Google advierte de que en 10 años «habrá una segunda revolución industrial»: estas serán sus características
Pese a que los cambios tecnológicos son constantes en la era actual, Google ha anunciado que en la próxima década se logrará hacer un ordenador cuántico sin errores, lo que supondrá «una segunda revolución industrial».
Lo ha dicho a EFE el informático Sergio Boixo (León, 1973), científico jefe del grupo de Teoría de Computación Cuántica de Google, quien participó en el equipo que anunció recientemente que había logrado la «supremacía cuántica», es decir, había conseguido realizar en 200 segundos con un computador cuántico una operación que requeriría 10.000 años en un superodenador tradicional.
Apenas trascendió este hito, IBM aseguró haber efectuado este cálculo con un ordenador tradicional en 2,5 días y con unos resultados más fiables. Además, su director de investigación, Darío Gil, cuestiona, en una nota facilitada a EFE por IBM, el término «supremacía», ya que los ordenadores cuánticos no son algo supremo por un experimento sin aplicación práctica, en alusión al de Google.
Al margen de matices, el desafío por conquistar esta tecnología pasa por fabricar ordenadores sin errores, algo que, según Boixo, puede ocurrir «en unos 10 años», cuando prevé que se produzca una «segunda revolución industrial», que será «más eficiente», consumirá menos energía y tendrá un gran impacto en la lucha contra el cambio climático.
De momento, la computación cuántica está en fase experimental, pero se calcula que en 2024 ya pueda generar entre 2.000 y 5.000 millones de dólares anuales (entre 1.880 y 4.520 euros), en forma de ingresos y ahorro de costes para las industrias, según un reciente estudio de la consultora Boston Consulting Group (BCG).
A medida que esta tecnología madure, el ahorro avanzará y se calcula que en 2050 esta cifra se sitúe entre los 450.000 y 850.000 millones de dólares anuales (406.035 y 766.955 millones de euros).
La inversión en tecnología cuántica también crece, según ha recordado Boixo: EEUU ha anunciado hace poco un programa de inversión pública de 1.200 millones de dólares (1.085 millones de euros); Europa tiene otro de 1.000 millones de euros en 10 años y, países como China, están en esta carrera.
El beneficio más importante de la computación cuántica recae en industrias que requieran simulaciones de operaciones complejas, que necesitan una potencia informática que un ordenador al uso no les puede ofrecer.
Un ejemplo: para fabricar fertilizantes se utiliza un proceso de fijación de Nitrógeno, que consume el 2 % de la energía mundial y que actualmente se hace mediante ensayo y error. «Creemos que esto se puede hacer de una forma más eficiente con computación cuántica, pero aún no hemos sido capaces», afirma Boixo en conversación telefónica. El día que se logre el ahorro de energía será brutal.
Para hacerse una idea, Boixo se refiere a su reciente cálculo con un computador cuántico y defiende que un ordenador clásico requeriría al menos 10 millones de veces más energía.
Los fabricantes de automóviles y aviones aprecian las ventajas de esta tecnología, teniendo en cuenta que sus simulaciones son complejas. De hecho, empresas como Airbus ya están apostando por la computación cuántica para buscar soluciones, según el estudio de BCG.
Esta tecnología tendrá su aplicación también en medicina, ya que permitirá conseguir fármacos más eficientes y de una forma más rápida, al evitar las pruebas actuales de ensayo y error.
Los principales actores de la computación cuántica se han asociado para investigar en este campo. Así, entre otras, Google se han unido a Volkswagen para simular baterías de alto rendimiento, y Microsoft con Pacific Northwest National Laboratory para crear una herramienta que ayude a resolver problemas de química complejos.
IBM lanzó en octubre el ordenador comercial más potente del mundo, de 53 cúbits (bits cuánticos), mientras que Google cuenta con uno de 72 cúbits, que no está disponible para terceros.
Un ordenador tradicional trabaja con operaciones binarias basadas en dos estados, el 0 y 1 (bits), mientras que uno cuántico usa múltiples estados (cúbits) que permiten, a mayor número, más interacciones y operaciones complejas.
La reciente investigación de Google ha demostrado básicamente tres cosas: una, que la computación cuántica existe experimentalmente; dos, que se puede aplicar en sistemas complejos (de hasta trece órdenes de magnitud más que antes), y tres, que es distinta de la clásica, que en cierto modo se parece más al ábaco, según Boixo.
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