Japón construye un muro para evitar una tragedia como la del tsunami de 2011
Hace 5 años que un terremoto de magnitud 9.0 Mw causó un tsunami, con olas de hasta 40,5 metros, provocando un desastre que asoló la costa japonesa destrozando todo a su paso y la llenándola de muertos y heridos. En total el recuento de la Policía Nacional japonesa sumó 15.845 muertes, 3.380 personas desaparecidas y cerca de 6.000 heridos.
Un desastre de estas características no se olvida. Nunca. Queda en el recuerdo de todo el mundo. pero sobre todo en la memoria de aquellos que lo perdieron todo y sobrevivieron a la catástrofe. El miedo a que se repita la historia y llegue otro tsunami aterroriza a gran parte de la población. Por ello el Gobierno japonés ha puesto en marcha un programa de prevención que consiste en la construcción de un muro de contención para frenar los posibles tsunamis que amenacen al país.
Con una altura de 12,5 metros y una extensión de más de 400 kilómetros. La muralla de cemento que ya han empezado a construir protegerá la costa noroeste del país de posibles maremotos.
La obra, cuyo coste se estima en los 6.800 millones de dólares, quiere evitar un desastre como el de marzo de 2011, que dejo destruidas comunidades costeras enteras y la planta nuclear de Fukushima.
Este proyecto tiene sus defensores y sus detractores. Unos confían en que se trata de un sistema que ahorrará muchas muertes y destrozos en el caso de que se produzca otra ola gigante. Los otros consideran que perjudicara a la industria pesquera y dañará los ecosistemas marinos, además de arruinar completamente el paisaje.
Los peligros de confiar en la tecnología
Según algunos expertos, este muro de contención presenta un problema, si bien reduce la potencia del impacto, la existencia de esta barrera puede crear una suerte de falsa confianza.
Se sabe que muchos de los que perecieron o desaparecieron en el último tsunami no prestaron atención a las advertencias del peligro.
La falta de infraestructura básica puede ser catastrófica en los países en desarrollo y la dependencia extrema de esta clase de protección puede hacer que la gente se sienta demasiado segura.
«Hay una fe exagerada en la tecnología como solución, pese a que todo lo que hemos aprendido nos muestra que el conocimiento y la intuición de la propia gente es lo que hace la diferencia y, la tecnología, de hecho, nos hace un poco más vulnerables» dijo Margareta Wahlstrom, directora de la Oficina de la ONU para la Reducción de Riesgos en Desastres, durante una conferencia la semana pasada en Sendai, Japón.
La evidencia en cuanto a la utilidad del muro, no es contundente. Pero existen antecedentes que le otorgan cierto porcentaje de éxito en su misión de frenar un maremoto.
En 2011, la localidad de Fudai, en el noroeste de la isla, escapó el azote de las olas gracias un sistema de compuertas y un muro que le debe su existencia a un alcalde que atravesó de joven la experiencia de un maremoto e hizo de la construcción de un muro una de sus prioridades.
El proyecto, iniciado en los años 70, fue duramente criticado como un gasto innecesario. Pero gracias a él, Fudai se mantuvo de pie cuando en 2011 sus poblados vecinos se desplomaban.
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