¿Rompieron la Reina y las Infantas el protocolo?

El esperado reencuentro del rey Felipe y la reina Letizia con la infanta Cristina tras la resolución del Caso Noos ha dado mucho que hablar. No es para menos, dados los numerosos comentarios y especulaciones sobre la presencia de la hija pequeña de don Juan Carlos en el Palacio Real. Las miradas y los gestos, analizados exhaustivamente por LOOK, son solo un ejemplo de ello. Pero el protocolo que se ha seguido para el funeral de Alicia Borbón Parma es, sin lugar a dudas, el otro punto a tener en cuenta. Por eso, LOOK se ha puesto en contacto con un experto en protocolo para despejar todas las dudas sobre este solemne acto en el que ha destacado la similitud entre los atuendos elegidos por las mujeres o el hecho de que doña Letizia decidiese no santiguarse frente al altar.

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Lo primero y más llamativo es que las infantas han querido desmarcarse de su cuñada en la forma de vestir. Han acudido de riguroso luto, pero con pantalones y, aunque según Gerardo Correas, Presidente de la Escuela Internacional de Protocolo (EIP), «es decisión personal de cada cual cómo vestir en estos casos», lo cierto es que esta decisión por parte de las hijas de don Juan Carlos y doña Sofía ha dejado a Letizia en muy buen lugar. ¿El motivo? «Letizia ha resultado más formal que las infantas al elegir un traje cóctel con el largo de un dedo por debajo de las rodillas y también en color negro».

Cabe reseñar que este es un acto no oficial. Lo que ha permitido a las infantas elegir libremente la etiqueta para su luto personal, y que el resultado solo dictamina que lo han hecho juntas, de manera planeada previamente y para marcar distancias de Letizia y de su armario.

Por su parte, la entrada a la misa se ha cumplido tal y como establece la norma: «En primer lugar, los reyes eméritos, que incluso se han parado a saludar a sus hijas, mientras que en último lugar han entrado Felipe y Letizia, mucho más formales», relata el experto.

Felipe VI se ha santiguado frente al altar pero Letizia no

Llama la atención, por otro lado, que durante el recibimiento, Felipe VI se ha santiguado frente al altar. Un gesto que no ha compartido su mujer, la reina Letizia. «Santiguarse es una cuestión personal y como tal, es un ejercicio que realiza cada uno cuándo y cómo considera», justifica el experto, quien añade: «No es una regla que entre dentro de la liturgia católica, pero sí determina la ideología y el fervor religioso de cada uno». Se entiende, por tanto, que las creencias religiosas de Felipe son mayores que las de su esposa.

Correas concluye su análisis con la ubicación de todos los asistentes, situados según marca el real decreto 2099/ 83: «A la derecha del altar, dos puestos para Rey y Reina, ordenados en línea. Después los dos eméritos que, por su rango, se han ubicado en dos sitios separados de los demás y a continuación de los Reyes. Y por último, el resto de invitados como corresponde, -en la primera fila las dos infantas por su orden, primero Elena y después Cristina, y a continuación la Infanta Dª Pilar, la infanta Dª Margarita y su esposo (los cónyuges en actos sociales adquieren el mismo rango que el cargo)-.

Por tanto, pese a un protocolo sobresaliente, quedarán guardadas en las memorias de los asistentes el desmarque de las infantas con respecto a la reina, que evidencian la tensa relación con Letizia gracias a un pantalón, chaqueta negra y broche a juego. Una imagen que, sin quererlo, ha realzado la de la mujer de Felipe VI, tan orgullosa de sus principios, que no ha titubeado ni siquiera en su decisión de no santiguarse frente al altar, aún consciente de que las miradas de todos los presentes han podido ver hacerlo a su marido.