¿Por qué la Alta Costura de París ha vuelto a hacer historia?
Cada año, en julio, la ciudad del amor se transforma por unos días en el centro veraniego de la moda por excelencia. Que no es que París no sea en sí misma capital del estilo, pero es que la Alta Costura tiene la capacidad de alcanzar telediarios, programas de radio e incluso los móviles de aquellos que disfrutan de sus vacaciones en áreas que aparentemente parecen no tener cobertura. Las tendencias y acontecimientos que tienen lugar durante esta semana, dedicada al mejor saber hacer de grandes marcas, serán las que después marquen el pulso de lo que veremos en las calles y alfombras rojas, en términos festivos.
La firma capitaneada por Claire Waight Keller, y ahora favorita de Meghan Markle, Givenchy, inauguraba un ciclo de desfiles que puede resumirse en cuatro claves estéticas y otros cuatro hitos con un significado especial. El más español de todos, el primer desfile que Elie Saab presentaba en la capital francesa, en el que participó la modelo madrileña Blanca Padilla. Una colección inspirada en Barcelona, en la cual llamaron la atención sus tejidos exclusivos y algunos acordes flamencos con los que el diseñador libanés decidió acompañar a las maniquíes.
Desfile Alta Costura de Elie Saab / Gtres
Precisamente esta presentación, al igual que sucedió con Armani Privé, a partir de diseños de espíritu ‘vintage’, y Fendi, en un ejercicio de peletería, pudo confirmar una vez más el éxito del color ‘nude’ en todas sus versiones y como sinónimo de elegancia. Por su parte, fue la directora creativa de Dior, Maria Grazia Chiuri, quien volvió a los orígenes de los talleres de la ‘maison’ para crear un escenario lleno de ‘toiles’ -diseños que se hacen de prueba antes de crear cada prenda- que recordaba a una de las estancias de la exposición de la marca en el Museo francés de Artes Decorativas, del pasado año.
Y si los tonos neutros se reafirman, ya no como tendencia sino como apuesta atemporal, sus contrapuestos, los flúor, aterrizan mezclados entre sí en siluetas con volumen y tejidos como el raso de seda, el último rescatado del armario ‘retro’. Estas tonalidades intensas se han podido ver en las pasarelas de Valentino (looks de cuento, con mucha laca y tocados-peluca), Schiaparelli (en un escenario mágico con caretas y animales) y Giambattista Valli (y su reino de tul). Pero para futuro ‘hit’ estético el que celebra el uso del velo en red. Las boinas ‘très-chic’ que acompañaban las creaciones de Dior y las invitadas con vocación de novia de Giambattista Valli, enamoran y hacen dudar al mismo tiempo sobre el futuro de esta corriente estilística.
Desfile Alta Costura de Chanel / Gtres
El ‘tweed’, la seda y el color plata más futurista estuvieron presentes, como acostumbra Chanel, en la colección con la que Karl Lagerfeld honró la esencia parisina. Un paseo a orillas del Sena (artistas y cuadros incluidos), recreado en el Grand Palais, por el que caminaban modelos vistiendo faldas rectas de aberturas laterales junto a un tupé que se alejaba de lo típico.
Si bien estamos acostumbrados a que la ciudad de la Torre Eiffel sorprenda un año más por estas fechas, los escenarios y mundos oníricos que imaginan estas marcas se perfeccionan en cada edición al milímetro. A pesar de no tratarse de una moda convencional, la Alta Costura es la artesanía más pura de una gran firma y como tal, solo ve la luz en ocasiones especiales. Por ello el siguiente paso es preguntarse ¿quién tendrá el privilegio de lucir una de estas piezas?