España

Sánchez hunde las inversiones extranjeras en España: 22.000 millones menos de enero a septiembre de 2019

Pedro Sánchez llegó a La Moncloa aupado, entre otros, por Podemos, ERC y Bildu, formaciones gracias a las cuales sigue en el poder. Pero esas alianzas con radicales han tenido ya graves consecuencias más allá de consideraciones políticas: la inversión extranjera en España ha caído en picado.

Así, los fríos números dictan sentencia: frente a los 32.431.544 millones de euros que se captaron como inversión empresarial extranjera neta -las entradas menos las salidas- en 2018 en España, 2019 amenaza con cerrar con un auténtico batacazo. Con los datos actuales -de enero a septiembre-, 2019 habría obtenido menos de un tercio de lo captado en el mismo periodo del año anterior. La cifra de los tres primeros trimestres del pasado año se queda en 10.607.944 millones, con lo que la pérdida frente al ejercicio previo asciende a 21.823.600 millones.

La cifra neta de 2018 fue especialmente buena. Hay que tener en cuenta que las decisiones de inversión se toman con tiempo y que las decisiones para un ejercicio habitualmente son tomadas en el ejercicio previo por motivos obvios de preparativos financieros y legales. Pero, si las decisiones de inversión se piensan con tiento, las de escapada o bloqueo es fácil comprobar que se toman de forma más rápida y por miedo a lo que pueda ocurrir en un país.

Así, la cifra de 2019 tendrá complicado superar no sólo el buen año 2018, sino también los 14.391.432 millones totales de 2017, los 19.581.905 de 2016, o los 18.485.056 de 2015.

La inestabilidad jurídica y política tiene un elevado coste en economía. El coste de que nadie quiere arriesgarse al anuncio continuo de subidas de impuestos, de incrementos del Salario Mínimo Interprofesional, de las cotizaciones sociales, de barreras burocráticas, etc. Y este Gobierno ha batido los récords de anuncios negativos para la empresas.

No se trata de una noticia inesperada. Todo lo contrario. La Comisión Europea ya recortó hace meses y hasta el 1,9% su previsión de crecimiento del PIB de España para 2019, un porcentaje que es cuatro décimas inferior al que estimaba en verano y dos décimas inferior a la proyección del Ejecutivo de Sánchez, al tiempo que ha advertido en repetidas ocasiones de que los riesgos se enmarcan en un contexto de «elevada» incertidumbre.

Bruselas explicó en aquel momento que la mitad de esta rebaja se debía a la revisión estadística de la Contabilidad Nacional Anual realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la otra mitad a una previsión más débil en el segundo semestre de 2019.

Pero lo más importante fue el aviso de Europa. Y es que Bruselas advirtió de que la economía española se enfrenta a riesgos «a la baja» en un contexto de «elevada incertidumbre» tanto interna como externa. En el primer grupo citó el aumento del ahorro por parte de los hogares, que deprime el consumo privado, mientras que en el segundo nombró las tensiones comerciales globales.

El Ejecutivo comunitario avanzó que el incremento del PIB español seguirá ralentizándose durante los dos años siguientes, con un crecimiento del 1,5% en 2020 y del 1,4% en 2021.

Y en materia de déficit público, las previsiones europeas prevén que España cierre este año en el 2,3%, tres décimas más que lo que calcula el Gobierno en el Plan Presupuestario enviado a Bruselas a mediados de octubre. Es más, las autoridades europeas estiman que el déficit estructural (que elimina del cálculo la aportación del ciclo) aumentará «levemente» y alcanzará el 3,25% en 2020, antes de mejorar «marginalmente» un año después.

Y lo más preocupante: todos los avisos de incremento de gasto y costes empresariales realizados por el PSOE y sus socios no ayudarán lo más mínimo en este contexto.