Descubre el motivo por el que la historia de amor de Carlos y Camilla sí es un auténtico cuento de hadas
Los duques de Cornualles han superado todo tipo de adversidades para estar juntos
Setenta años y solo un amor verdadero. Carlos de Inglaterra cumple siete décadas de vida y aún sigue siendo el eterno heredero a la Corona Británica. Sin embargo, ya no es el hombre con el semblante triste que contrajo matrimonio con Diana Spencer en 1981. Desde hace ya trece años, el primogénito de la reina Isabel ha conseguido hacer realidad uno de sus mayores anhelos, casarse con el amor de su vida, Camilla Parker.
Sin embargo, para el futuro monarca, no ha sido un camino fácil. Aunque en su momento fue uno de los solteros del Gotha -igual que sus hijos- Carlos de Inglaterra solo ha tenido dos grandes relaciones en estos sententa años. Y decimos relaciones porque en realidad Camilla ha sido el único amor de su vida. Un amor capaz de desafiar los convencionalismos y las normas y que, como ocurre en los mejores cuentos, ha logrado triunfar.
El príncipe Carlos y Camilla Parker en una imagen de archivo, cuando se oficializó su relación / Gtres
Pese a que cuando Carlos conoció a Diana ya había empezado una romance con Camilla, la actual duquesa de Cornualles no cumplía los requisitos para poder convertirse en princesa de Gales. La reina Isabel quería para su hijo una mujer joven, inocente, quizás hasta maleable, y de buena familia. Unas cualidades que Lady Di encarnaba a la perfección. Aunque la hija del conde Spencer, se enamoró del hijo de la Reina, Carlos no fue capaz de olvidar a Camilla quien, por otra parte solo coqueteó con el heredero por un simple juego. Un juego que a Camilla le salió mal porque terminó profundamente enamorada de un hombre que en su momento no podía ser para ella. La que fuera hija de un oficial del Ejército Británico vio que su romance con el heredero se acababa y decidió hacer caso a su padre y contraer matrimonio con Andrew Parker-Bowles, un antiguo novio.
El príncipe Carlos y Camilla Parker en los años setenta / Gtres
Pero Carlos y Camilla nunca pudieron olvidarse. A pesar de que Carlos acató las instrucciones de su madre e hizo lo posible por complacer a la opinión pública, su corazón nuca fue de Diana. Ella misma confesaría al cabo de los años que desde la luna de miel fue consciente de que en su matrimonio eran tres. Un matrimonio en el que había un abismo no solo generacional -se llevaban doce años de diferencia-, sino también a otros niveles. Ambos cometieron un error al casarse con la persona equivocada.
Carlos y Diana en una imagen de archivo / Gtres
La separación y posterior divorcio de los príncipes de Gales fue una liberación para los dos, pero aún así no era suficiente para Camilla, que era vista como la mala de la película por los británicos. De hecho, hace no mucho se ha sabido que incluso la Reina y el duque de Edimburgo intentaron que Diana y Carlos recondujeran la situación por el bien de la Institución, a pesar de los sentimientos de su hijo. Ya se sabe que la Corona está por encima de todo.
Aunque la muerte de Diana en 1997 conmocionó al mundo entero, para Carlos y Camilla fue también un nuevo punto de partida. Teorías de la conspiración al margen, lo cierto es que la boda de Carlos con su examante y su entrada en el clan Windsor nunca habría sido posible si Diana siguiera viva. La Reina no habría consentido una nueva boda y aunque Camilla haya sido vista como ‘la mala de la película’ durante muchos años, ahora ha conseguido ganarse el cariño de la gente, quizás en parte a que nunca ha querido ocupar el lugar de su antecesora ni llevar su título. Es por esto por lo que su historia con el príncipe de Gales es un auténtico ‘cuento de hadas’, mucho más allá de lo que pareció el de Lady Di vestida de blanco en la Catedral de San Pablo. A veces los finales felices tardan mucho más tiempo en lograrse, pero la esperanza es lo último que se pierde.
Las otras mujeres de Carlos
Si bien es cierto que para el que un día será rey de Inglaterra Camilla es el gran amor de su vida, la verdad es que además de Lady Di y algún escarceo de juventud, hubo otras dos mujeres que ocuparon un lugar importante en su vida. No estamos hablando de su madre, la reina Isabel, que ha sido una matriarca ausente, dedicada al 100% a las obligaciones de la Corona, sino a su niñera Mabel Anderson y la Reina madre, su abuela materna Isabel Bowes-Lyon. Ambas mujeres colmaron de cariño al joven príncipe en los momentos más difíciles de su vida y le ayudaron a convertirse en el aún eterno heredero que es hoy.