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El inclusivo recreo acrobático de unos alumnos con autismo de un centro de Palma

Alumnos del Centro de Educación Especial Princesa de Asturias han acudido al centro de acrobacias Vértigo

Gracias a las diferentes actividades de acrobacias han podido potenciar su movilidad y motricidad reducidas

Verónica Pons es profesora del Centro de Educación Especial Princesa de Asturias de Palma. En su clase son cinco niños con autismo de entre 8 y 11 años, todos ellos acostumbrados a jugar solos e interaccionar poco. Sin embargo, una llamada el pasado 3 de diciembre del centro de acrobacias Vértigo les permitió disfrutar de un recreo un tanto diferente, más bonito, divertido e inclusivo para estos pequeños.

Así, Verónica y sus alumnos cogieron la furgoneta para hacer salidas escolares y emprendieron un breve viaje hacia lo más parecido a un circo. Vértigo fue durante más de una hora una especie de patio gigante donde los menores pudieron divertirse con colchonetas gigantes, telas aéreas, pelotas grandes y demás herramientas acrobáticas.

Se trató de una experiencia de lo más enriquecedora para estos niños con motricidad reducida, pues gracias a las actividades pudieron correr y saltar libremente, potenciado y promoviendo el movimiento y el ejercicio físico tan necesarios hoy en día en un mundo donde reina el sedentarismo y las nuevas tecnologías.

Durante el recreo convencional en el CEE Princesa de Asturias los niños disponen de camas elásticas, patinetes y un columpio. En Vértigo han podido ampliar su experiencia de juego y han explorado nuevos caminos y retos. «Estar en un centro de estas características les ayuda a ver que existen otras actividades muy diferentes a las que están acostumbrados y eso es un plus para ellos», asegura Verónica Pons.

Instalaciones del centro de acrobacias Vértigo.

«Los niños no paraban de sonreír»

A pesar de tener poca comunicación verbal, los niños le han transmitido a su profesora su agrado por esta innovadora iniciativa. «Todos estaban súper contentos cuando corrían, jugaban y probaban cosas nuevas. Sólo enseñarles a subirse a algunos sitios o utilizar herramientas ya les causaba satisfacción. No paraban de sonreír», afirma Pons.

Como no podía ser de otra forma, los padres de los pequeños también están encantados con esta iniciativa y así se lo transmitieron a Verónica. «Les ha parecido una iniciativa muy bonita. Les mandé fotos y vídeos de los niños jugando y todos estaban muy agradecidos por la experiencia que les hemos podido proporcionar», manifiesta la docente.

Para Verónica Pons esta  ha sido una experiencia única para ella a nivel laboral. Explica que, en un momento en el que se diagnostican tantos casos de autismo, esta iniciativa es más necesaria que nunca. «Me pareció una idea súper bonita, enseñar a los más pequeños es una de mis pasiones y en Vértigo pude hacerlo de manera diferente a la que lo hago en mi día a día. Les he podido transmitir mi pasión», indica Pons.

Por otro lado, Verónica no duda en afirmar que ella y sus cinco alumnos volverán a este centro de acrobacias para volver a saborear lo que ella define como un «ambiente mágico». «Lo he propuesto a otros profesores del centro. Les he enseñado los vídeos de los alumnos jugando y les he dicho que estaban en otro mundo», explica.

Todo parece indicar que la unión entre el Centro de Educación Especial Princesa de Asturias y el centro de acrobacias Vértigo seguirá adelante al menos hasta finales de este curso. «Me encantaría repetir, desde el centro nos dijeron que podemos volver cuando queramos, estamos muy agradecidos a ellos por esta oportunidad», concluye.