Era evidente. Los jugadores del Real Madrid tenían muchas ganas de hablar en el terreno de juego y explicarle a Lamine Yamal que sus palabras previas al Clásico, en las que acusaba a los blancos de quejarse y robar, además de menospreciar a sus compañeros de profesión, habían molestado profundamente. Todo esto retumbó con fuerza en la caseta madridista y elevó la temperatura de los futbolistas de Xabi Alonso hasta el punto de que, al acabar un duelo en el que los madridistas fueron tremendamente superiores a los azulgranas -siendo el 2-1 un marcador muy corto-, una de las frases que más se repetía en la celebración era la siguiente: «¡Gracias, Lamine!».
Esta fue la principal reflexión de jugadores y cuerpo técnico tras ganar el Clásico en el estadio Santiago Bernabéu. La extramotivación que los futbolistas necesitaban para dar un golpe encima de la mesa llegó con las inapropiadas palabras de Lamine Yamal.
Tras el encuentro, Xabi Alonso prefirió pasar de puntillas por este tema, mientras que sus jugadores no lo ocultaron a la hora de atender a los medios de comunicación. Ni siquiera en el césped, cuando futbolistas como Carvajal, capitán del Real Madrid, no dudaron en decirle a Lamine Yamal que hablaba mucho fuera del terreno de juego.
Lo que es una evidencia es que Lamine Yamal fue clave en la actitud de los jugadores del Real Madrid, que se mostraron tremendamente intensos durante todo el partido, hasta el punto de arrollar por tramos a un Barcelona muy superado. En definitiva, las palabras del internacional español hicieron más daño a su propio equipo que a los blancos, ya que en el vestuario madridista las utilizaron como un estímulo para subir la adrenalina.
Sorprendidos con Flick
En el vestuario del Real Madrid también sorprendió la actitud de Flick, que no salió a rueda de prensa tras perder el Clásico en el Bernabéu. Fue Marcus Sorg quien tomó la palabra ante los medios de comunicación y tuvo que responder a las preguntas sobre Lamine Yamal. Llamó la atención en la caseta madridista que el entrenador alemán, a pesar de estar sancionado y tener que ver el encuentro desde una cabina de prensa del coliseo madridista, no diese la cara para defender a su equipo y, sobre todo, a su jugador.