Rama X de Tailandia: el excéntrico monarca que se considera un semidiós

Toda España está absolutamente conmocionada por el caso de Daniel Sancho. El hijo mayor del actor Rodolfo Sancho y nieto del inolvidable Sancho Gracia se encuentra arrestado en Tailandia por presuntamente asesinar y descuartizar al cirujano colombiano Edwin Arrieta, de 44 años, cuyos restos mortales fueron encontrados hace unos días en un vertedero de la isla de Koh Phangan repartidos en diferentes bolsas de basura. El joven chef, que llevaba en la isla varios días denunció el pasado viernes la desaparición del médico, aunque finalmente ha confesado el asesinato y posterior desmembramiento del colombiano.

Este mismo lunes, El programa del verano emitía las primeras palabras de Daniel Sancho, aparentemente tranquilo y a la espera de pasar a disposición judicial. Por su parte, su padre, Rodolfo Sancho, ha viajado a Tailandia y ha emitido un comunicado en el que pedía máximo respeto para su hijo y para la familia en estos momentos delicados y de confusión, así como solicitaba a los medios que se abstuvieran de emitir juicios precipitados.

En estos momentos no se sabe muy bien cuáles van a ser los próximos pasos en torno a la situación del joven, más allá de que pase a disposición judicial, de manera que hay que esperar a ver qué determinan las autoridades tailandesas. Daniel Sancho ha confirmado en su conversación con El programa del verano que su principal deseo en estos momentos es volver a España, aunque por ahora no se tiene constancia de si eso podrá ser posible en el corto plazo.

La realidad es que las opciones de que Daniel Sancho sea juzgado en España por este caso son escasas, ya que Tailandia no cuenta con un tratado de extradición con nuestro país. Es más, si finalmente Sancho es juzgado y condenado, debería cumplir la mitad de su sentencia en Tailandia antes de poder solicitar la extradición para terminar de cumplir la pena en España. Se trata de un proceso complejo en el que tendría que intervenir el Ministerio de Asuntos Exteriores Español.

Aunque Daniel Sancho se ha mostrado muy colaborativo desde el principio -él mismo ha declarado que la policía le está tratando muy bien precisamente por esto-, las leyes de Tailandia son muy estrictas y podrían condenarle a una pena de entre 15 y 20 años de prisión, así como cadena perpetua o incluso la muerte -poco probable si se declara culpable-. En este último caso, al hijo de Rodolfo Sancho le quedaría la opción de recurrir al perdón real, algo que ya ocurrió en el caso de otro español, Artur Segarra. En 2016, el español fue condenado a muerte por el asesinato del empresario David Bernat en Bangkok. Después de agotar todas las posibilidades, solicitó un indulto al Rey de Tailandia. El monarca aceptó la petición de perdón real en 2020, y la sentencia de muerte de Segarra pasó a ser cadena perpetua.

Un rey semidiós, caprichoso y polémico

Maha Vajiralongkorn ascendió al trono en el año 2016 tras la muerte de su padre, el rey Bhumibol Adulyadej, uno de los monarcas más longevos y con el que, curiosamente, don Juan Carlos y doña Sofía mantenían una relación muy estrecha. A pesar de que Maha -el rey Rama X-, era el heredero desde los años setenta, no se convirtió en soberano hasta el fallecimiento de su padre.

A diferencia de otras monarquías, en Tailandia el monarca piensa que es una especia de semidiós, que está por encima del bien y del mal. De hecho, en los primeros años de su vida se le educó en este concepto. Es más, todo aquel que esté en su presencia tiene que arrodillarse ante él y nadie nunca puede colocarse en un nivel superior. Esta percepción llega a tal punto que él mismo considera que es un personaje mitológico.

Mientras que su padre, Rama IX estuvo en el trono durante siete décadas con una popularidad prácticamente intacta a pesar de los casi veinte golpes de Estado que ha vivido el país en los últimos años, el caso de Rama X es diferente. En el momento en el que le tocó ser coronado, el pueblo no le tenía ningún aprecio, de hecho, pasaba más tiempo en su mansión alemana que en Tailandia, al igual que concentrado en sus conquistas amorosas que en asuntos de Estado. Tan escaso era el interés del monarca por el país que, aunque llegó al trono en 2016, no fue coronado hasta 2019 y durante este tiempo dejó el gobierno en manos de una junta militar.

Eso sí, la ceremonia no dejó a nadie indiferente. Es más, tres días antes de la entronización se casó con su amante, una ex azafata de Thai Airways formada por él mismo como guardaespaldas, Suthida Tidjai. Una boda con la que dio carpetazo a su tercera esposa, la princesa Srirasmi. Meses después, retomó la figura del concubinato y la poligamia real -abolida en 1931-, para nombrar a la enfermera Sineenat Wongvajirapakdi como su «noble concubina real». Esta decisión fue un poco voluble, ya que tres meses después la repudió, aunque en 2020 le abrió los brazos de nuevo.

Al margen de polémicas por sus prácticas amorosas, el Rey también ha sido muy criticado por sus excentricidades y su gusto por el lujo. En un momento crítico para el país -y el mundo entero-, en plena pandemia, se instaló en un exclusivo hotel-palacio en Baviera junto a sus sirvientes y un harén de más de veinte amantes. No tiene ningún tipo de reparos en despilfarrar su fortuna -es uno de los monarcas más ricos del mundo-, de hecho, tiene por costumbre pilotar su avión y hacer una curiosa maniobra que se conoce como ‘touch & go’, en la que se quema una gran cantidad de combustible.

La popularidad del monarca está bajo mínimos y son muchas las voces que cuestionan su papel, aunque no se plantea la posibilidad de derrocarlo. De hecho, su propio padre antes de morir dudaba de que fuese el heredero y algunos de sus consejeros le instaron a que nombrara a su hija, la princesa Maha Chakri Sirindhorn, mucho más popular. Sin embargo, finalmente el rey Bhumibol decidió dejar las cosas como estaban, a pesar de que el resultado ha sido bastante negativo.