3 aftersun caseros para hidratar y calmar la piel después de tomar el sol
Cuando vamos a tomar el sol a la playa o a la piscina, solemos preocuparnos de aplicarnos la crema de protección solar. Sin embargo, cuando volvemos a casa en muchos casos nos olvidamos del aftersun. Y es un gran error porque su uso es esencial para que la piel recupere su hidratación, reparar el daño oxidativo y bajar la inflamación. Ahora bien, muchos de los productos que podemos encontrar en el mercado tienen un alto contenido e ingredientes químicos como el alcohol. Así que, ¿por qué no preparamos nuestro propio aftersun casero?
Melón
El melón es, junto con la sandía, la fruta estrella del verano. Además de tener múltiples beneficios para la salud, también puede sernos de gran utilidad para rehidratar la piel al volver de la playa o la piscina.
Es tan sencillo como cortar un par de rodajas de melón, quitar la corteza y triturarlas con un tenedor hasta formar una pasta. Cuando la tengamos lista, la aplicamos sobre la cara y el cuello y dejamos que actúe durante 15 minutos. Luego, aclaramos con abundante agua tibia.
Aceite de coco
El aceite de coco es uno de los ingredientes más empleados en el mundo de la cosmética natural. Podemos usarlo después de la exposición solar porque tiene propiedades nutritivas y calmantes. Nada más aplicarlo sentiremos una sensación de frescor instantánea.
Además, el aceite de coco es estupendo para prevenir el envejecimiento prematuro porque preserva la elastina y el colágeno. Y, por último, cabe señalar que unifica el tono del rostro y evita las manchas producidas por el sol y por la edad.
Aloe vera
Y, para terminar, un after sun casero de aloe vera. Tiene muchísimos beneficios para una piel enrojecida e irritada por los rayos UVB y UVA del sol. El aloe vera actúa en todas las capas de la piel, rehidratándola en profundidad y acelerando el proceso de curación de las quemaduras.
Podemos tener una planta de aloe vera en casa para poder usar sus hojas cuando lo necesitemos. Lo que debemos hacer es lo siguiente: cortar una hoja por la mitad, extraer la gelatina que hay en el interior, dejar reposar en la nevera media hora y hervir hasta que expulse las burbujas de un tono marrón. Tenemos que dejar que se enfríe en la nevera durante un par de horas, y ya está lista para usarse.