AL DETALLE

Teñu de Hohenlohe, la historia de la penúltima princesa glamurosa tras la muerte de su cuñada

Beatriz de Hohenlohe acudió el pasado miércoles al funeral de Ira de Fürstenberg

Tras muchos años residiendo en su bonita casa en el Marbella Club, actualmente vive en Madrid

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Beatriz de Hohenlohe en la gala 'Triple A' celebrada en Marbella./ Gtres
  • Ana Fariña
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Anoche en Madrid, a última hora de la tarde, Beatriz de Hohenlohe acudía vestida en blanco negro y con bolso de Chanel al hombro, para acompañar a su sobrino Hubertus y a su mujer Simona Gandolfi en el funeral de la que fuera su cuñada, Ira de Fürstenberg. Es la única tía de esa rama familiar que aún vive. Tras muchos años residiendo en su bonita casa en el Marbella Club, actualmente la princesa elegante y glamourosa vive en Madrid. Su vida es de película. «Es muy simpática y muy aventurera», dicen quienes la conocieron durante su etapa marbellí. «Acudía a todas las fiestas de la entonces llamada jet set y ejercía de embajadora y anfitriona como le corresponde por su cuna». La jet set marbellí capitaneada por su hermano el príncipe Alfonso de Hohenlohe. Una élite social donde el buen gusto y el buen vivir se daban la mano en la Marbella de finales del siglo pasado.

Nació y creció en Bohemia, Checoslovaquia, en el castillo de Rothenhaus, rodeada de frondosos bosques. Es en  1941 cuando el general Patton,  amigo de su padre, les recomendó que se instalaran en España para evitar la Segunda Guerra Mundial. Y así se instalaron en El Quexigal, una casa cerca de Cebreros (Ávila), obra del arquitecto Juan de Herrera, artífice del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, que perteneció al rey Felipe II. Un día terrible de 1956 el edificio sufrió un pavoroso incendio que arrasó con los tapices, así como con los valiosísimos cuadros. Años antes, la familia en Marbella compró la finca Santa Margalida cerca del mar que se convirtió en  el mítico Marbella Club, cuna de lujo y glamour del momento. El lugar más deseado por la aristocracia europea y la realeza mundial.

Beatriz de Honhenlohe, Ira de Furstenberg, Ira de Furstenberg funeral

Hubertus Hohenhole, Simona Gandolfi y Beatriz de Hohenlohe./ Gtres

Beatriz de Hohenlohe-Langenburg tiene una vida fascinante. Es de hecho una de las pocas españolas que puede decir orgullosa que asistió a la coronación de Isabel II el 2 de junio de 1953. Apasionada de la antropología y la fotografía, la primera esposa de Gonzalo Fernández de Córdoba y Larios, duque de Arión, viajó hace sesenta y nueve años a Londres junto a su madre, Piedita Iturbe, y su hermano, el príncipe Alfonso.

Ira Von Fustenberg, la gran herencia de la Princesa con un único heredero

Ira Von Fustenberg/ Gtres

«El príncipe Gottfried de Hohenlohe-Lagenburg, jefe de nuestra familia, estaba casado con la hermana de Felipe de Edimburgo, la princesa Margarita de Grecia y Dinamarca. Entonces, por ser parientes, estábamos invitados a todas las actividades con motivo de la coronación. Iba siempre con mi primo, uno de los hijos de Gottfried y la princesa Margarita. ¡Lo pasamos realmente bien!», explicaba en una entrevista en ¡Hola!, la propia Beatriz, quien entonces tenía 17 años.

Teñu Hohenloe y Beatriz de Orleans con el Conde Rudi

Teñu Hohenloe y Beatriz de Orleans con el Conde Rudi, Gtres

Si Teñu, así la conocen familiarmente, recuerda algo con especial emoción es una recepción que tuvo lugar en Buckingham cuando Isabel II  era soberana. «Tuve la suerte de asistir y fue muy fascinante. Estaban todos los dignatarios del mundo entero. Ahí conocí a la reina por primera vez. También estaban el príncipe de Edimburgo; Winston Churchill, quien entonces era el Primer Ministro; Lord Mountbatten, con su uniforme y muy imponente… y los maharajás de todos los estados de la India, con unas joyas espectaculares. Fue un baile muy especial», rememora en dicha entrevista.

Teñu Hohenloe en Marbella durante el entierro de Marco de Hohenlohe, Duque de Medinaceli en Marbella. Gtres

La princesa Beatriz supo aprovechar la oportunidad de pasar muchos momentos con la flamante reina de Inglaterra y  no ha logrado olvidar la impresión que aquellos irrepetibles fastos le produjeron. «Acompañé a la reina en comitiva y la veía todos los días. Era amable, cariñosa y mucho más guapa al natural que en las fotografías. Iba siempre muy bien vestida y lucía sus impresionantes coronas y joyas en las recepciones, pero lo que me impresionó fue verla pedir el desayuno en una ocasión», finaliza Teñu.

Teñu Hohenlohe en familia, en Marbella en 2009/ Gtres

Su única hija vive lejos, en San Miguel de Allende, México, Marina Fernández de Córdova, hija del fallecido duque de Arión y de la princesa Beatriz Hohenlohe. Artista vocacional, la Marquesa de Mancera es experta en antigüedades y diseño. Marina dejó su trabajo como de objetos pintados a mano en Andalucía tras dos décadas de éxitos con su firma Made in Manilva, y emprendió nuevos horizontes al otro lado del océano. Vive volcada en la defensa de las tradiciones artesanas locales. De casta le viene al galgo.

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