Transparencia, ejemplaridad y cuentas pendientes: Balance del reinado de Felipe VI

Fecha importante para la Familia Real. Este fin de semana se han cumplido ocho años desde que se hiciera oficial la abdicación del Rey Juan Carlos y la proclamación de Felipe VI como nuevo jefe del Estado. Ocho años en los que los Reyes se han esforzado por acometer una intensa transformación de la institución, sobre todo, en el ámbito de la transparencia. Prueba de ello es la última decisión del monarca de hacer público su patrimonio, que no llega a los tres millones de euros. Un acto con el que el Rey ha marcado distancia con la etapa anterior y que se corresponde con su deseo de transparencia, esencial para una monarquía renovada.

Fueron precisamente esas palabras las que Felipe VI pronunció ante el Congreso en su discurso de proclamación el 19 de junio de 2014: “Una monarquía renovada para un tiempo nuevo”. Una manera muy clara de dar inicio a una nueva etapa, aunque a pesar de sus esfuerzos y los de la Reina Letizia, la Corona no ha quedado al margen de polémicas.

A lo largo de estos ocho años, el monarca ha tenido que afrontar importantes crisis, tanto en el ámbito político e institucional, como también en el familiar. Quizás, la más grave de todas es la salida de su padre, el Rey Juan Carlos, de España, después de que el propio Felipe VI anunciara que se le retiraba la asignación a raíz de las noticias que se habían publicado sobre sus finanzas y las posteriores investigaciones que se cerraron recientemente. La relación padre-hijo ha quedado resentida desde entonces, conscientes ambas partes de que cualquier acercamiento podría ser perjudicial para la institución. Muestra de esto es que, en su reciente visita a España tras casi dos años en Abu Dabi, el Rey Juan Carlos ni siquiera durmió en el Palacio de la Zarzuela y no han trascendido imágenes de su encuentro con Felipe VI. Una nueva realidad que es fruto, precisamente, de esta necesidad de diferenciar un reinado de otro para garantizar el futuro de la Princesa Leonor en el trono y la supervivencia de una institución que muchos ya no ven con los mismos ojos -pese a que el papel y la conducta de los Reyes está siendo intachable-.

Pero, más allá de las polémicas con don Juan Carlos e incluso de la complicada situación de la Infanta Cristina tras su separación de Iñaki Urdangarin -todavía no se la ha vuelto a ver con los Reyes-, la realidad es que, en este aniversario, todos los ojos están puestos en la Princesa Leonor. Cuando acaba de regresar de terminar su primer curso en el Atlantic College de Gales, el camino de la heredera hacia el lugar que habrá de ocupar en un futuro está cada más definido. Sus diferencias con la Infanta Sofía -a la que apenas hemos escuchado hablar ni protagonizar actos en solitario- son cada vez más evidentes, aun cuando siempre se ha dicho que los Reyes han buscado educar a sus hijas sin diferencias. Distinciones que tienen que ver por el papel que cada una desempeñará en el futuro, dado que, mientras que Leonor no tiene más opciones, Sofía sí que puede optar a diferentes circunstancias.

Es precisamente la Princesa la que acapara toda la atención. Con casi diecisiete años ya, la hemos visto desenvolverse con soltura en actos oficiales, tanto con los Reyes como en privado, aunque su debut internacional aún no se ha producido. Habría cabido esperar que la hija mayor de los Reyes no faltara a la celebración del cumpleaños de Ingrid de Noruega, una cita en la que han debutado royals como la propia Ingrid -ahijada de Felipe VI-, Amalia de Holanda o Elisabeth de los Belgas. Princesas, todas ellas, que reinarán en la Europa del futuro, marcada por un claro predominio de las mujeres.

Sin embargo, parece que aún es pronto para Leonor. Es más, tras su regreso, solo se tiene constancia de que en pocas semanas va a presidir la ceremonia de entrega de los Premios de la Fundación Princesa de Girona y esta será la tercera vez ya que acuda al evento, en compañía de sus padres y su hermana.

A pesar de que tanto don Felipe como doña Letizia han experimentado una importante evolución en estos años, a nadie le cabe duda de que el momento actual es para la Princesa Leonor. El Rey ha trabajado para fomentar la transparencia, mientras que la Reina, en cierta medida, ha conseguido que cada vez más interesen las organizaciones y causas con las que colabora que sus estilismos, algo a lo que, además, ha sabido sacarle provecho para promover la moda española con filosofía sostenible. Atrás ha quedado el ‘reinado’ de Felipe Varela en su vestidor y son cada vez más las firmas a las que acude, siempre con un objetivo muy claro. Y es que Su Majestad es consciente de su influencia y aprovecha para potenciar la moda española o cuestiones con las que colabora.

Sin embargo, si hay una asignatura pendiente para la Casa de S.M. el Rey esto es lo que tiene que ver con la cercanía. Es cierto que los Reyes mantienen una actitud cercana con los españoles, pero aún son muchas las cuestiones que generan dudas. Por ejemplo, mientras que a Alexia de Holanda se la ha visto en varias fotos en el colegio en el que estudia con Leonor, la privacidad de la Princesa ha sido tal que ni siquiera hay imágenes oficiales, más allá de las que Casa Real publicó a su llegada al centro. Una situación que ‘aleja’ a la Familia Real del resto de españoles, que querrían ver cómo los Reyes tienen una vida más o menos ‘normal’. No hay que olvidar los vídeos y fotografías que se distribuyeron por el cincuenta cumpleaños del Rey Felipe que, aunque supusieron un gran paso, todavía queda mucho por hacer. Un ejercicio pendiente para la Corona en un futuro en el que nunca faltan las espinas.