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Sumar equipara a Loyola de Palacio con la inhumana ‘Pasionaria’ y pide cuadros para ambas en el Congreso

Los de Yolanda Díaz equiparan a la polémica Pasionaria con la que fuese primera mujer en vicepresidir la UE

Pasionaria
Yolanda Díaz, Loyola de Palacio y La Pasionaria.
Pelayo Barro

Sumar está tratando de colocar en el Congreso un retrato de Dolores Ibárruri, conocida como La Pasionaria, una figura histórica para el Partido Comunista de España (PCE) marcada por su retórica violenta. Ella fue quien incitó a purgar masivamente a los «quintacolumnistas» que no fueran afines al comunismo en el bando republicano durante la Guerra Civil. Y para lograrlo, busca el apoyo del PP ofreciéndole a cambio respaldar la colocación de otro retrato de Loyola de Palacio, la ministra de José María Aznar que hizo historia al convertirse en la primera mujer española en alcanzar la vicepresidencia de la Comisión Europea.

Para Sumar, La Pasionaria acumuló durante su paso por el Congreso de los Diputados suficiente entidad como para ser rememorada al nivel de Loyola de Palacio o Soledad Becerril.

La dirigente comunista es la gran apuesta de los de Yolanda Díaz para aumentar la representación de mujeres en los retratos que adornan el Congreso. Un lugar en el que Ibárruri pronunció algunas de las frases más infames de la historia de la Cámara, como aquella polémica «este hombre ha hablado por última vez» que se le atribuye y que le dedicó a Calvo Sotelo antes de que fuera asesinado por escoltas policiales adscritos al PSOE. Pese a que no existe registro de tal frase en el diario de sesiones de aquel 16 de junio de 1936, algunos historiadores señalan que los diputados, por aquel entonces, revisaban profusamente esos registros para eliminar algunas referencias de sus discursos.

De lo que sí hay constancia histórica es de que fue ella quien incitó las purgas masivas contra los «quintacolumnistas», el enemigo oculto tras las propias filas, en las que fueron asesinados cientos de combatientes del bando republicano. O que respaldó, una vez iniciada la guerra, la política de detenciones y checas que aplicó su compañero comunista Santiago Carrillo en Madrid.

Ella fue también quien pronunció aquel «¡No pasarán!» del 19 de julio de 1936, siendo entonces diputada del Frente Popular por Asturias. «España entera se dispone al combate», proclamó Ibárruri llamando a las armas a «comunistas, socialistas y anarquistas». «¡Que nadie vacile, todos dispuestos para la acción! Cada obrero, cada antifascista debe considerarse un soldado en armas», arengó en los micrófonos del Ministerio de Gobernación, en Madrid.

Más mujeres

Actualmente, la presencia femenina en las paredes del Palacio del Congreso, dejando de lado a las reinas, está restringida a los retratos de las presidentas de la Cámara y a imágenes de Clara Campoamor, defensora del sufragio femenino en la Constitución de 1931. Es por esto que, a principios de este año, la socialista Francina Armengol, presidenta de la Cámara, propuso aumentar el número de mujeres homenajeadas en el Palacio, incluyendo cuatro nuevos tondos.

Esta colección de retratos circulares, mayormente dedicada a políticos del siglo XIX, ya fue ampliada en 2011 bajo la presidencia del socialista José Bono, cuando se añadieron los retratos de Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, y de Adolfo Suárez, primer jefe del Ejecutivo tras la dictadura.

Tras la iniciativa de Armengol, los tres principales grupos representados en la Mesa del Congreso -PP, PSOE y Sumar- presentaron sus sugerencias. PSOE y Sumar coincidieron en proponer a Clara Campoamor y Victoria Kent, ambas diputadas de la Segunda República.

Por su parte, el PSOE también propuso a tres socialistas destacadas de la legislatura constituyente: Carmen García Bloise, Carlota Bustelo, la primera directora del Instituto de la Mujer, y Marta Ángela Mata Garriga, pedagoga y parlamentaria del PSC.

Sumar, además de Campoamor y Kent, puso sobre la mesa el nombre de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, cuya trayectoria, manchada por su inflexible ideología y su participación en la Guerra Civil, sigue generando controversia. También sugirieron a la anarquista Federica Montseny, primera mujer en dirigir un ministerio en España, aunque finalmente su nombre fue descartado por no haber sido diputada.

El PP, por su lado, apostó por figuras de gran relevancia en la política democrática, como Soledad Becerril, primera ministra en la etapa democrática y primera Defensora del Pueblo; Nona Inés Vilariño, diputada de la UCD por La Coruña; María Victoria Fernández España, primera mujer con un puesto en la Mesa del Congreso; y Loyola de Palacio, cuya carrera en la política española e internacional ha dejado una huella imborrable, sobre todo por su histórica vicepresidencia en la Comisión Europea.

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