A pesar del Gobierno… ¡Viva el Día de la Fiesta Nacional!
Hace justo un año que publiqué en este mismo diario un artículo que finalizaba con el siguiente párrafo:
“Por eso hoy, Día de la Fiesta Nacional, frente al silencio de los cobardes, la mordaza que el Gobierno y su secta quiere imponer a los ciudadanos libres, el clamor de las víctimas silenciadas, el abuso de poder del caudillo Sánchez, su venganza contra los madrileños, las mentiras gubernamentales, la propaganda de los medios de la secta, la persecución gubernamental y sectaria puesta en marcha contra los jueces, el intento de socavar la autoridad de la Jefatura del Estado, el intento de silenciar al Rey de todos los españoles, los ciudadanos libres debemos alzar nuestra voz y gritar, una y otra vez: ¡Viva la Constitución! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!”.
Transcurrido un año no sólo no hemos superado ninguno de los peligros para la convivencia entre españoles sobre los que alertaba el citado artículo, sino que el Gobierno ha reforzado su pulsión totalitaria en todos los ámbitos y ha perpetrado nuevas tropelías contra las instituciones democráticas y los valores que compartimos.
Claro que nada podía salir bien mientras España celebre el Día de la Fiesta Nacional con un presidente que llegó al Gobierno soportando su candidatura en una mentira (un párrafo de una sentencia que los propios tribunales anularon posteriormente) y que posteriormente ganó las elecciones mintiendo sobre con quien iba a gobernar (“nunca con Iglesias, no podría dormir tranquilo”; nunca con lo herederos de ETA, nunca con Otegi; “¿cuantas veces más quiere que se lo diga…?”; nunca con los golpistas: “yo traeré a España a Puigdemont”, “de quién depende la Fiscalía, ¿ eh?”) Y mintiendo también sobre lo que iba a hacer, desde sus promesas de reformar el Código Penal para endurecer las penas en todos aquellos delitos que atenten contra la democracia hasta su promesa de defender el orden constitucional mientras se ha dedicado a hacer leyes para derogarlo por la puerta de atrás.
Para vergüenza de los españoles y por lo que se refiere a la acción del Gobierno, la crónica política del último año es más bien una crónica de tribunales. Y eso a pesar de tener la Fiscalía, en tándem con la Abogacía del Estado, al servicio de su defensa.
La Fiscalía, que “tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley…”, según recoge el artículo 124 de la CE , la Fiscal “de puerta giratoria”- según se alerta en el informe del GRECO- no solo no actúa de oficio en defensa del interés público, sino que se dedica a torpedear toda las iniciativa de los ciudadanos, de los grupos parlamentarios, de los colectivos sociales… que actúan ante los tribunales de justicia en defensa de sus derechos.
Por eso resulta casi milagroso –aunque sea milagro laico- que los tribunales de Justicia y el Tribunal Constitucional estén propinando una serie de varapalos al Gobierno señalando la ilegalidad y la inconstitucionalidad de sus actos. Sólo en los últimos 15 días se han producido una serie de sentencias del TC que han puesto de manifiesto que España está gobernada por un grupo gente que es carne de banquillo, aunque ellos –y desgraciadamente muchos españoles- aún no se hayan dado cuenta. Una gente que ha utilizado el mayor drama sanitario, social y económico de nuestra historia democrática, la Covid 19, para gobernar de forma despótica, eludiendo el control parlamentario.
El Constitucional ha declarado ilegal, por vulnerar el derecho de los diputados a ejercer el control sobre el Ejecutivo, la decisión de la Mesa de la Cámara de cerrar el Congreso durante la pandemia. Cabe recordar que la batalla de la oposición -encabezada por Cayetana Álvarez de Toledo, que ejercía en aquel momento como portavoz del PP, y que denunció con tenacidad que se estaba produciendo un ataque contra la democracia sin precedentes- dio sus frutos y el Congreso volvió a abrirse. Ahora, más de un año después y gracias al recurso de VOX, el TC ha sentenciado que aquella decisión fue ilegal.
El TC ha declarado inconstitucional el decreto que reguló el primer estado de alarma por entender que vulneró derechos fundamentales de los ciudadanos.
Ha tenido que ser también el Tribunal Constitucional quien corrija a la Abogada General del Estado (devenida en un bufete de abogados para defender los actos delictivos del Gobierno) determinando que está activa la orden de detención y entrega emitida por el Juez Llarena contra Puigdemont y el resto de prófugos que perpetraron el 1 de Octubre de 2017 un golpe contra la democracia. Todo porque la citada Abogada General el Estado había mentido por escrito ante instancias europeas afirmando que la orden ya no estaba en vigor.
Podíamos seguir citando resoluciones judiciales que sitúan al Gobierno cada vez más cerca del banquillo de los acusados; pero estos tres ejemplos bastan para confirmar que España celebra el Día de su Fiesta Nacional a pesar de tener un Gobierno de facinerosos que quiere liquidar la Nación de ciudadanos libres e iguales.
La España constitucional y democrática es mucha España como para que pueda ser liquidada por un partido traidor (el PSOE) en alianza con los enemigos jurados, y sangrientos, de la democracia. Por eso quiero concluir este artículo celebrando nuestro día, el de todos los españoles de bien que al margen de nuestra ideología, creencias, posición social, edad o región de la que seamos vecinos. Aprovechemos este 12 de Octubre para reiterar nuestra voluntad de defender el orden constitucional y a nuestras instituciones. Aprovechemos la Fiesta para proclamar, con orgullo y alegría: ¡Viva El Rey! ¡Viva España! Y ¡Viva el día de la Hispanidad!
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