así lo relata en su libro

El otro episodio desconocido que marcó la vida de Cayetano Martínez de Irujo

Cayetano Martínez de Irujo
El otro episodio desconocido que marcó la vida de Cayetano Martínez de Irujo

Silencio sepulcral, el tictac de los relojes y el sonido de las pisadas en los suelos de madera. Estos tres sonidos eran los que acompañaban a Cayetano Martínez de Irujo (56) y sus hermanos en el Palacio de Liria, un lugar en el que la soledad era el sentimiento imperante. Al menos así lo asegura él mismo en su biografía ‘De Cayetana a Cayetano’, libro en el que se ha confesado sobre los momentos más oscuros de su pasado a lo largo de 308 páginas. Aunque en los últimos días la adicción que ‘perturbó’ al hijo de la duquesa de Alba ha sido el capítulo que ha acaparado más miradas, hay otros secretos que cambiaron su vida. Uno de ellos su infancia, pues conoció a alguien que le ayudó a escapar de sus fantasmas así como a convivir con los azotes que el día a día le propinaba. Esa mujer fue Nana Margarita: «hasta cumplir seis años ella era mi cuidadora. Una mujer encantadora y que ha sido mi segunda madre hasta su muerte, un año después de la de mi madre». Sin embargo, todo cambió cuando dejó de ocuparse de él -por orden de sus padres-para cuidar de su hermana Eugenia. Ahí comenzó su calvario.

«Nunca pude renunciar a Nana. Cuando salió de Liria, me escapaba a su casa, luego me traía su marido medio a escondidas de vuelta al palacio. Hasta su muerte ha seguido teniendo un papel fundamental en mi vida. Su casa siempre ha sido mi refugio. Aparecía allí como los huérfanos que buscan un hogar o el animal que regresa a su guarida. Nunca dejé de visitarla, de ir a comer con ella y dormir una siesta en el sofá cogido de su mano como cuando era pequeño (…) Nana me quería tanto como yo a ella», dice Cayetano en su segundo capítulo. Y, aunque es cierto que siempre contó con su apoyo, tras sus cuidados llegaron dos nodrizas cuyos métodos educativos eran poco ortodoxos.

Cayetano Martínez de Irujo

Cayetano Martínez de Irujo junto a su familia en la Primera Comunión de su hermana Eugenia /Gtres

«Fräulein Blessel. Una austriaca que se ocupó de nosotros entre los seis y los nueve años. Me pegaba con un bambú», dice. Se marchó y la segunda nanny que se ocupó de Cayetano y Fernando tampoco mejoró la situación. «Se llamaba Olga (…) Jamás olvidaré sus palizas ni las humillaciones a las que nos sometió, sobre todo a Fernando. Me doblaba sobre el lavabo y comenzaba a pegarme a dos manos, descargaba toda su fuerza y su ira sobre mí. Llegaba incluso a darme patadas y golpearme contra la pared», apunta Cayetano. Hasta que un día se cansó, dio un golpe sobre la mesa y le espetó: «ya no me vas a pegar más, porque te mato. Ya me has pegado bastante». Años después se sinceró con su madre, quien lloró desconsoladamente tras conocer esta terrible etapa y le dijo: «¿Por qué no me lo dijiste?»

Para él, lo más duro fue saber que Nana estaba tan cerca de él, que tan solo les separaran unas estancias. Una mujer para la que solo tiene buenas palabras y sobre la que guarda excelentes recuerdos: «Era puericultora en la maternidad de O´Donell y la sacaron de allí para ayudar en los partos de los hijos de la duquesa de Cayetana. Nana era la mejor, por eso la eligieron: «Usted se tiene que ir a trabajar con la duquesa de Alba», le dijeron. Nana era educadora, consejera y, en mi caso, mi segunda madre (…) Tuvo dos hijos, Margaret, la mayor, es tres años menor que yo y tiene síndrome de Down. Al principio, cuando Nana aún se ocupaba de mí, su hija dormía en una cuna al lado de mi cama. Ahora yo soy su tutor por voluntad de Nana y vive conmigo en Madrid o en Las Arroyuelas».

Cayetano Martínez de Irujo

Cayetano Martínez de Irujo en el año 2017 junto a la hija de la Nana /Gtres

Un vínculo familiar que ambos forjaron durante varias décadas, pero que no fue bien visto por parte de Cayetana. ¿La razón? Los celos que le provocaban los bonitos sentimientos que unían a Margarita con Cayetano. Tanto es así que esta tuvo que salir de palacio y acabó en «un piso de la plaza de San Miguel, que era de la familia». Su fallecimiento llegó en el año 2015 y, desde entonces, nada ha vuelto a ser lo mismo para él.

Cayetano Martínez de Irujo

Cayetano Martínez de Irujo en el funeral de la que él consideraba su segunda madre /Gtres

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