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Operación Chamartín

El bluf de Casanova en Madrid Nuevo Norte: compra unos derechos fantasma y no paga los 400 millones

Trinitario Casanova, presidente del grupo Baraka, vuelve a la acción, buscando protagonismo en uno de los proyectos urbanísticos más mediáticos de este siglo: la operación Chamartín. Esta semana, Casanova anunciaba por sorpresa la compra de los derechos de los reversionistas, por un valor total de 400 millones de euros.

Se los ha comprado a la Asociación No Abuso, la misma que desde finales de los años noventa ha intentado por activa y por pasiva reclamar los supuestos derechos de estos reversionistas, a pesar de las numerosas sentencias en contra de distintos tribunales.

Según ha podido saber OKDIARIO, algunos de los miembros destacados de la Asociación No Abuso son bien conocidos en el sector inmobiliario. Casualidad o no, están presentes en muchos de los proyectos que han tenido retrasos o bloqueos por cuestiones jurídicas (Valdebebas es un ejemplo). Con la complicidad de una ley que llega a permitir a cualquiera, tenga o no intereses legítimos, recurrir contra un proyecto, estos profesionales se dedican a buscar negocio en aguas revueltas

Esta Asociación volvió a la carga con sus reivindicaciones después de que el año pasado se anunciara un acuerdo entre el Ministerio de Fomento, el Ayuntamiento de Madrid y Distrito Castellana Norte (la promotora que tiene los derechos sobre los terrenos de Adif) para poner en marcha la operación Chamartín, rebautizada Madrid Nuevo Norte. Sin embargo, sus amenazas han seguido cayendo en saco roto, ya que los tribunales se han pronunciado en múltiples ocasiones, zanjando la cuestión de los reversionistas.

Los tribunales, desde la Audiencia Nacional hasta el Tribunal Supremo, han sentenciado ya que los derechos de reversión no se pueden solicitar mientras el terreno en cuestión esté siendo utilizado con el uso por el que se expropió. Por eso, rechazaron varios recursos de los reversionistas, ya que los terrenos de la operación siguen, hoy, afectos a usos ferroviarios, y así seguirán hasta que no se modifique el PGOUM.

La Ley de Ordenación de la Edificación 38/1999, además, establece que no existe el derecho de reversión si los terrenos expropiados se han destinado al uso por el que se expropiaron durante un plazo mínimo de diez años. Pues en el caso de la operación Chamartín, los terrenos llevan ochenta años con ese uso, lo que hace imposibles las pretensiones de los reversionistas.

Quizás por eso No Abuso, al no tener ya nada que perder, se ha dejado seducir por las artimañas de Trinitario. Quien, por cierto, ha reconocido que no ha desembolsado la mayor parte de los 400 millones prometidos a los reversionistas.

Trinitario Casanova es un viejo conocido del mundo empresarial español. Su nombre apareció por primera vez ante el gran público con su ya famoso intento fallido de asalto al Banco Popular, en 2007. Por esa operación, que la CNMV denunció ante la Justicia, Casanova fue condenado a un año de cárcel, sentencia que, tras el recurso del empresario, fue reducida a una multa superior a los 100.000 euros.

Casanova vuelve a ocupar las primeras planas de los periódicos cuando, a través de su grupo Baraka, se anuncia como comprador del Edificio Wanda, después de que el empresario chino Wanda decidiera vender el inmueble ante las pegas del Ayuntamiento a su remodelación. Casanova se comprometió a pagar 272 millones por el edificio, pero, tras aplazar en varias ocasiones el plazo de pago, acabó recurriendo a una nueva artimaña para salir al paso: tan sólo compró para revender el inmueble al Grupo Riu.