Regalo de cumpleaños

La reina Sofía, aliviada por el archivo de la investigación del rey Juan Carlos

Doña Sofía cumple este lunes 82 años y, aunque es un aniversario diferente -como todos los que hemos celebrado en este 2020 de pandemia y crisis-, la reina madre soplará las velas más tranquila y aliviada.

Reina Sofía/Gtres
Reina Sofía/Gtres

Las últimas noticias sobre la investigación judicial a don Juan Carlos no son las peores, resultan menos malas, pese a todo, y permiten respirar algo más tranquila a la reina Sofía. Me confían que se siente «aliviada». Bendita filtración, habrá pensado. El ‘Confidencial’ desvelaba este viernes que la Fiscalía del Tribunal Supremo pedirá el archivo de la investigación sobre don Juan Carlos. La inviolabilidad que le otorgaba la Constitución hasta su abdicación en 2014 impide presentar una querella contra el rey padre. Explica el digital que, a la vista del especial blindaje, la Fiscalía descarta que incurriera en los posibles delitos de blanqueo o infracción fiscal. Los hechos investigados son anteriores a esa fecha. Habrá que esperar a la confirmación del informe final, pero el archivo es alivio regio para doña Sofía.

Doña Sofía y don Juan Carlos en una imagen de archivo./Gtres

Doña Sofía y don Juan Carlos en una imagen de archivo./Gtres

También, para don Felipe y el resto de la familia del Rey. Sus errores con los manejos de dineros fuera de España son injustificables. Para muchos españoles, amoral. No sé si tanto como que con la terrible pandemia que nos castiga, que está dejando a muchos miles de españoles sin trabajo y al borde de pasar hambre, este Gobierno sea tan canalla de pretender subirse el sueldo. Sí, ya sé que lo mío no es la política, pero soy española, me indigna, me avergüenza y lo digo. Sigo con lo mío.

Quizá doña Sofía y la Casa del Rey tuvieran el dato antes de que la noticia, adelantada por ‘El Confidencial’, saltara a los medios este viernes. Mucho ruido, mucho, y pocas nueces. Don Juan Carlos la recibía fuera de España, entiendo. Alguien me apuntaba hace unos días, abundando en la fecha de su vuelta, que es muy probable que cuando lo haga no nos enteremos, al menos, durante unos días. Sí sé que en casa lo esperan. Su traslado temporal fuera de España dejó a la familia pendiente de su vuelta. Durante estos tres meses, han tenido contacto continuo, según me detallaron hace ya semanas y conté en estas mismas páginas.

Don Juan Carlos en una imagen de archivo./Gtres

Don Juan Carlos en una imagen de archivo./Gtres

Don Juan Carlos está tranquilo, bien atendido y muy seguro en donde se encuentra. En las últimas semanas ha recibido la visita de al menos dos empresarios amigos, afincados en Madrid. Echa de menos los afectos y la sensación de estar en su casa, en su país, en España. Tenía previsto volver antes del pasado 12 de octubre, pero lo canceló, así como algún otro plan que tenía preparado con amigos de uno de los deportes que más ama, y no se trata de regatas. Hasta ahí puedo escribir. Hasta ahí. Fiel a mi fuente.

Recuerdo cómo mi compañera Mariángel Alcázar explicaba, tras la salida del Palacio de la Zarzuela del rey Juan Carlos el pasado 3 de agosto, que la Reina estaría siempre a su lado, donde él decidiese volver. Doña Sofía lleva el sentido del deber en su ADN y es fiel a sus convicciones y principios. Sabe mejor que nadie cómo le ha fallado don Juan Carlos en el aspecto más personal, pero es su marido y ella, su esposa hasta el final. Alguna vez he dicho que quizá sea ella la verdadera mujer de su vida, si comisiones ni prebendas.

