ANÁLISIS

Más pasarela que púlpito: Yolanda Díaz vuelve a tensar el ‘dress code’ del poder

Yolanda Díaz ha participado en un coloquio organizado por el Club Siglo XXI en Madrid

Yolanda Díaz ha vuelto a ocupar titulares por su elección de estilo

El estilo de Yolanda Díaz se ha convertido en un elemento estratégico

Yolanda Díaz por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)
Yolanda Díaz por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)
Marta Menéndez
  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha vuelto a ocupar titulares, esta vez no tanto por sus declaraciones o medidas políticas, sino por su elección de vestuario en un acto institucional que pedía otras coordenadas estéticas. En esta ocasión, la líder de Sumar ha participado en un coloquio organizado por el Club Siglo XXI en Madrid, junto a los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, en un foro centrado en el diálogo social, el empleo y los retos laborales del país. Sin embargo, la conversación se ha visto inesperadamente desbordada por un estilismo que no ha pasado desapercibido a ojos de la crónica social.

Yolanda Díaz ha aparecido con un conjunto que ha generado tanto comentarios como desconcierto: pantalones anchos de corte palazzo en un llamativo azul celeste, combinados con un top tipo corsé sin tirantes del mismo tono, ajustado y con botones visibles en la parte frontal. En la mano, una americana roja de doble botonadura que no ha llegado a ponerse, y como remate, unas sandalias rojas de tacón fino y unos maxi pendientes florales también en azul. El conjunto se completa con un bolso shopper marrón oscuro, aparentemente neutro pero que añade una cuarta textura cromática a un look ya bastante cargado.

Yolanda Díaz por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

Yolanda Díaz por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

¿Es esto un problema? Depende. La política, como bien sabe Díaz, es también comunicación no verbal. Su estilo se ha convertido en un elemento estratégico, una herramienta para reforzar su identidad propia dentro del tablero institucional. A diferencia de la sobriedad monocromática de otras ministras o del clasicismo algo desfasado de algunas figuras del ala socialista, Díaz ha cultivado un estilo más audaz, consciente de que la estética también transmite posicionamientos. El problema surge cuando esa estrategia visual empieza a chocar con el contexto y los códigos no escritos de determinados escenarios. 

El Club Siglo XXI no es un escaparate de tendencias, sino un espacio de diálogo con vocación política e intelectual, donde lo fundamental son las ideas, el debate y la reflexión. En ese contexto, la elección de un estilismo llamativo como el de Yolanda Díaz, más cercano a una propuesta primaveral que a la sobriedad habitual de los foros institucionales, puede resultar, para algunos, algo desconcertante. No se trata de cuestionar su libertad de expresión a través de la moda, que, sin duda, forma parte de su identidad pública, sino de señalar cómo, en determinados escenarios, la balanza entre el mensaje político y la imagen puede inclinarse demasiado hacia esta última, restando protagonismo a lo esencial: el contenido.

Yolanda Díaz por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)
Yolanda Díaz por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

El conjunto azul, elegante en su paleta y claramente alineado con las corrientes actuales, con ecos de un power dressing relajado, proyecta una imagen fresca y personal. No obstante, su estética se desmarca de los códigos formales que suelen imperar en escenarios institucionales como este. El top sin mangas, entallado y estructurado, aporta una actitud moderna y segura, aunque resulta más habitual en entornos vinculados al ámbito creativo o cultural que en un foro político centrado en el diálogo laboral. La americana roja, llevada al brazo más como acento cromático que como pieza funcional, añade un punto de contraste que refuerza la apuesta visual. Por su parte, la combinación de tonos -azul, rojo y marrón-, aporta viveza, pero también remite a un lenguaje visual más próximo al editorial de moda que al sobrio imaginario propio de una cita con los agentes sociales.

En cualquier caso, no es nuevo que Yolanda Díaz utilice la moda como una extensión de su discurso político. Ha construido un estilo propio, alejado del traje tradicional, que introduce nuevas referencias estéticas en el ámbito institucional y que busca, de forma deliberada, marcar distancia con la rigidez del uniforme político convencional. Apariciones como la de Cannes o ciertos actos de campaña han sido celebradas precisamente por eso: por ofrecer una alternativa visual que reivindica una forma distinta, más femenina y libre de estar en lo público. Ahora bien, incluso dentro de esa lógica de ruptura, el contexto importa. No todos los escenarios admiten el mismo grado de expresividad, y cuando el lenguaje visual cobra demasiado protagonismo, existe el riesgo de que eclipse lo realmente importante: el contenido del mensaje.

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