Alicia de Borbón, la bisabuela de Teresa Urquijo que pudo ser reina de España
La bisabuela de la futura esposa de Almeida pudo haber reinado si Alfonso XIII y Victoria Eugenia no hubieran tenido hijos
Piru Urquijo, el último cisne de Madrid: retrato de la fascinante abuela de Teresa, prometida de Almeida
Ana Blasco, mujer de Jorge Azcón, presidente de Aragón: una ‘primera dama’ con gustos de ‘princesa’
El Infante Alfonso de Borbón-Dos Sicilias, llamado familiarmente Bebito, y su mujer, la infanta Alicia de Borbón-Parma, bisabuelos de Teresa Urquijo, la prometida de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, podrían haberse convertido en Reyes de España. Eso, si el 31 de mayo de 1906, el anarquista catalán llamado Mateo Morral hubiese conseguido su objetivo al lanzar una bomba envuelta en un ramo de flores: matar a Alfonso XIII y Victoria Eugenia. El monarca y su flamante esposa regresaban al Palacio Real tras contraer matrimonio en los Jerónimos. Morral no lo consiguió y la historia tomó otro camino.
Los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. / GTRES
Los bisabuelos maternos de la futura primera dama de la capital se conocieron en el verano de 1935, cuando se encontraba en el exilio, ya él decidió acompañar, junto a su padre, llamado Nino, a la Familia Real tras el estallido de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Bebito, cuya madre era la difunta María de las Mercedes, princesa de Asturias, hija de Alfonso XII y hermana mayor de Alfonso XIII, debía contraer un matrimonio arreglado entre familias con la princesa María Francisca de Borbón-Parma. Pero, al llegar al castillo de Schwarzau para conocerla, se fijó en su hermana Alicia. Se casaron en Viena en abril de 1936.
La capital de Austria había sido hasta el momento un lugar de refugio para los Borbón-Parma, quienes, tras abandonar el trono, fueron amparados por el emperador Francisco José, marido de la emperatriz Sissi. De hecho, Elías, el padre de Doña Alicia, tatarabuelo de Teresa Urquijo Moreno, se cría en la corte y participa en la I Guerra Mundial en el ejército austríaco. Su mujer y madre de sus ocho hijos era una prima hermana de Alfonso XIII, María Ana, hija del archiduque Federico, hermano de la reina María Cristina de Habsburgo, viuda de Alfonso XII.
Un paraíso en la dehesa
La infanta Alicia, de pie detrás del rey Juan Carlos en el Vaticano en 2003. / GTRES
Volviendo a la infanta Alicia, dominaba el alemán y el francés. Pronto, también se instruyó en el español. El matrimonio, infantes de España y duques de Calabria, llegaron a España en 1941, tras la Guerra Civil. Anteriormente, habían estado en Blois (Francia), aunque el auge del Frente Popular motivó que se instalaran en la neutral Lausana (Suiza), donde nacerían los hijos de la pareja: Carlos, conocido como duque de Calabria e íntimo amigo del rey Juan Carlos, Inés y Teresa, abuela de Teresa Urquijo, la novia del alcalde. Fue a principios de los años cuarenta cuando Bebito y su esposa adquirieron la finca La Toledana, en el municipio de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), en el parque de Cabañeros.
Aquel oasis en medio de la dehesa se convirtió en refugio para los infantes, sus hijos y ahora también sus nietos y bisnietos. Los espectaculares predios cuentan con un magnífico cigarral, obra de Luis Eizaguirre. Bebito fundó el hierro Flor de Lis, que se dedicaba a la cría de caballos y que legó a la abuela de Teresa Urquijo, mientras que Doña Alicia introdujo en nuestro país el teckel de pelo duro y el drahthaar alemán.
Las joyas de María Antonieta
Además de su pasión por los perros y de haberse convertido en una de las primeras mujeres cazadoras de España, la infanta Alicia, que se quedó viuda en 1964 y murió en 2017 a los 99 años, tenía una impresionante colección, que había pertenecido a la famosa reina María Antonieta de Francia. Antes de ser ejecutada, la esposa de Luis XVI de Francia fue precavida. Mandó a su confidente, el conde de Mercy-Argenteau, que vivía en Viena, algunas de sus joyas más especiales. Tras su desaparición, las piezas fueron entregadas a su única hija y superviviente, María Teresa de Francia, conocida como Madame Royale, quien, tras una infancia privilegiada en el Palacio de Versalles, se tuvo que enfrentar a la inesperada tragedia de ver las vidas de sus padres, su hermano y su tía, Isabel, uno de sus mayores apoyos, sesgadas en la guillotina. Madame Royale se casó con su primo, Luis Antonio de Artois, duque de Angulema. En 1814, tras un doloroso exilio, regresó a Francia.
Sin embargo, en 1830 una nueva revolución la obligó a dejar su país por segunda vez. En esta ocasión fue para siempre. Murió en Viena en 1851 y legó estos brazaletes que se han subastado esta semana a su sobrina, Luisa de Artois, quien se casaría con Carlos III de Parma. Así fue como las joyas fueron pasando de generación en generación hasta llegar a manos de Elías de Borbón-Parma, nieto de Luisa de Artois, y, por extensión, a su hija, la infanta Alicia.
La Reina María Antonieta. / GTRES
De entre todas las joyas, sobresale una perla que llevó la reina María Antonieta en numerosas ocasiones. El colgante también lo lució la infanta Alicia varias veces y fue vendido en una subasta celebrada en 2018 por 32 millones de euros. Un precio que pagó la multimillonaria austríaca Heidi Goëss-Horten, la cuarta fortuna del país alpino, fallecida en 2022. La bisabuela política de Almeida también poseía un fascinante broche de finales del siglo XVIII de la malograda esposa de Luis XVI de Francia, que alcanzó dos millones de euros en la citada subasta de 2018, y dos brazaletes de 112 diamantes, que salieron a la venta en 2021 por siete millones de euros. Con esta subasta y su muerte, se perdió un pedazo de la historia de España.