Nunca se había visto nada igual en la Liga española ni en ninguna. Un robo escandaloso, no ya para hacer un vídeo sino un documental. Gil Manzano prevaricó al pitar el final del partido cuando Brahim había centrado y Bellingham remataba para hacer el 2-3. Fue un escándalo para retirarse de la competición. El inglés se llevó la roja y el Real Madrid un punto gracias a un imponente doblete de Vinicius que remontó el 2-0 inicial.
Si Gil Manzano llega a anular un gol así al Valencia, que era el local, o a cualquier otro equipo que hubiera puesto campo, habría tenido que salir de la provincia escoltado y en el Falcon de Pedro Sánchez. Vendrán ahora los puristas, los panenkitas del Reglamento y la cohorte de pelotas de Tebas y de la Federación a decir que el final del partido estaba bien pitado, pero esa campaña no desmontará la verdad. Y la verdad es que fue un robo. Un escándalo arbitral de tamaño sideral en una competición que ya no se cree nadie. Y que ya no tiene remedio.
En fin, además del robo, pasó esto. Ancelotti, viejo y experto como un tornero eibarrés, sabía lo que se jugaba en Mestalla. Y lo que se le viene al Real Madrid por delante, si el Leipzig no le corta las alas, en una Champions que huele a Decimoquinta a poco que Haaland o De Bruyne se constipen. Carletto sabe que tiene un problema en el centro de la defensa que sólo se lo arregla la pareja Rüdiger-Tchouaméni y es la que dispuso ante el Valencia. Dejó en el banquillo a un Nacho que no está ya para estas batallas y alineó a sus once mejores futbolistas.
Por si alguno se pierde estos son los once que ponía el Real Madrid en Mestalla para enfrentarse al Valencia: Lunin; Carvajal, Rüdiger, Tchouaméni, Mendy; Kroos, Camavinga, Valverde, Bellingham; Rodrygo y Vinicius. Un equipazo. No lo tenía mejor Ancelotti ni lo tiene mejor el REal Madrid.
Sin incidentes y con gritos de “¡baila, Vini, baila!”. Así llegó Vinicius a Mestalla. @okdiario pic.twitter.com/mX0Q7MBptv
— Iván Martín (@IvanMartinCu) March 2, 2024
Enfrente un Valencia hiperventilado que tardó 18 segundos en hacer la primera falta. Y 36 en hacer la segunda.Y 52 en que Mestalla pitara al unísono a Vinicius en su primera pelota en el partido. Pero el Real madrid había salido mandón. Se adueñó de la pelota de una forma insultante y encerró al Valencia en su campo. A los tres minutos Yaremchuk hizo una entrada escalofriante a Tchouaméni en su propio campo y se llevó una amarilla que podría haber sido naranja, azul y hasta roja.
No se arrugó el Real Madrid y siguió presionando muy arriba al Valencia. Rodrygo le metió con el hombro a Gayá para devolverle la entrada por detrás del primer minuto. Dominaba el equipo de Ancelotti y se defendían los locales a base de empuje y palos. Apareció Vinicius en el 23 y fue derribado por Foulquier entre la línea del área y el interior. Era una falta como un piano que Gil Manzano no quiso pitar y el VAR ni estaba ni se le esperaba.
Dos tiros en el pie
En el 27 llegó el primer tiro a puerta del Valencia y el primer gol. Fue una jugada por la derecha en la que Vinicius regaló la pelota a Foulquier. Fue una pérdida estúpida propia de un delantero metido a defensa. La puso al segundo palo y allí centró Fran Pérez a donde fuera. El centro, que era un tiro enmascarado, golpeó en la cabeza de Hugo Duro, que estaba entre Valverde y Tchouaméni, y se coló ante la atónita mirada de Lunin.
El 1-0 dio paso al segundo, dos minutos después, en el que Carvajal asistió sin querer en un imperdonable pase atrás a Yaremchuk, que dribló a Lunin y marcó el segundo en el minuto 30. El 2-0 dejaba al Real Madrid tocado y a Ancelotti hundido. Incapaz ni de reaccionar desde e banquillo ni de hacer espabilar a un equipo desnortado.
Trató de reaccionar el Real Madrid asido más al talento de sus futbolistas que a la imaginación de su banquillo. Bellingham, casi desaparecido, intentó emerger entre líneas y asociarse con Vinicius. Poca cosa. Una falta botada por Kroos en el 41 fue la mejor aproximación del equipo blanco antes del descanso. O eso parecía.
Porque en el 49, ya con el añadido de tiempo cumplido, llegó el 1-2 del Real Madrid. Lo marcó Vinicius después de una asistencia de Carvajal que tocó en Javi Guerra y despistó primero a Mamardashvili y luego a los centrales. Y por allí apareció Vinicius para embocar, casi sin querer, y celebrarlo con el puño en alto con el gesto del Black Power de los atletas en México 68.
Con Mestalla indignado y nervioso, pero con un comportamiento impecable en su inmensa minoría, nos fuimos al descanso. Del que regresamos con un juego algo lento pero con un Real Madrid demasiado confiado en que acabaría remontando. La tuvo Bellingham muy clara en el 53 después de un maravilloso control dentro del área y cuyo remate lo sacó con el pie cuando ya estaba vencido Mamardashvili.
Reacciona el Madrid
Respondió el Valencia al filo de la hora de juego con una ocasión de Diego López a bocajarro que salvó bajo palos bien colocado Lunin. Apretaba Mestalla dispuesta a insuflar a su equipo el aire que le faltaba. En el 63 movió ficha Ancelotti: fuera Kroos y un desdibujadísimo Rodrygo y dentro Modric y Brahim.
Aguantaba el Valencia pero aún le quedaban entre unas cosas y otras casi 30 minutos por delante. Brahim mejoró al Real Madrid pero no lo suficiente. Ancelotti trató de inclinar el partido hacia la izquierda al meter a Fran García por Mendy y hacia el área con Joselu por Camavinga. Y en un centro al área llegó el 2-2 del Real Madrid. Lo marcó, faltaría más, Vinicius, con un cabezazo al segundo palo tras un centro medido de Brahim que se la puso en la testa al brasileño.
Lo celebró echándose las manos a las orejas para escuchar los pitos de Mestalla, que no se había cansado de insultarle. Sin gritos racistas, es cierto, pero con insultos de todo tipo. Algunos jugadores del Valencia se encararon con el madridista, que sólo daba rienda suelta a la presión que lleva meses soportando.
Con el partido más caliente que nunca llegó la escalofriante lesión de Diakhaby, al que le cayó encima Tchouaméni en una acción trabada. La lesión fue tan grave que todos los jugadores se echaron las manos a la cabeza. A Mestalla se le paró el corazón y le volvió a latir unos minutos después cuando Gil Manzano pitó un penalti inexistente sobre Hugo Duro. Fran García le había quitado limpiamente la pelota, menos mal que el VAR le advirtió y corrigió su cagada.
Estábamos ya pasados de tiempo y aún pasaron más cosas en la recta final de la batalla. No se alteró el resultado pese al arreón final del Valencia. Pero no se alteró porque no lo permitió Gil Manzano al no dar validez al gol legal de Bellingham, un tanto que no subió al marcador pero que pasará a la historia como uno de los escándalos más grandes de la historia de la Liga.
Negreira estaría orgulloso.