Carlos y Camila, un matrimonio a prueba de polémica: los secretos de su convivencia
Los reyes suelen pasar tiempo por separado
Se han convertido en una de las parejas más sólidas de la realeza

Si en los años 70 alguien le hubiera dicho a la Reina Isabel II que Camila Parker-Bowles sería la que sucedería al príncipe Felipe de Edimburgo como consorte en la jefatura del Estado, la monarca habría dicho que era algo imposible. Porque cuando la relación entre Carlos III y Camila comenzó, nadie esperaba que fuera algo más que un mero entretenimiento para el príncipe de Gales hasta que llegara la persona correcta, la mujer idónea para dar a luz a un futuro rey. Sin embargo, el destino tenía otros planes y, si bien Diana de Gales marcó un punto de inflexión en la historia de los Winsdor y es su herencia la que estará presente en el trono en la próxima generación, la que se ha ceñido la corona de la reina Mary ha resultado ser la tercera en discordia: Camila. Porque, en el fondo, no hay nada más poderoso que los sentimientos, ya sea el amor, el odio o la pasión.
Una pasión desmesurada y un amor intenso por Wallis Simpson fueron los que llevaron al rey Eduardo VIII a poner su reinado sobre la mesa y abrir el paso a una nueva estirpe. A diferencia de su antepasado, Carlos III no estaba dispuesto a llegar hasta este punto porque la sombra del escándalo de la abdicación ha sido muy alargada en su vida. Sin embargo, a él, el destino se lo puso más fácil. La muerte de Lady Di en un trágico accidente en París en el verano de 1997 abrió las puertas a una posible boda con Camila que de otra manera nunca se habría celebrado. Impensable un jefe de la Iglesia Anglicana divorciado y vuelto a casar. Hasta Ana tuvo que casarse en Escocia tras el bochorno familiar que supuso su separación del capitán Phillips. Al hijo mayor de la Reina Isabel II no se le habría permitido.
Casi tres décadas después de la muerte de Diana, Carlos y Camila se han convertido en uno de los matrimonios más sólidos de la realeza y han alcanzado juntos una corona que para el padre del Guillermo cada vez se antojaba más lejana. Más de 50 años ha estado a la espera de que llegara su momento, y sus tres primeros años de reinado han sido cuanto menos complicados, con crisis de imagen, problemas de salud y cambios en las formas de hacer las cosas. Una transición entre la etapa de la Reina Isabel II y la de Carlos en la que Camila ha tenido un papel esencial como apoyo para el jefe del Estado.
Los reyes Carlos III y Camila juntos en un viaje a Roma. (Foto: Gtres)
A pesar de que en los últimos años la consorte ha ido depurando su imagen de villana y ha dejado en parte atrás ese papel de mala que la caracterizó en vida de Diana, ha habido algunos detalles que no le han permitido alejarse del todo de su imagen conflictiva. Por ejemplo, cuando durante la baja por enfermedad de Carlos tuvo que tomarse un descanso o, más recientemente, cuando ha sido pillada de escapada en el Mediterráneo a bordo de un lujoso yate. Un viaje muy comentado que muchos consideran fuera de lugar, ya que el país atraviesa una fuerte crisis económica. La casa real no se ha pronunciado, aunque se sabe que este viaje responde, precisamente, a la estrategia que la pareja sigue para mantener su relación casi como el primer día.


El rey Carlos III con Camila en Dumfries House. (Foto: Gtres)
Los secretos de su matrimonio
Aunque llevan casados desde hace 20 años, la relación entre Carlos III y Camila empezó mucho antes, lo que les convierte en una de las parejas más estables y longevas de la esfera royal. Una pareja que no siempre ha convivido y que sabe perfectamente cómo compaginar la esfera privada y la oficial.
Poco dados a hablar de su vida personal, sí que han trascendido algunas curiosidades relacionadas a su relación y que nos dan una idea sobre cómo gestionan su intimidad y la presión institucional. Por ejemplo, Carlos III y Camila cuentan con dos habitaciones separadas y una compartida. Esto les permite tener independencia y comodidad y estar juntos solamente cuando lo desean. Además, Camila conserva su casa en Wiltshire, Ray Mill House, como refugio privado, para estar a sola o con su familia. Por su parte, el monarca suele desconectar en Highgrove o en Escocia, según la temporada. No necesitan pasar todo el tiempo juntos, sino todo lo contrario.


La reina Camila junto a Carlos III en Westminster. (Foto: Gtres)
Pero, más allá de esto, fuentes cercanas a ambos consideran que lo que más les une es que se conocen desde jóvenes y han mantenido una amistad sólida durante décadas, incluso cuando estaban casados con otras personas. Entre ellos no han rivalidad, Camila no intenta quitarle protagonismo a Carlos -como ocurría siempre con Diana-, sino que los dos se entienden, se comprenden y se respetan de manera profunda. Algo que es fundamental para garantizar una convivencia sana y que perdure en el tiempo.