Cardado Dolly, el peinado de los ochenta que Miley Cyrus ha vuelto a poner de moda

Entre todas las estrellas que desfilaron por la alfombra roja de la 66ª edición de los Premios Grammy, que se llevó a cabo en el Crypto.com Arena de Los Ángeles el pasado día 4 de febrero, hubo una que vislumbró, además de por su estilismo, por su peinado. Se trata de Miley Cyrus, quien quiso rendir un homenaje a su madrina, la diva del country Dolly Parton. La artista estadounidense, que fue reconocida por su último álbum de estudio, Endless Summer Vacation, ganando en las categorías Mejor interpretación en solitario y Mejor grabación del año; apareció en el acto con un cardado que desafió las leyes de la gravedad.

Miley abultó su melena castaña con destellados dorados hacia arriba y hacia atrás formando un bouffant que, en el vocablo específico de peluquería, hace referencia al peinado que se caracteriza por la formación de una masa de cabello apilado sobre la sección coronal del cráneo, «la cual suele ser acompañada de secciones de cabello que cuelgan libremente en determinadas secciones alrededor de la cabeza», ya sea en forma de alas laterales o flequillo.

Tal efecto, se puede conseguir, sea como fuere, con un peine de horquilla que permita separar los mechones de la zona de la raíz para luego cardarlos uno a uno, en sentido contrario, desde el medio a la raíz; y con laca. Mucha laca. Una vez alcanzado el volumen deseado con el peine, se debe pulir el resultado con un cepillo de pocas cerdad y separadas, y fijarlo con laca de fijación fuerte. «La clave para este peinado es tener volumen y densidad, para ello utilizaremos un peine o cepillo con el que irlo cardando mechón a mechón», afirma Aura Serras, directora de una web oficial de cosméticos para las pestañas, las cejas y el cabello a Grazia.

El look de Miley Cyrus en la alfombra roja de los Premios Grammy

Si bien durante toda la noche Miley Cyrus protagonizó varios cambios de look, el primero y con el que hizo su primera aparición en la alfombra roja, fue el más sonado. La cantante llegó a la catifa enfundada en un espectacular vestido metálico creado en exclusiva para ella por John Galliano, para Maison Margiela, con más de diez mil imperdibles unidos entre sí que formaban una «malla» dorada. El vestido, que inevitablemente recordó a Cher y que era, de igual modo, muy parecido a uno que llevó Milla Jovovich en 1997, necesitó, según su creador, 675 horas de «meticuloso trabajo».

La artista combinó esta prenda con unos zapatos de tacón con puntera Tabi de color mostaza, y una pulsera tobillera de terciopelo en color amarillo envejecido y piel efecto coco dorada, creados por Christian Louboutin para Maison Margiela. En el apartado beauty, la cantante apostó por un maquillaje muy natural, con un toque de blush, rimmel en las pestañas, y un labial muy sutil en color nude, que dejó, como no podía ser de otro modo, todo el protagonismo a su peinado.