Junts llama a la «desobediencia civil» durante la presidencia de la UE para «doblegar» al Estado
Puigdemont a su núcleo duro: «Bloquear la política española es un triunfo»
Junts apuesta por dejar que el PP presida el Congreso para presionar a Sánchez: «Hay que darle un toque»
Junts, partido decisivo para la investidura de Pedro Sánchez, ve en la Presidencia española de la Unión Europea una «oportunidad única» para presionar por la independencia y llevar a cabo sus fines políticos mediante la «movilización en la calle». El partido plantea así lo que llaman «desobediencia civil» -acciones radicales de protesta- en un momento de máxima visibilidad para España a nivel internacional, con vistas a retar al Estado a negociar la secesión. Carles Puigdemont, de cuyos votos depende que Sánchez siga en La Moncloa, sigue firme en sus dos grandes condiciones: una amnistía total -que, según sus cálculos, afectará a 4.000 independentistas condenados o sancionados por su vinculación con el procés- y la celebración de un referéndum.
El plan figura en su ponencia política, la hoja de ruta con la que pretenden hacer efectivo «el mandato del 1 de octubre»: «La Presidencia del Consejo Europeo por el Estado español a partir del 1 de julio de 2023 es una oportunidad única para movilizarnos en la calle y, a nivel internacional, mostrar la anomalía democrática que supone un Estado contrario a la autodeterminación con exiliados y represaliados políticos», esgrime el partido, en una actitud de abierta confrontación.
Y es que esa estrategia, sin concesiones, vertebra toda su táctica política: «Debemos ser más determinados. Junts asume plenamente como estrategia para lograr la plena efectividad de la independencia de Cataluña el enfrentamiento con el Estado español, utilizando la desobediencia civil organizada y la no cooperación de forma democrática». «Éste [enfrentamiento] debe ser compatible con cualquiera de estas dos situaciones: forzar una negociación con el Estado (que tenga como objetivo un eventual referéndum acordado) o alcanzar la independencia a través de la vía unilateral como consecuencia de la imposibilidad de llegar a una salida pactada», expone la formación liderada por Carles Puigdemont.
Para ello, no esconde que una de sus cartas de presión es la movilización activa en la calle, para lo que, advierten, «habrá que planificar y poner en marcha aquellas acciones de desobediencia civil, pacíficas, contundentes y creíbles que permitan reactivar gran parte de la sociedad catalana, para manifestarse de forma indefinida y actuar de forma determinada, valiente y decidida hasta conquistar la libertad colectiva». El partido sostiene que «el enfrentamiento y movilización ciudadana, en favor de la República Catalana, debe encontrar en todo momento la complicidad en las instituciones, para impedir que actos de desobediencia cívica impulsadas por la ciudadanía sean reprimidas». El documento también matiza que «los cargos de Junts conocen y aceptan los riesgos que pueden comportar los actos de desobediencia»: «En Junts no somos partidarios del riesgo gratuito».
Tsunami
Ese llamamiento a la desobediencia ciudadana apela directamente al llamado Tsunami Democràtic, la movilización que cobró protagonismo tras la sentencia del procés y que, entre otros, protagonizó disturbios como el colapso del aeropuerto del Prat y el corte de la autopista A7 en la frontera con Francia. Hechos que el juez instructor entiende que responden a un delito de terrorismo y, por tanto, habrían de ser juzgados en la Audiencia Nacional. No lo ve así la Fiscalía, que aspira a que las actuaciones sean remitidas a los juzgados catalanes, lo que sería del agrado de Sánchez. Carles Puigdemont alentó abiertamente los actos radicales del activismo, y el entorno directo del ex president fue investigado.
La sensación mayoritaria en Junts es, no obstante, que el mejor escenario es la confrontación y el bloqueo de la gobernabilidad. Así se lo ha trasladado Puigdemont a su entorno directo: «Bloquear la política española es un triunfo».
Alineado con las tesis más duras de su partido, Puigdemont no vería inconveniente en impedir que Sánchez reedite en La Moncloa y que ese bloqueo lleve a una nueva repetición electoral.
La conformación de la Mesa del Congreso, el jueves, es clave para saber cómo se decantarán las mayorías de cara a una eventual investidura. En este sentido, una abstención de Junts podría facilitar que el PP se haga con la Presidencia de la Cámara Baja. Un escenario que no se descarta, pues dentro de Junts creen que «hay que dar un toque» al socialista para tensar las negociaciones.
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