Fallece la condesa de Romanones
A los 94 años y tras una vida más que apasionante, Aline Griffith falleció el pasado lunes día 11 sobre las 10 de la noche tal como confirma el portal ‘Vanitatis’. La capilla ardiente será en la histórica iglesia de San Francisco de Asís en Madrid. Griffith fue una persona muy querida por todos los que la conocían, pues nadie era indiferente a sus encantos cuando contaba historias de sus vivencias, de una vida de película.
Se convirtió en condesa por matrimonio. Se casó con Luis Figueroa y Pérez Guzmán, III conde de Romanones y Grande de España y tuvo tres hijos Álvaro, Luis y Miguel. Decía que con él formaba un tándem perfecto, fue una de las pocas personas que conoció todas las aristas de una mujer que, pese a la época en la que la tocó vivir, se atrevía con todo.
La condesa de Romanones fue periodista y espía/Gtres
Su día a día era de novela negra. Fue periodista y espía, en ese orden. Se refugió en el nombre de ‘Butch’ y trabajó a las ordenes del Estado Mayor Norteamericano. Escribió un libro sobre ello en el que relataba su relación con los ‘compañeros’ de la KGB o los asesinos profesionales del momento. Compaginaba esto con una vida de lujo en la alta sociedad. En su bolso se hacían hueco la polvera y un revolver de nácar cuando acudía a las más prestigiosas fiestas.
Fue una mujer adelantada, valiente y sincera. Una mujer que conoce la intrahistoria de una época convulsa en España. Una mujer que se relacionaba por igual con los duques de Windsor, con Jacky Kenedy o con presidentes del gobierno y primeros ministros de cualquier parte del mundo. Tal como apunta la periodista Paloma Barrientos, Aline no ha llegado a ver su vida convertida en película, aunque si hubo intentos de llevar a cabo el proyecto, “moriré con mis secretos” decía.
[La ex novia de Willy Bárcenas, desnuda en ‘Interviú’ para hablar del collar que el Rey le regaló a Corinna]
Su aspecto era inmejorable. Alta, delgada, guapa y siempre perfectamente arreglada. Igual que sabía ser una señorita, montaba a caballo, bailaba sevillanas, disparaba en monterías y participaba en rallys de una conocida marca comercial. La última vez que fue noticia fue cuando subastó un impresionante collar de esmeraldas en 2012, que acabó en manos de Corinna, la entrañable amiga del Rey Juan Carlos.
Se va una parte de la historia, de una historia que ha durado 94 años y que siempre tuvo una sonrisa que regalar.