El oscuro secreto que marcó la vida de la abuela del rey Carlos III
La abuela de Carlos III fue uno de los mayores apoyos en la vida del actual monarca.
La muerte de uno de los primos del Rey ha recordado un oscuro episodio en la vida de los Bowes-Lyon.
La familia de la Reina Madre se esforzó en ocultar la existencia de dos de sus miembros, con discapacidad intelectual.
La pasada semana, mientras el rey Carlos III estaba a punto de comenzar su primer viaje de Estado a Kenia, el monarca recibió una triste noticia: la muerte de su primo hermano Albermale Bowes-Lyon. El que fuera sobrino de Isabel Bowes-Lyon (la Reina Madre), falleció a los 83 años el 30 de octubre y, a lo largo de su vida, había participado en algunos de los acontecimientos más importantes de la historia reciente del Reino Unido, como la coronación de Isabel II y su funeral. Sin embargo, no estuvo en los actos de la coronación de Carlos III, por un recorte en los gastos.
A pesar de que el monarca no se pronunció sobre la muerte de su primo, el semblante serio de Carlos III durante la primera parte del viaje hizo a algunas fuentes apuntar que se debía precisamente, al fallecimiento de Albermale Bowes-Lyon. Y es que Carlos decidió reducir la lista de asistentes a los fastos de su coronación para recortar costes y dejó fuera a su primo, algo de lo que ahora, tras su muerte, podría haberse arrepentido.
El rey Carlos III con su abuela. / Gtres
Sea como fuere, la realidad es que el fallecimiento de Albermale ha hecho que el recuerdo de la Reina Madre esté más presente que nunca. Para Carlos III, su abuela, Isabel Bowes-Lyon fue una de las figuras más importantes de su vida, incluso por encima de su propia madre, Isabel II. No hay que olvidar que el nacimiento de Carlos y de su hermana, la princesa Ana, se produjo en un momento en el que Isabel II tuvo que afrontar la muerte de su padre y convertirse en reina, muy joven, y apenas tenía tiempo para la familia. Algo que no le ocurrió con sus hijos menores, los príncipes Andrés y Eduardo. Por este motivo, la Reina Madre fue una persona con gran influencia en la vida de sus nietos, en especial, en la de Carlos, que estaba muy unido a ella.
Las sombras de una figura clave
Muy querida por los británicos, Isabel Bowes-Lyon tuvo que hacer frente a varios retos siendo aún relativamente joven. Por un lado, se casó por amor con el segundo hijo del rey Jorge V, pero no esperaba convertirse en reina. La abdicación de Eduardo VIII para casarse con Wallis Simpson precipitó la situación. En el año 1952, la muerte de Jorge VI tras un cáncer complicado hizo que pasara a segunda línea, con su hija Isabel II como reina, aunque siempre tuvo un papel destacado, hasta su muerte en 2002.
Sin embargo, el aparentemente intachable expediente de Isabel Bowes-Lyon tiene una mancha, precisamente relacionada con dos de sus primas. En 1987, la prensa británica desveló que las hermanas Katherine y Nerissa Bowes-Lyon seguían vivas, a pesar de que ambas aparecían como fallecidas en el libro de en el que se registra la genealogía de las familias reales de Gran Bretaña e Irlanda.
La realidad es que las dos habían estado encerradas durante décadas en una institución para personas con discapacidad. Según publicaron algunos medios, este encierro se debió a que no querían que nadie pudiera asociar la enfermedad mental con los Windsor.
El rey Carlos III con su abuela. / Gtres
Las dos primas eran hijas de uno de los hermanos de Isabel Bows-Lyon, abuela del rey Carlos III. John Bowes-Lyon, se casó con Fenella Hepburn-Stuart-Forbes-Trefusis, a la que se acusó de haber transmitido el factor genético de la discapacidad intelectual a dos sus hijas, ya que varios de los miembros de su familia habían tenido problemas mentales. La pareja tuvo un total de cinco, la primera falleció, la segunda y la cuarta no tuvieron problemas, mientras que las otras dos fueron las que mostraron signos de discapacidad.
Aunque en la familia de Fenella se hablaba del estigma de ‘sangre loca’, lo cierto es que el hermano de Isabel Bowes-Lyon también tenía un historial complejo. De joven sufrió algunos episodios de ansiedad y depresión, que se agudizaron cuando fue reclutado para combatir en la Primera Guerra Mundial. No obstante, no llegó a ir a la contienda, porque se pegó un tiro en el pie.
El rey Carlos III con su abuela. / Gtres
Nerissa y Katherine mostraron desde la infancia problemas de aprendizaje y se optó por internarlas en una institución de salud mental, justo después de la muerte de su padre, en torno al año 1930. Sin embargo, con el tiempo, supuestamente para no complicar el ascenso de la Reina Isabel al trono, se optó por decir que habían muerto. Al conocerse la verdad, varios miembros negaron que hubiera habido intención de ocultar su existencia. No obstante, un documental de 2011 sobre las hermanas reveló que en el tiempo en el que estuvieron ingresadas nadie de la Familia Real o de la familia Bowes-Lyon se interesó por visitarlas o preguntó por su estado, a pesar de que, curiosamente, la madre de Isabel II era era patrona de una organización para personas con discapacidad intelectual.
Mientras que a los funerales de otros miembros de la familia Bowes-Lyon sí que asistieron representantes de la Familia Real, Nerissa y Katherine fueron enterradas en el más absoluto anonimato y con total discreción. Nunca nadie habló oficialmente de ellas, aunque en la serie The Crown sí que se hizo referencia a su historia.