La herencia a la que Felipe VI nunca podrá renunciar
El monarca ha revolucionado el país con un comunicado en el que afirma que se desentiende de la herencia del rey Juan Carlos
Domingo 15 de marzo, última hora de la tarde. España entera está pendiente de las noticias que salen del gabinete de prensa del Palacio de la Moncloa. Desde el viernes, el Ejecutivo ha decretado el estado de alarma debido a la pandemia causada por el brote de covid-19 cuyo origen se remonta dos meses atrás en la ciudad china de Wuhan. Nadie podría imaginar que una ‘bomba’ informativa estaba a punto de estallar en el Palacio de la Zarzuela. El rey Felipe ha tomado la palabra sobre un asunto que ha despertado la curiosidad del país en losa últimos meses.
Una noticia en forma de comunicado en el que el Jefe del Estado informaba de dos cuestiones fundamentales: por un lado, renunciaba en nombre propio y en el de su hija, la princesa de Asturias, a cualquier tipo de herencia personal de parte del rey Juan Carlos y, por otro, notificaba que el exmonarca no habría de recibir cantidad alguna de los Presupuestos fijados en la Casa de S.M. el Rey. Esta última una cuestión lógica si se tiene en cuenta que don Juan Carlos no ejerce labor de representación alguna desde que el pasado mes de junio hiciese pública su intención de no ejercer ningún tipo de actividad relacionada con la Corona, de manera que no tiene sentido alguno que reciba remuneración por ello.
A pesar de que en el texto, Felipe VI, aduciendo al primer discurso que pronunció como Jefe del Estado, deja claro que la transparencia es la máxima por la que debe regirse la Institución y que, por tanto, se desvincula (y desconoce) de cualquier tipo de actividad económica que pueda haber llevado a cabo su padre de manera presuntamente irregular y además deja claro que no quiere recibir ningún tipo de herencia al respecto ni que lo haga su primogénita, existe una herencia de la que el monarca no puede desligarse: la herencia histórica y la genética.
El Rey Felipe junto a su padre en los Premios Nacionales del Deporte / Gtres
Es cierto que los últimos años de reinado de Juan Carlos I han estado salpicados de escándalos, pero Felipe VI le debe en gran medida a él y en un porcentaje muy alto también a la reina doña Sofía, la gran preparación con la que cuenta y el carácter que le ha llevado a tomar la firme decisión que contestar con tal firmeza a una situación que ya se estaba tornando insostenible. Nunca antes podría haberse planteado que desde la Casa del Rey se expresase con una claridad tal que por parte de un miembro de la familia se ha producido un comportamiento poco ejemplar. Un detalle que deja claro que don Felipe tiene la intención de llevar la transparencia y la ejemplaridad hasta las máximas consecuencias.
Imposible pensar ahora en los momentos compartidos entre padre e hijo. Aquellas jornadas de regatas en las que ambos competían por llevarse el triunfo o cuando la familia al completo disfrutaba de la temporada de invierno en Baqueira. A don Juan Carlos el Rey le debe su amor por el mar -y de rebote a su abuelo- y por el deporte, aunque nunca consiguió transmitirle su pasión por la Tauromaquia. Al rey Juan Carlos la mala salud -o quizás la sombra de Corinna- le impidió volver a Mallorca para competir con su hijo en la Copa del Rey hace dos años y Sanxenxo se ha convertido en su refugio preferido. Pero de haber sido diferente la situación, la imagen de la Familia Real ahora se tornaría completamente distinta.
El rey Felipe VI con su padre, don Juan Carlos / Gtres
Si el que fuera príncipe de España en tiempos de Franco afrontó uno de los momentos más complicados de la historia reciente de nuestro país, la Transición, lamentablemente, los últimos escándalos y el colofón de este comunicado por parte de su hijo casi pesan más que sus logros. Sin embargo, el reinado de don Felipe no está siendo sencillo y no hay que olvidar que si lo está afrontando con la templanza y la seguridad con la que lo está haciendo es, también en parte, gracias a la preparación y la educación de la que sus padres son los artífices. Quizás ahora tengamos que pensar más en doña Sofía, cuyo estricto sentido del deber -muy alemán- ha sido el artífice del férreo carácter que ahora ha llevado al rey Felipe a tomar esta difícil pero necesaria decisión.