Internacional

Las prospecciones de hidrocarburos en el Mediterráneo oriental tensan las relaciones diplomáticas entre Grecia y Turquía

Grecia ha anunciado que se está preparando ante la posibilidad de que Ankara cumpla con sus amenazas de iniciar las exploraciones de hidrocarburos en las islas griegas de Creta o Kastellorizo. El diario griego Ekathimerini ha informado este martes de que Atenas está sopesando sus opciones diplomáticas, al mismo tiempo que trata de mantener los canales de comunicación con Ankara, a pesar de la postura contraria del Ejecutivo de Erdogan, quien podría iniciar estas exploraciones durante los meses de verano. 

Este anuncio se ha producido después de que Turquía divulgara lo que supuestamente eran negociaciones secretas entre altos cargos griegos, turcos y alemanes a principios de este mes.  El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, ha viajado a Grecia para analizar las relaciones entre Atenas y Ankara e intentar llegar a un entendimiento entre las posiciones expresadas por los líderes de la UE sobre este asunto y el propio Ejecutivo turco.

Así, según este periódico, durante esta cumbre, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha instado a sus homólogos europeos a “establecer sanciones duras contra Turquía” en respuesta a las actuaciones perpetradas por Ankara en el Mediterráneo oriental durante los últimos meses. No obstante, Grecia también teme que el mandatario turco intervenga durante las próximas semanas en el Mediterráneo oriental, con el objetivo de evitar que Atenas y El Cairo lleguen a un acuerdo sobre delimitación de una zona económica exclusiva entre ambos países.

Históricamente, esta región ha sido un foco de tensiones. Por un lado, es la puerta hacia el Mar Rojo a través de Egipto y, por otra, la entrada hacia Europa. Aunque los lazos entre los países europeos y otros países del sur y del este del Mediterráneo se remontan a hace varios siglos, el descubrimiento de grandes depósitos de gas por parte de Israel, Egipto y Líbano en 2009 ha abierto una nueva herida en la zona.  El comienzo de la tensa relación entre ambos países se remonta a 2018. Tras descubrir depósitos de gas en Chipre, la petrolera italiana Eni envió una embarcación a la región que fue bloqueada por Turquía. Erdogan aseguró que “no iba a permitir que ninguna empresa extranjera amenazase los intereses de Turquía” provocando que embarcación acabase retirándose.  Desde entonces, las tensiones entre Grecia, que apoya a Chipre, y Turquía, han sido una constante.

Durante las últimas semanas, la prensa progubernamental de Turquía ha denunciado el viaje el helicóptero del Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, por las aguas del Mediterráneo como una “fea provocación”.  No obstante, algunos países de la UE también acusan a Ankara de comportarse de una manera provocativa al intentar explotar los recursos de gas de esta zona, que están sujetos a reclamos de al menos ocho países, entre ellos Libia, Egipto o Israel, de acuerdo con el periódico Financial Times.

Los ministros de Asuntos Exteriores de Grecia, Chipre, Egipto, Francia y Emiratos Árabes Unidos denunciaron el pasado mes de mayo a través de una declaración oficial las “continuas actividades ilegales” por parte de Turquía en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Chipre y sus aguas territoriales.  Las raíces del conflicto diplomático entre Chipre y Ankara son principalmente políticas y es que, durante más de medio siglo, esta isla ha estado dividido entre la población grecochipriota y los turcochipriotas. Ankara siempre se ha posicionado como la protectora de estos últimos y, de hecho, es el único país, que reconoce este enclave como un estado independiente.

Tras el descubrimiento de estos yacimientos, Turquía ha intentado en reiteradas ocasiones interrumpir las actividades de las compañías petroleras que perforaban bajo licencias emitidas por Chipre.  Los desacuerdos sobre quién puede o no explotar el gas en el Mare Nostrum han puesto sobre la cuerda floja las relaciones diplomáticas entre varios de estos países y han dificultado la resolución del conflicto libio. El futuro de esta región depende, en gran parte, de los movimientos de Turquía y de las decisiones de la cooperación trilateral entre Grecia, Israel y Chipre.