, originario de Polonia, ostenta la graduación alcohólica más alta del mundo con 96°. Se toma acompañado de arenques o pepinillos ácidos.

El Cocoroco, un aguardiente boliviano elaborado con caña de azúcar, tiene un contenido alcohólico del 96%, así que también destaca por su alta graduación.

Everclear 190, fabricado en Estados Unidos por Luxco, tiene un 95% de alcohol. Este licor inodoro, insípido e incoloro es conocido como un alcohol de grano de alta graduación y se utiliza en una variedad de bebidas y licores.

El Poitín, tradicional en Irlanda, puede alcanzar hasta un 95% de alcohol. Aunque actualmente se vende con un 55% de graduación, su historia incluye un periodo de prohibición desde 1661 hasta 1997.

Por su parte, el Whisky Bruichladdich X4, un whisky escocés, fue descrito en 1695 como “peligroso”. Su versión original tenía alrededor del 90% de alcohol, pero la versión moderna, Octomore X4+10, alcanzó un 89% antes de ser ajustada a 70%.

Finalmente, la Absenta Hapsburg Gold Label es conocida por ser la absenta con mayor graduación alcohólica, alcanzando los 89,9°. Originaria de Irlanda y apodada «el diablo verde», esta bebida contiene ajenjo, hinojo y anís. Fue el doctor francés Pierre Ordinaire el creador de la absenta, y las monjas del convento de Couvet las primeras en comercializar esta bebida.