El frapero Iglesias Peláez
Que el padre de Pablo Iglesias fue «frapero» o «militante del FRAP» no es una invención de Cayetana, ni de su primo comunista, sino una aseveración del vicepresidente del Gobierno, de la que hay prueba documental, como la propia diputada popular se encargó de mostrar desde el escaño.
El líder podemita fue a por lana el otro día calificándola varias veces de «señora marquesa», con tintes machistas, pero salió trasquilado como «hijo de un terrorista». Un torpedo a la línea de flotación de los que quieren reescribir la historia, viendo malos sólo en un bando y todos buenos en el otro. Nada más producirse el encontronazo parlamentario, las turbas comunistas en redes y sus terminales mediáticas salieron raudas a reducir el papel de Francisco Javier Iglesias Peláez a un «comprometido» repartidor de pasquines contra la dictadura en aquellos años.
Hasta el propio padre del Vendeobreros de Galapagar niega haber militado en el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP). Según la versión que ha llegado a dar en sede judicial, él estuvo enrolado en «organizaciones pro FRAP, añadiendo que cuando se constituyó éste formalmente lo abandonó por desacuerdo», remitiendo así a finales de 1973. Sin embargo, desde 1971 esta banda ya existía con el ex ministro socialista Julio Álvarez del Vayo como cabecilla y se identificaba como FRAP en carteles y octavillas de la época, perpetrando actos propios de terrorismo: desde ataques vandálicos tipo kale borroka hasta el asesinato de agentes de las Fuerzas de Seguridad. Siguió activa hasta 1978.
Así, en el periodo en que Iglesias Peláez formó parte de esta etapa inicial del FRAP —como afiliado desde 1972 a la Federación Universitaria Democrática España (FUDE), uno de los colectivos del Frente— dos policías murieron a manos de este grupo marxista-leninista. La abogada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) Carmen Ladrón de Guevara lo ha revelado en un tuit viral: Juan Antonio Fernández Gutiérrez y Manuel Pedregal Manzano perdieron la vida por los sucesos del 1 de mayo de 1973. Luego, en 1975 otros tres agentes más y se sospecha un sexto.
En aquella manifestación del Primero de Mayo no estuvo el padre de Pablo Iglesias porque fue detenido sólo unos días antes por repartir propaganda ilegal para dicha convocatoria. El FRAP habría preparado esta cita como una «jornada de lucha patriótica y antiimperialista». Las octavillas de agitación, como las que repartía Iglesias Peláez en las jornadas previas, apelaban a la «unidad combativa».
Y lo que no cuenta el papá —acusado de asociación ilícita— son los planes violentos y orquestados de antemano que tenía para aquel día el Frente donde él combatía vía FUDE. Iglesias Peláez llamó a participar en una marcha donde el Comité Coordinador pro-FRAP había articulado «grupos de protección» para «responder con la violencia revolucionaria a la violencia fascista», según el comunicado que reivindicó aquel derramamiento de sangre. «El ajusticiamiento de los asesinos policías el primero de Mayo en Madrid ha producido gran entusiasmo entre todos los sectores populares», recogió el texto.
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