El desahucio amenaza a la Familia Sans después de 40 años de teatro alternativo
El Consell ha denegado las ayudas al proyecto de Estudi Zero-Teatre Sans y pone en riesgo su subsistencia después de 40 años
La subvención anual solicitada por Teatre Sans corresponde al presupuesto de una semana del Teatre Principal
Exigen un compromiso firme por parte de todas las instituciones en apoyo de la cultura como bien esencial
En un manifiesto hecho público este 2 de noviembre la dirección del Teatre Sans lamenta que «después del durísimo año de pandemia», el departamento de Cultura y Patrimonio del Consell de Mallorca haya denegado el acceso a todas las ayudas y subvenciones al proyecto de Estudi Zero-Teatre Sans «al aplicarse el reglamento minimis, obsoleto, en lugar del específico para la cultura, lo que pone en riesgo nuestra subsistencia después de 40 años».
Conviene recordar que nada más levantarse el confinamiento, en junio de 2020, el Teatre Sans fue el primero en abrir sus puertas y pese a limitarse el aforo severamente, con la consiguiente reducción de ingresos, optaría por mantener estable en la medida de lo posible su programación movido por el convencimiento de que en tiempos tan difíciles las artes escénicas se deben a las necesidades culturales de la ciudadanía. Más de una ocasión he dejado por escrito el comportamiento ejemplar del teatro alternativo los últimos 18 meses. No se entiende, ni se puede justificar, el criterio que ha sido aplicado por los técnicos del Departamento de Cultura del Consell de Mallorca a la hora de otorgar o denegar subvenciones.
Las dimensiones catastróficas generadas por la pandemia en el mundo de la cultura se explican de manera clara si tenemos en cuenta el hundimiento de un referente universal como Cirque du Soleil. Los 40 años en la historia de Estudi Zero–Teatre Sans corre paralela a ver transformarse la Diputación Provincial en Consell Insular de Mallorca, que además le correspondió en el capítulo de inventario la propiedad del Teatre Principal de Palma, cuyo presupuesto es tan generoso que en el tema que nos ocupa, la subvención anual solicitada por Teatre Sans corresponde al presupuesto de una semana del teatro público situado en el carrer de La Riera, muy cerquita del Sans.
Al Consell de Mallorca, desde sus inicios, se le conoce como la repartidora en lo que a subvenciones se refiere. La normativa no es que sea obsoleta, lo que mejor la define es el modelo surrealista y casual del procedimiento.
La petición que traslada el colectivo Estudi Zero-Teatre Sans se refleja en los siguientes cuatro apartados: la necesidad de modernizar las estructuras jurídicas del Consell de Mallorca; la urgente necesidad de que lo político y lo administrativo estén en consonancia; los técnicos del Consell Insular de Mallorca han de estar al servicio de la cultura y no decidir cómo hacerlo, y por último el deseo de que «nuestras instituciones tomen en consideración los proyectos que presentamos, admirados en el exterior».
En este sentido bastará apuntar que desde 1984, año fundacional de Estudi Zero-Teatre Sans, «un espacio de exhibición, de formación y centro de creación, de investigación y de fomento de la cultura», la compañía Estudi Zero de teatro alternativo ha producido 62 espectáculos que han sido vistos por 700.000 espectadores a través de 5.000 actuaciones realizadas en Baleares, además de 355 en giras nacionales y 74 internacionales. Por lo que respecta al Teatre Sans, destacar la presentación de 383 compañías del exterior, los más de 8.000 alumnos que ha pasado por su escuela, realizar 34 residencias artísticas y talleres gratuitos que han beneficiado a 50.000 usuarios. Como puede observarse la Familia Sans es toda una institución.
El comunicado finaliza con este llamamiento: «Exigimos un compromiso firme por parte de todas las instituciones en apoyo de la cultura como bien esencial, con la dotación necesaria para que proyectos alternativos como el del Teatre Sans puedan seguir funcionando como lo que son, un referente cultural imprescindible en el panorama teatral de Mallorca».
El hecho de haber adquirido, y rehabilitado, un edificio gótico en el casco antiguo de la capital balear, convertido en espacio de exhibición, centro de creación, de formación, de investigación y de fomento de la cultura, ya es razón más que suficiente para que este proyecto singular sea atendido a la manera que el colectivo reivindica: «Ser considerado patrimonio cultural de la ciudad y de Mallorca». Un bien a proteger en definitiva.
El confinamiento a causa de la pandemia ha generado pérdidas económicas de consideración en proyectos similares a Estudi Zero-Teatre Sans y como ellos apuntan, «hemos sido tocados por la pandemia, agravada la situación por el temor de la gente a acudir a las salas». En definitiva, la fragilidad de la industria cultural, y lo difícil que es reemplazarla, pone sobre la mesa el debate urgente sobre las políticas culturales de nuestras instituciones.
No vaya a ser que el esfuerzo de tantas décadas acabe en desahucios.
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