Don Juan Carlos y doña Sofía en una imagen de archivo./Gtres

Don Juan Carlos y doña Sofía en una imagen de archivo./Gtres

Ha sido la protagonista silenciosa de sus relaciones extramatrimoniales y ha lidiado con ello desde hace muchos años. Algunas fuentes aseguran que fue en 1976 cuando se separaron de alcoba para adentro, tan solo un año después de que don Juan Carlos fuera proclamado Rey, tras la muerte de Franco en 1975. Tanto por hacer y su matrimonio naufragando. Llevaban 14 años casados y no se supo nada. Se centró en sus hijos, especialmente en el pequeño Felipe. La Reina, la gran profesional, cubría con el tupido velo de su sonrisa pública el desastre de su vida personal.

Poco después, en 1978, don Juan Carlos conocía a Marta Gayá, pero no sería hasta 1992 cuando se le puso rostro a aquella mujer con la que relacionaban al rey Juan Carlos. Fue la revista ‘Época’ la que llevó a portada su imagen con el titular «La dama del rumor». Era el verano de la España olímpica, de los Juegos de Barcelona y de la Expo de Sevilla. Vimos orgullosos a don Felipe, imponente abanderado del equipo español durante la ceremonia de inauguración en Montjuic, y también las lágrimas de emoción de la infanta Elena, pero en casa, la que lloraba de verdad era la reina Sofía.

Doña Sofía y don Juan Carlos en una imagen de archivo./Gtres

Doña Sofía y don Juan Carlos en una imagen de archivo./Gtres

La portada con la fotografía de Gayá fue muy dolorosa. Una cosa es que ella supiera qué ocurría en su matrimonio y otra que lo supiera todo el mundo. Desde entonces ha sido más duro mantenerse en su sitio, pero lo ha conseguido. Educación y pura convicción. «Mi vida es la vida del rey. No tengo otra vida. Soy reina porque me he casado con el Rey. Si no fuera la mujer del Rey no tendría esta dimensión, no tendría este estatus. No pretendo acaparar protagonismo. Dios me libre. Yo en mi sitio», le contaba a Pilar Urbano en ‘La Reina’ -Plaza y Janés-. En su sitio durante el largo romance de su marido con la mallorquina.

Después, el episodio de Botsuana en 2012 terminaría por derribar la armadura de discreción con la que doña Sofía se ha cubierto durante más de cuarenta años. Pero me cuentan que el saberse comprendida le reconforta. En cada uno de los capítulos que ha ido escribiendo el rey Juan Carlos sobre sus historias con otras mujeres y ahora también con los dineros, doña Sofía ha salido públicamente indemne. Muchos son los que la comprenden. Supongo que habrá quien no entienda cómo ha soportado tantos años de falta de fidelidad, pero la gran mayoría aplaude a la reina Sofía, sus decisiones, su estar ahí. «Mi fuerza es el amor de mi pueblo», lema de la casa real griega. La única vez que mostró su enfado casi sin importarle fue cuando «castigó» a don Juan Carlos sin ir a visitarle al hospital recién operado tras el safari de Botsuana. El principio del fin.

Doña Sofía en una imagen de archivo./Gtres

Doña Sofía en una imagen de archivo./Gtres

En 2014, doña Sofía encajó la abdicación tal y como llegó. No estaba prevista, pero fue la única salida. Se decidió el año anterior, en 2013, el annus horribilis en el que todo se desmoronaba: Urdangarin ya imputado, el obligado perdón público del rey Juan Carlos, y la crisis del entonces príncipe Felipe y Letizia. Aquel agosto, la entonces princesa de Asturias se marchó de Mallorca dejando más de una evidencia de que las cosas no iban nada bien. Sin embargo, tras la abdicación, todo tomó un rumbo diferente, mejor. Letizia, ya Reina, se relajó y los años siguientes, don Juan Carlos y doña Sofía volvieron a acercarse. La pareja estaba muerta, sí, pero quedaban las personas, los compañeros de vida. Si su matrimonio no había funcionado debían acabar lo que un día comenzaron como Sofi y Juanito. La reina madre es fiel al lema Hannover: «Emprender y concluir». El Rey ahora es su hijo, pero ella siempre ha estado al lado de don Juan Carlos y seguirá estándolo. Majestad, lo esperan en casa.

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