Opinión

Acordado y bendecido

La ilusión es uno de los alimentos básicos, sino el único, que mantiene el fútbol con vida. La decepción llega cuando ya se ha digerido el trago. Y esa nebulosa fe mantenían los jugadores, técnicos, aficionados y socios del Mallorca con la esperanza de que sus armas y disciplina defensiva iban a contrarrestar la evidente superioridad técnica de su rival.

Apenas puesto el balón en juego Mbappe ya había remitido un par de telegramas al apartado de correos de Greif y a los 5 minutos Vinicius ya se dirigía al árbitro sin ser capitán, ni educado  Esta es la realidad. El Mallorca dio la cara, esto no es discutible como tampoco que en estos casos te la suelen partir, pero nada más. Su buen hacer defensivo se diluyó en un marcador tardío y algo excesivo, pero Courtois pudo haber visto el partido sentado junto a uno de los palos de su portería. La manta que cubría la cabeza de la víctima, dejaba al descubierto la desnudez de sus pies, contratiempos a un lado. A la media hora Raillo tenía que abandonar la partida y, aun peor, Sergi Darder estaba en el campo sin participar en ella. Las opciones de pillar por sorpresa al verdugo se limitaban a la creatividad de Morlanes, de mente perezosa, y la voluntad de Dani Rodriguez, salvo alguna escaramuza de Mojica, que Larin no supo rematar ni entre los tres palos.

Cada individuo puede contentarse con lo que desee. El finalista, aun sin asombrar a nadie, es y fue mejor, pisó casi todo el tiempo terreno balear y, en todo caso, podía haber mejorado la definición, un arte que los de rojo no tuvieron siquiera la ocasión de intentar.

El temporal de la Copa del Rey y la Supercopa de Arabia, ha amainado y la próxima temporada pasará lejos de las Baleares. Encantados de haber estado ahí. Ha sido una fiesta. Pero volvamos a la realidad que la liga va en serio y su camino es largo y arduo.