El futuro del Château de Cayx reabre viejas heridas entre Federico X y el príncipe Joaquín
La herencia del Château de Cayx podría reavivar tensiones entre Federico X y el príncipe Joaquín
Aunque Joaquín y su familia han sido los principales usuarios del castillo, es probable que el actual rey decida su destino
La falta de una disposición clara en el testamento deja abierta una posible disputa familiar por este valioso legado


Desde que Federico X ascendió al trono danés tras la abdicación de la reina Margarita II, las relaciones con su hermano, el príncipe Joaquín, parecían haber alcanzado cierta estabilidad. Lejos quedaban los episodios tensos que durante años marcaron la relación entre los dos hijos de la monarca. El nuevo rey, en un gesto conciliador, había incluido a Joaquín y a sus hijos en ceremonias importantes, otorgando incluso condecoraciones honoríficas a los mayores. Todo parecía indicar que los vínculos familiares se fortalecían, aunque sin una participación activa del príncipe Joaquín en las funciones representativas de la Corona. Sin embargo, una herencia aún no resuelta podría volver a sembrar la discordia entre los hermanos.
Según el medio danés SE og HØR, el futuro del Château de Cayx, una propiedad privada de la familia real danesa ubicada en el sur de Francia, podría reavivar las tensiones. Esta finca fue adquirida por la reina Margarita y su difunto esposo, el príncipe Henrik, en 1974, y ha sido durante décadas el lugar de veraneo por excelencia para toda la familia. Aunque formalmente no pertenece al Estado danés ni al patrimonio nacional, su valor simbólico y sentimental es enorme, especialmente para el príncipe Joaquín y sus hijos, quienes han sido los que más han frecuentado la finca en los últimos años.
El rey Federico de Dinamarca, la reina Mary y el príncipe Joaquín en un acto oficial. (Foto: Gtres)
Lo que genera incertidumbre es que, al tratarse de una propiedad privada, no hay claridad sobre quién la heredará. En muchas casas reales, las propiedades de esta naturaleza pasan directamente al heredero del trono, en este caso Federico X, para evitar la fragmentación del patrimonio. Sin embargo, dado que el castillo fue comprado personalmente por Margarita y Henrik y que no está en Dinamarca, su destino no está regulado por la normativa de bienes institucionales. Este vacío legal y familiar podría ser un detonante de nuevas tensiones si no se resuelve de forma clara y consensuada. Aunque en vida, tanto la reina como su esposo dejaron entrever que el castillo iría a parar a manos de Federico, justificándolo con el argumento de que Joaquín tenía su residencia en Jutlandia, la realidad actual es distinta: Joaquín vendió aquella propiedad años atrás y hoy en día es precisamente él quien más usa el château junto a su esposa, la princesa Marie, de origen francés, y sus hijos Nicolás y Félix.
Las palabras de la propia reina Margarita en 2018, cuando dijo que esperaba que sus hijos resolvieran el tema entre ellos sin su intervención, dejan abierta la posibilidad de que no haya una directriz expresa en su testamento. En ese caso, el reparto dependerá del criterio del miembro de mayor rango, es decir, el actual rey Federico.


Château de Cayx, la propiedad de la familia real danesa ubicada en el sur de Francia. (Foto: Gtres)
El castillo, rodeado de viñedos, jardines y con vistas al río Lot, representa mucho más que una residencia vacacional. Para Joaquín y su familia, es un lugar lleno de recuerdos y de arraigo emocional, mientras que para Federico puede ser una extensión del legado institucional. Si no se llega a un acuerdo, este asunto podría convertirse en una nueva fuente de fricción entre los hermanos, empañando la aparente armonía que ha reinado desde el inicio del nuevo reinado.