Sánchez admitió en 2018 que el cuartel de Loyola era «prioritario» para Defensa y ahora lo regala al PNV
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pactado con el líder del PNV, Iñigo Urkullu, la entrega de la propiedad sobre los terrenos donde se levanta el acuartelamiento de Loyola en San Sebastián (Guipúzcoa) a cambio del apoyo de los nacionalistas vascos a los presupuestos. Y lo ha hecho tan sólo dos años después de que, recién estrenado su primer Gobierno, advirtiese en el Congreso que esta base militar era «prioritaria» para «los intereses de la Defensa Nacional», defendiendo así la categoría de zona estratégica a la que la elevó el Ejecutivo de Mariano Rajoy sólo 24 horas antes de la moción de censura que le desalojaría de La Moncloa.
En otro giro radical de postulados, el Gobierno de Sánchez ha dejado de considerar «prioritario» el acuartelamiento militar de Loyola, convirtiéndolo en moneda de cambio con el nacionalismo vasco.
El 20 de julio de 2018, con Sánchez ya instalado en La Moncloa, el Gobierno registró en el Congreso de los Diputados una respuesta por escrito dirigida a Ciudadanos sobre este cuartel de San Sebastián, que fue pieza clave durante décadas de lucha contra ETA. La pregunta de la formación presidida entonces por Albert Rivera solicitaba información al Gobierno sobre cuándo se haría efectiva la declaración de zona de interés para la Defensa Nacional que había tramitado in extremis el Gobierno de Rajoy.
Esta figura legal que el PP otorgó a Loyola, que entró en vigor con su publicación en el BOE del 30 de mayo de ese año, tan sólo 24 horas antes de que comenzase el debate de la moción de censura, supone en la práctica un blindaje administrativo de las 17 hectáreas que ocupan las instalaciones militares de Loyola.
De «preservarla» a regalarla
La respuesta parlamentaria del Gobierno, difundida ya bajo la batuta de Sánchez -que había tomado posesión el 2 de junio de 2018-, era muy clara al respecto de los objetivos que perseguía ese blindaje: «Para preservar la propiedad militar y sus instalaciones de cualquier actuación que pudiera afectarla, y considerados y ponderados los distintos intereses que puedan incidir, se han considerado prioritarios los intereses de la Defensa Nacional en las zonas declaradas», haciendo referencia a Loyola y al campo de maniobras de Jaizquibel, situado también en la provincia de Guipúzcoa.
«Se señala que los correspondientes Reales Decretos de declaración de las diferentes zonas, ya han sido publicados recientemente en el Boletín Oficial del Estado entre el 30 de mayo y el 12 de junio. En ellos se indican las coordenadas delimitantes, las limitaciones y las condiciones», aseguraba entonces el Gobierno de Sánchez en la Cámara Baja.
El Ejecutivo asumía que «la Defensa Nacional es una función política del Gobierno, expresada en la Constitución en el artículo 149.1.4.ª. El Estado tiene la competencia exclusiva de su defensa y el Gobierno dirige esta función de acuerdo con el artículo 97 y le corresponde adoptar las decisiones necesarias para su mejor eficacia».
«Esta eficacia precisa disponer de Bases y campos de entrenamiento para los Ejércitos y la Armada, que permitan alcanzar con la máxima garantía los objetivos de adiestramiento que aseguren el cumplimiento de las misiones que le son asignadas en la Ley Orgánica 5/2005 , de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional».
De Loyola a Irak
Pese a que en los últimos días se ha trasladado la idea de que se trata de una unidad en descomposición e incluso de instalaciones fuera de servicio, los efectivos del Regimiento de Infantería ‘Tercio Viejo de Sicilia 67’ continúan realizando misiones de gran peso estratégico en la defensa de España y en los compromisos internacionales con la OTAN y la UE. Parte de sus 400 integrantes fueron desplegados este 2020 en Irak. Una operación que sufrió contratiempos por la aparición de la pandemia del coronavirus en primavera.
La misión de esos militares destinados en Loyola fue la de instruir al ejército iraquí en su lucha contra el terrorismo del Daesh y proporcionar seguridad al contingente en la base de Besmayah, donde se encuentra el grueso de las tropas españoles en el país árabe.
Otra de las misiones que lleva a cabo este regimiento es la de adiestrarse conjuntamente con efectivos de la Guardia Civil de la Comandancia de Guipúzcoa, especialmente con miembros de las unidades de élite GAR especializadas en lucha antiterrorista y que en su día fueron un auténtico quebradero de cabeza para los comandos de ETA.
Siete veces en la diana de ETA
De hecho, la banda terrorista ha tenido en su diana al cuartel de Loyola desde hace décadas. Las instalaciones han sufrido hasta 7 atentados de todo tipo, en los que fallecieron en dos ataques dos militares que prestaban servicio en el acuartelamiento.
Loyola fue clave en la respuesta del Estado contra ETA. Desde allí, explican fuentes militares que conocen este papel determinante en la derrota de la sanguinaria banda, se realizaron muchas de las operaciones de inteligencia -civil y militar- que derivaron en golpes contra la estructura etarra.
Su cercanía a la frontera con Francia, recuerdan ex miembros de la lucha antiterrorista, permitió monitorizar el ir y venir de muchos de los terroristas que atentaban en España y se refugiaban en suelo galo durante los llamados ‘Años de Plomo’, en la década de los 80.
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