Albert, un lobo no puede cuidar las ovejas

Nadie duda de que Albert Rivera y Ciudadanos tendrán un gran futuro en la política española. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) refrenda la trayectoria de una formación al alza ante los españoles. No obstante, para llegar a él en las mejores condiciones, no se pueden permitir ciertos tumbos y ambigüedades, sobre todo si están relacionadas con Podemos. Si finalmente posibilitan que Pablo Offshore Iglesias presida las comisiones de investigación de las cajas de ahorro y la presunta financiación ilegal del PP será como confiar en un lobo para que cuide las ovejas. Estamos ante ese «Pablo Manuel» al que el régimen del asesino Nicolás Maduro pagó 272.200 dólares en el paraíso fiscal de Granadinas. Una información que les ofreció en exclusiva OKDIARIO y que Iglesias trató de censurar por todos los medios de manera infructuosa, ya que la Justicia certificó la veracidad de la misma. 

El secretario general de un partido financiado por la Venezuela chavista y por la teocracia de Irán no debería hacerse cargo ni de su comunidad de vecinos, como para que ocupe las presidencias de comisiones claves para garantizar la imprescindible regeneración de nuestra clase política y representativa. De llegar a ese puesto, el hombre que quiere tener a los periodistas a sus pies, y que persigue cualquier disidencia dentro y fuera de su propio partido, poseería la capacidad de manejar a su antojo dichas comisiones, incluso a la hora de utilizarlas políticamente y con fines electoralistas. Algo que, por otra parte, es una constante en la actividad parlamentaria de Podemos, más propensos al show que al trabajo serio. De ahí que Albert Rivera deba obrar con responsabilidad y en ningún caso permitir que Iglesias llegue a ellas. Los miembros de Ciudadanos se han autodenominado como «regeneradores» del sistema y lo han demostrado en sobradas ocasiones. Sin embargo, para seguir evolucionando deben abandonar cualquier tentación de enfrentarse a la política desde la barrera. El futuro y la confianza de los españoles se gana hundiendo los brazos hasta el codo en el día a día.