La maquilladora de ‘Amar es para siempre’ advierte: "Este fallo puede arruinarte la cara en segundos"
Con más de catorce años de experiencia, María González Amaya es una de las maquilladoras más reconocidas
En esta entrevista, la profesional revela los cinco errores más comunes que arruinan cualquier look
Dicen que el maquillaje es un arte, pero también una trampa: puede elevar un rostro o arruinarlo por completo. María González Amaya, maquilladora profesional con más de 14 años de trayectoria en televisión, ficción y bodas, lo sabe mejor que nadie. En los camerinos de series tan icónicas como Amar es para siempre ha visto de todo: desde rostros perfectamente equilibrados hasta errores que, en sus palabras, pueden destrozar incluso el maquillaje más caro.
María es una de esas profesionales que no solo maquillan, sino que transforman. En el set de, donde los personajes viven amores imposibles, secretos y dramas de época, su trabajo consiste en algo más que aplicar base o colorete. «El maquillaje tiene que contar una historia”, explica. «No es lo mismo maquillar a una mujer en 1960 que a una ejecutiva actual. Cada tono y cada textura tienen un propósito».
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Pero incluso fuera del plató, cuando las luces se apagan, la experta ha detectado los errores más comunes que cometemos frente al espejo. Y lo dice sin rodeos: «Hay un error que puede destrozar cualquier make up: no preparar la piel».
Parece obvio, pero no lo es. «La mayoría aplica la base sobre una piel sin hidratar o mal limpiada. Es como pintar sobre una pared sucia: el resultado nunca va a ser bonito». Según la maquilladora, este es el fallo más repetido y el más devastador, porque ninguna base, por cara que sea, puede salvar una piel desatendida. «Si no dedicas cinco minutos a limpiarla, hidratarla y aplicar la prebase adecuada, el maquillaje no dura, se cuartea y envejece visualmente el rostro».
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Otro de los grandes pecados beauty está en el tono de la base. «Elegir mal el color es mortal,» dice entre risas. «Lo prueban en la mano o la muñeca, cuando el tono real se comprueba en la mandíbula. Es ahí donde ves si se funde con tu piel o parece una máscara».
Tampoco se libra el corrector. «El exceso de claridad en la ojera es un error clásico. Pensamos que ilumina, pero en realidad crea un efecto gris, triste, poco natural». Y si hay algo que delata un maquillaje sin alma, son las cejas. «Las cejas son el marco del rostro, pero muchas veces se pintan como si fueran pegatinas. Solo hay que rellenar donde falte vello, nunca dibujar una ceja nueva».
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Y por último, un recordatorio que a muchos les cuesta asumir: las brochas y esponjas sucias son el peor enemigo del cutis. «He visto pieles irritadas solo por no lavar las herramientas. Es como comer con cubiertos sin limpiar».
María habla con la autoridad de quien lleva años frente a los rostros más exigentes del audiovisual. Su lema es simple pero poderoso: «En maquillaje, menos es más». Potenciar la belleza natural, sin excesos, es la clave de un look impecable.